ABC (España)
El líder de la oposición venezolana está convencido de que Maduro no terminará su mandato, pero su único reto ahora es evitar que la crisis hunda a Venezuela
El excandidato presidencial y gobernador del estado de Miranda, Henrique Capriles, rompe su silencio después de las municipales del 8 de diciembre —que demostraron que Venezuela
sigue dividida— y recibe a ABC en su despacho de Bello Monte, en
Caracas. Después de su sonada ausencia en la reunión que el presidente Nicolás Maduro convocó esta semana en el Palacio de Miraflores, Capriles reta a un «cara a cara» al sucesor de Hugo Chávez. Pero le advierte de que «si voy a Miraflores, es para plantear a fondo los problemas y buscar una solución a la crisis».
Frente a una economía dependiente de las importaciones que «va por un
barranco», el líder de la oposición emprende ahora la lucha política
desde una perspectiva social.
«Me preocupa 2014, el país va por un barranco»
—La fiebre del país está subiendo a 40 grados centígrados.
Hay dos opciones: o el Gobierno aplica la medicina que no está aplicando
o el paciente irá a cuidados intensivos. Lo digo como venezolano, no
como líder de la alternativa democrática: estoy sumamente preocupado por
lo que se vislumbra para el próximo año. No soy economista, pero no
tengo que serlo para darme cuenta. El país va por un barranco.
—¿Cómo de crítica es la situación?
—Nuestra economía prácticamente depende de la importación,
entre el 70, el 80 y casi el 100% en algunos sectores. Las reservas
internacionales y la capacidad financiera están en su más bajo nivel.
Los chinos ya no siguen prestando dinero como antes. El costo de la
financiación es sumamente alto. El Gobierno no da ninguna señal de
confianza para que vengan los inversores. Cambian el tipo cambiario. El
país se ha convertido en un mercado negro para todas las transacciones.
—¿Qué medidas toma el Gobierno para hacer frente a la crisis?
—Imprimir dinero inorgánico.
—¿Hay riesgo de que caiga el presidente Nicolás Maduro?
—No quiero una salida que sea por un golpe. Y lo repito
siempre porque sería más desastroso para el país. Ojalá que el Gobierno,
con su intención de «vamos a dialogar», entienda que con ese modelo nos
está conduciendo a los cuidados intensivos. No hay manera de sostener
una economía como lo plantea el Gobierno, con mayores controles y
restricciones, como lanzar operativos para el pollo, papel higiénico...
La población termina acostumbrándose a hacer cola para comprar de todo.
—¿Es viable el Plan de Patria socialista, el programa de gobierno que Maduro trata de imponer sin tener mayoría?
—Pienso que no. Llegará un momento en que reviente ese
modelo. No quiero que ese reventón tenga por respuesta un golpe militar.
Eso es lo peor que puede pasar.
—¿Y el diálogo?
—Maduro quiere dialogar para que lo reconozcan como
presidente. El diálogo no es para eso. Es obvio que ellos tienen una
parte del país y nosotros otra.
—¿Por qué no fue a la reunión que convocó Maduro esta semana en el Palacio de Miraflores?
—La reunión era para los alcaldes y si yo voy, deja de ser
una reunión de alcaldes. Si voy a Miraflores es para plantear a fondo
los problemas y buscar solución a la crisis.
—Se dice que, al ausentarse, perdió la oportunidad de enfrentarse a Maduro.
—Esa fue una reunión para alcaldes. Yo no quería el
protagonismo. Pero si el presidente quiere, podemos hacer una reunión
cara a cara.
—¿Nicolás Maduro busca legitimarse dialogando con la oposición?
—El problema de su legitimidad está a nivel internacional.
Pero él está ejerciendo la presidencia y mientras lo esté haciendo,
tiene que responder al país. Si el problema es el reconocimiento y él lo
busca condicionando el diálogo, eso está muy mal. Ahora el país está en
crisis y si el diálogo es para buscar soluciones entre todos, entonces
es distinto.
—¿Teme que empeore la crisis?
—Yo no quiero que el país se hunda, ese no es mi juego, ese
es su juego. Lo veo en el sabotaje que hace el chavismo en el estado de
Miranda con su apuesta para que me hunda. Mi juego es que el país salga
de la crisis.
—¿Qué le parece que el presidente cree entes paralelos y despoje de competencias a los alcaldes opositores?
—Es una bofetada a los ciudadanos, a la voluntad popular, a la Constitución. Es inaceptable.
«Venezuela está aplicando un modelo fracasado en otras partes»
—Absolutamente. Ningún país en el mundo como Venezuela está aplicando un modelo que ha fracasado en otras partes.
—¿Cuáles son sus previsiones sobre la inflación este año?
—El Banco Central no ha querido publicar el índice de
noviembre. Pero tengo la cifra. En noviembre ha subido un 4,8%. Están
maquillando la inflación para que no aparezca tan brutal.
—¿Las medidas que adoptó Nicolás Maduro para rebajar los precios no fueron efectivas?
—La inflación no se baja por decreto. Tendremos el 57% de
inflación anualizada hasta noviembre y al cierre de diciembre sería del
60%.
—¿Van a subir la gasolina?
—Parece que sí. Es obvio que la gasolina está regalada.
—Si en Venezuela suben la gasolina un 2.900%, ¿el Ejecutivo debería suspender el subsidio petrolero a Cuba y Petrocaribe?
—El Gobierno venezolano le está regalando a Cuba 4.000
millones de dólares anuales, y es mentira que sea para pagar a los
médicos cubanos. Son 100.000 barriles diarios los que le enviamos, de
los cuales Cuba no consume ni la mitad. ¿Qué hace con el otro 50%? Lo
revende. ¿Y quién se queda con ese dinero? El Gobierno cubano.
—¿Hay que suspender el subsidio a los países caribeños?
—Hay que revisar caso por caso. Se puede subsidiar pero no
regalar. Lo que hay que hacer es dejar de regalar nuestro petróleo. Y
este Gobierno tiene una caja negra en las cuentas pendientes de cobro.
«El día en que Venezuela deje de regalar petróleo a Cuba, ese país cambiará»
—Siempre he dicho que las facturas hay que cobrarlas. No
estamos para financiar regímenes de otros países. El día en que
Venezuela deje de regalar petróleo a Cuba, ese día los cubanos
cambiarán.
—¿Mantiene la tesis de que Maduro no llegará a concluir su mandato en 2019?
—La mantengo. Si este Gobierno va como va, a mí me cuesta
pensar que no se tenga que buscar una salida constitucional. Hay varias
opciones, pero primero tenemos que concentrarnos en resolver la crisis y
acompañar a nuestro pueblo.
—¿Qué le pasó después de las municipales del 8 de diciembre? ¿Su silencio y aislamiento son los signos de una derrota?
—No di una rueda de prensa porque no hay medios de
comunicación. Yo quería que el 8 de diciembre se diera una participación
contundente como la que se dio en las presidenciales del 14 de abril.
No se logró.
—¿Fue inútil el esfuerzo que dedicó a la campaña?
—No, no fue inútil porque subimos a 77 las alcaldías de la
oposición, casi duplicamos el número, pero esperaba un sentimiento de
cambio que no se manifestó en la votación. Fue un resultado agridulce.
El Gobierno no ganó y tampoco la oposición. El 8 de diciembre dejó al
país igual de dividido.
—¿Fue un error plantear la elección como un plebiscito?
—Al principio de la campaña dije que era un plebiscito, pero después no utilicé más esa palabra.
—¿Considera al líder opositor Leopoldo López como un rival porque aspira a ser presidente?
—Los deseos no empreñan. En Venezuela la lista de los que
desean ser presidente es muy larga. Ese cargo siempre ha tenido muchos
aspirantes. Mi obsesión no es ser presidente de la República. Lo mío es
que el país cambie.
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