lunes, 11 de enero de 2010

Gandola en picada

El Carabobeño 11/01/2010
¡Hasta cuándo!
Gandola en picada
Pablo Aure

Desde el sábado pasado los grandes titulares de la prensa están dedicados a la devaluación, al viernes negro a la inflación y en fin, al deterioro de nuestra economía. Se habla de lo que significará ese incremento en el costo de la vida pero, nos hemos distraído del asunto de las elecciones parlamentarias. Dejemos a otros cronistas que desarrollen el tema económico yo insistiré en el tema electoral.
De acuerdo con el sistema electoral confeccionado por los rojos rojitos, los diputados que se elegirán el próximo 26 de septiembre jamás representarán la verdadera composición política de nuestro país. Los parlamentos deben ser como un espejo que refleje la composición de una sociedad. Esto significa que si en Venezuela hay un treinta, cuarenta o cincuenta por ciento que se identifica con el llamado proceso revolucionario, pues, entonces, esa misma proporción debería estar presente en la Asamblea Nacional; ni más ni menos. Por eso, es una garantía democrática que los diputados se escojan respetando el principio de la representación proporcional, porque de esa manera todas las corrientes políticas tendrían oportunidad de tener representación legislativa. Lo deseable es que los parlamentos sean multicolores, para confeccionar leyes en consonancia con el sentir del pueblo. En nuestro país, así como hay chavistas, también hay adecos, copeyanos, justicieros o independientes. El mayor consenso es la meta democrática. En el Consejo Nacional Electoral se manejan dos escenarios para confeccionar los circuitos para la elección de los diputados a la Asamblea Nacional. Refirámonos solo al estado Carabobo. Sin querer ser pájaro de mal agüero, quiero decirles que en el mejor de los escenarios, tal y como nos han impuesto estas condiciones electorales aunado a la inactividad opositora, acá, en Carabobo, difícilmente la oposición logre obtener tres diputados. Me explico: nuestro estado elegirá 10 diputados: 3 por lista y 7 por circuito, para lo cual la entidad federal carabobeña artificiosamente la han dividido en tantos circuitos como diputados a elegir, o sea, en 7 circuitos. Escenarios posibles Primer escenario. Circuito 1: Montalbán, Bejuma, Juan José Mora y Libertador. Circuito 2: Puerto Cabello. Circuito 3: San Diego, Guacara. Diego Ibarra y San Joaquín. Circuito 4: Carlos Arvelo y Los Guayos. Circuito 5: las parroquias valencianas Candelaria, Catedral, El Socorro, San Blas, Santa Rosa y Rafael Urdaneta. Circuito 6: las parroquias valencianas Miguel Peña y Negro Primero. Circuito 7: Naguanagua y San José. En este primer escenario, si la oposición va unida pienso que tendría asegurado solamente el diputado por el circuito siete y que pudiera pelear el del circuito cinco, y por lo menos uno por lista. Y esto lo digo con ese pesimismo porque me da la impresión de que lastimosamente los partidos de la oposición han concentrado su esfuerzo sólo en San José y han abandonado la periferia del estado. Desde luego, sería una tragedia, y creo que tenemos tiempo de emprender correctivos y bajar a atender esas parroquias y esos municipios que, de paso, están completamente abandonados y desasistidos por la revolución. Ahora, si vamos divididos, yo creo que hasta el del circuito siete estaría en peligro. Segundo escenario. Circuito 1: Montalbán, Miranda, Bejuma y Juan José Mora. Circuito 2: Naguanagua y Puerto Cabello. Circuito 3: San Diego, Guacara, Diego Ibarra y San Joaquín. Circuito 4: Carlos Arvelo y Los Guayos. Circuito 5: las parroquias valencianas Candelaria, Catedral, El Socorro, San Blas, San José, Santa Rosa y Rafael Urdaneta. Circuito 6: las parroquias valencianas Miguel Peña y Negro Primero. Circuito 7: Libertador. Amigos, si en el primer escenario las cosas estaban color de hormiga para la oposición, este es menos alentador, ya que para disminuir la fuerza que representarían los votantes del municipio Naguanagua y de la parroquia San José, los separan y los unen a parroquias donde el oficialismo quizá tiene mayor presencia dado que sus programas demagógicos de vísperas electorales suele surtir más efecto, como son las misiones y las limosnas que el populismo revolucionario suele poner en ejecución. Aquí, en este escenario, si se logra consolidar la unidad, lamentablemente sólo se ganaría el diputado del circuito 5 y seguramente uno por lista. Pero insisto, todo obedece a que la oposición está concentrada en los viejos circuitos donde siempre ha salido más favorecida y sigue floja en penetrar las zonas populares con un mensaje sincero que devele la calamidad en que los ha sumido la ineficiencia e incapacidad del chavismo.
Tontos o corajudos
Pero, no nos cansaremos de advertirlo: no estamos enfrentándonos a un régimen democrático. La izquierda marxista no cree en el pluralismo. Todos sus pasos están milimétricamente calculados a la destrucción de la disidencia. Acabaron con el sistema de la representación proporcional de las minorías, violando frontalmente la Constitución; eliminaron el financiamiento de los partidos políticos, quedando sólo el oficialista PSUV con el apoyo descarado de todo el aparato estatal. Herméticamente manejan el sistema de votaciones y confeccionan circunscripciones electorales claramente fraudulentas para distribuir la votación oficialista en los espacios que le sean más favorables. Sancionan una Ley de Procesos Electorales incontestablemente contraria a los postulados constitucionales. Y envenenan el Registro Electoral Permanente. Todo esto lo hacen sin el menor estupor, y sin que los ciudadanos tengamos la esperanza de poder acudir a los órganos del Poder judicial a reclamar el apego a Derecho. El régimen le ordena al Parlamento qué Ley desea, y al Tribunal Supremo de Justicia, qué debe sentenciar. De eso nadie tiene dudas. Señores, la unidad es un propósito supremo. Cuando tengamos democracia cada cual puede hacer lo que quiera, pero, en estas circunstancias si no forzamos el encuentro, nos devorarán. Cualquier ciudadano con sentido común puede advertir la desfachatez gubernamental. Los demócratas tenemos que saber que en una nación seria el ejercicio de cargos públicos riñe con la militancia política concomitantemente. Que la función pública está sólo al servicio de los ciudadanos y no de parcialidad alguna. Una persona que está inscrita en el partido político de gobierno, y que además vocifera a los cuatro vientos ¡uh, ah, Chávez no se va!, no puede cuidar votos, ni tampoco ser Juez, o Fiscal, ni mucho menos Defensor del pueblo, o Contralor. Por donde lo miremos, Venezuela está en una encrucijada: o nos seguimos haciendo los tontos, o nos decidimos corajudamente a enfrentar este estado de cosas, saliendo unidos a las calles en reclamo de nuestra verdadera libertad.
Terrible conclusión
Esta desgraciada revolución que ha empobrecido nuestro país tiene como meta primordial desmoralizar a los venezolanos y sumergirlos en la basura. Esa meta es incompatible con el progreso. Un gobierno que al mismo tiempo que le regala energía eléctrica a otras naciones, se la raciona a los venezolanos; con ríos de grandes caudales y matando de sed a su pueblo, no podemos darle un calificativo distinto al de desquiciado. Esto lo hemos dicho una y otra vez. Estamos montados en una gandola sin frenos que la está manejando un atolondrado. Vamos a toda velocidad por una bajada y tarde o temprano nos estrellaremos contra algo. En el trayecto se producirán eventos electorales en los cuales nos obligarán a participar con unas reglas impuestas por el conductor, que ya sabemos, se siente dueño de la gandola y de su carga. A medida que pasa el tiempo, un extraño frío nos invade. Quizá es el temor a la resignación del pueblo, a la desesperanza. Aflicción por lo que han hecho de nuestra Venezuela. Desesperación por el conformismo miserable de los excluidos de siempre y rabia por los aprovechadores y oportunistas también de siempre que saben que esta locura está destruyendo nuestro país, pero, sin embargo, hacen negocios y se lucran a bolsillos llenos sin importarles el futuro de la patria. Quiero decirles con el corazón en la mano que irremediablemente se producirá la colisión para poder sustituir al conductor. Los pasajeros eleccionariamente jamás podremos sustituirlo. De antemano les sugiero que no vengan con el cuento de golpista por decir lo que percibo. No hago apología de nada. No estoy alabando los golpes de Estado. Lo que estoy es visualizando qué es lo que ocurrirá tarde o temprano, porque simple y llanamente esa es la historia de la humanidad. La fuerza de los pueblos es indomable cuando ellos reaccionan.
pabloaure@gmail.com