domingo, 29 de octubre de 2017

Culpables son los cogollos

¡Hasta cuándo!

Culpables son los cogollos

@pabloaure

La sociedad civil ha dado el todo por el todo. Ha sido la gran protagonista de los pocos aciertos de la oposición venezolana. Lleva casi veinte años marchando y saliendo a las protestas previa convocatoria de quienes emergen mediáticamente y asumen la vocería opositora. Pero, del mismo modo que ha sido la protagonista, ya se siente en las calles una inmensa decepción de esa casta política que la ha convocado. En efecto. Se decepcionó porque descubrió la estafa. Nada más desagradable que sentirse utilizados para fines inconfesables.
La ralea de personajes malignos con disfraz de opositores exhibía las protestas con el propósito de negociar la “tranquilidad” del país. Este año fue la demostración inequívoca de lo que aquí afirmo.
Millones de personas exigieron la salida del régimen. En las calles el grito era: ¡Libertad! Grito que se plasmó en la maravillosa jornada plebiscitaria del 16J donde más de siete millones y medio de venezolanos fijaron la ruta. Sin embargo, una vez más, los cogollos ungidos como voceros la traicionaron al aceptar unas elecciones de gobernadores, que resultó un monumental fraude, y sabían que así iba a pasar, no obstante, utilizaron la buena fe ciudadana quienes apostaron a la esperanza apartando la desconfianza. Siguieron a los que ellos consideraban sus líderes, quienes reclamaban no ceder espacios. El final ya es conocido. Cinco gobernaciones, una defenestrada y cuatro arrodilladas a la dictadura. O sea, esos cogollos que reclamaban más espacios, nuevamente se doblaron y sin dar la pelea, entregaron de forma descarada a la dictadura “los espacios”. Era preferible continuar las denuncias y las protestas implorando el auxilio internacional.
Basta de seguir reclamándole a la sociedad civil porque, ella no es la culpable de los desmanes de los negociadores mimetizados en la oposición.
Hoy la exigencia debe ser a la Asamblea Nacional, único Poder que, aunque doblado, todavía en el papel está en manos de la oposición. Lamentablemente esos diputados, recordando el argot criollo, resultaron ser puro “buche y pluma”. Se dejaron padrotear por Henry Ramos que se encargó de llevarlos al barrial del descrédito.

Si los diputados sabían que estábamos en dictadura, tenían que haber sabido también que sus decisiones legislativas jamás se cumplirían como si estuviéramos en democracia. En el 2015 asumieron la representación popular, no para fanfarronear o, comer flores, sino para jugárselas como se las ha jugado la sociedad civil en estos largos dieciocho años. ¿Qué les pasó? ¿Cómo dejaron perder el espacio que representa el Parlamento? ¿Cuál fue el negocio?
Sin guabineo.-
Por más que anhelemos salir de esta tiranía a través de procesos electorales, es el momento de recalcular y de entrar en razón.
Sé que muchos de manera romántica se empecinan en el voto, porque consideran que es la única arma con que cuentan los civiles para poner y quitar gobernantes. Eso no es del todo cierto, pues en un sistema democrático, y más aún, republicano, se supone que los poderes son autónomos y funcionan, por lo tanto, existe balance entre los Poderes y de ser necesario, ocurren casos de enjuiciamientos políticos y destituciones de gobernantes, procedimientos estos, perfectamente apegados a la Ley. En Venezuela, sabiendo las trampas rojas en materia electoral, en vez de pedir un referéndum revocatorio, se podía presionar para provocar la renuncia, ejecutar el abandono del cargo declarado por la Asamblea Nacional, determinar que quien funge de presidente no es venezolano, como se asegura, hacer declaratoria de insania mental por parte del TSJ. Destitución por declararse con lugar un antejuicio de mérito incoado por la Fiscalía General de la República y la posterior condena penal del TSJ, aunque sabemos que estas dos  última hubiesen sido imposible por el secuestro que la mafia tiene sobre el poder judicial.
Es decir en democracia, además de lo normal que es el vencimiento del periodo para el cual fue electo, también se puede sacar al presidente de otras muchísimas maneras. Repito, eso es en democracia.
En una dictadura, con socios internacionales ligados al narcotráfico, al terrorismo y demás tipos penales enlazados con la delincuencia organizada, jamás imaginemos que saldrán a fuerza de votos. Eso es un desvarío.
Un criminal no respeta la ley, mucho menos respetará la expresión popular. El delincuente ataca a la sociedad y siempre buscará someterla por la fuerza bruta y, si ejerce funciones de gobierno, construirá todo el aparataje jurídico que lo proteja. Eso es lo que ha ocurrido en Venezuela.
Ni que las oportunidades electorales la pinten los cogollos opositores del color que quieran, jamás se logrará desalojar a los malandros de su guarida que en este caso es un gigantesco cuartel poderosamente artillado y  barnizado por decisiones de las espurias instituciones.
El descaro no tiene dimensiones, lograron convertir una pírrica minoría en una imponente mayoría representada en el lupanar que el oficialismo calificó como asamblea nacional constituyente, que aunque desconocido por más de siete millones y medio de ciudadanos, allí se juramentaron los cuatro gobernadores adecos y que, desobedeciendo la línea del partido. ¡Sí Luis!
No nos queda mucho tiempo.- 
Amigos si la salida no es electoral, pues entonces no hay que seguir dándole vueltas a este enojoso asunto. La salida lamentablemente será traumática. La sociedad civil no tiene armas, ni tampoco quiere tenerlas, en tal sentido hay que solicitar la ayuda. Que se entienda bien, no hablo de golpes de Estado, nada de eso, lo que se implora es el cumplimiento de la Constitución que este régimen forajido ha sido contumaz en desobedecerla.
Venezuela es signataria de infinidades de tratados que protegen los Derechos Humanos y la democracia. En esos pactos internacionales han intervenido organismos del hemisferio americano pero también del mundo entero, esos organismos tienen el mecanismo de ayudar a los pueblos a recuperar la democracia. Es la hora de decir las verdades y saber que los venezolanos sin la asistencia militar estaremos condenados a vivir ad infinitum bajo este yugo tiránico. Y aquí debemos tocar un tema delicado, pues lo que sucede puertas adentro de las FANB debería ser el primer tema discutido por todos, pues la verdad es que el régimen está desmantelando las fuerzas armadas para usarlas con mayor confianza en sus fines oscuros, tanto así, que un día de estos nos van a madrugar y decir que su nuevo nombre será: Milicia de la Revolución Bolivariana. Ojo con esto. Ya hay denuncias de pilotos de la Fuerza Aérea Venezolana donde informan que tienen que esperar para sus entrenamientos entre uno y dos meses, porque no hay aviones o helicópteros; lo que se escucha ocurre en la Guardia Nacional, es más aterrador, nos dicen que hay graduaciones exprés, en tres meses de “instrucción”  ya salen alistados para ese componente.
Señores, mientras en el sector democratico discutimos lo que pasó el 15/Octubre, o el error de los gobernadores de haberse juramentado en la “prostituyente”, en el mundo militar hay un hervidero generado por las perversas inteciones del “castromadurismo”
Siendo esto así, no nos sorprendamos de lo que pueda ocurrir en los proximos días.    

Pablo Aure

miércoles, 25 de octubre de 2017

“Hubo un fraude continuado”/ La Razón.net

Pablo Aure: “Hubo un fraude continuado”

Exdecano de la Universidad de Carabobo: “En dictadura no hay elecciones, lo que hay son negociaciones”

Pablo Aure UC

“No hay forma ni manera de que el oficialismo, en democracia, con un CNE transparente y sin marrullerías, con ese altísimo descontento popular, obtenga más del 80 % de las gobernaciones, no la hay”


Edgardo Agüero Sánchez
Pablo Aure, profesor universitario y secretario de la Universidad de Carabobo (UC), fue uno de los millones de venezolanos que se abstuvo de participar en las elecciones regionales del pasado 15 de Octubre.
Para él, quien también es coordinador general del movimiento Compromiso Ciudadano, en una dictadura como la que vive Venezuela las elecciones no existen, sino negociaciones que benefician al Gobierno.
Cree que la oposición debe reinventarse a partir de los resultados del 15-O. Las 18 gobernaciones que se llevó el Partidos Socialista Unido de Venezuela fueron posibles gracias a un Consejo Nacional Electoral que responde a favor de los intereses de Nicolás Maduro.
Por eso el exdecano de la Facultad de Ciencias Políticas y Jurídicas de la UC llama al CNE “la casa del truco”.
¿Cómo se explica que teniendo un rechazo del 80 %, el gobierno se haya hecho del 80 % de las gobernaciones?
—Eso, por lo menos, es inentendible, y la única explicación es el fraude continuado, porque, ni lógicamente, ni numéricamente puede justificarse en un gobierno con tanto rechazo haya salido victorioso en tantos estados. Eso lo hemos venido denunciando, por eso quienes decidimos no participar en ese proceso electoral no lo hicimos porque no creamos en la institución del voto, al contrario, es porque la respetamos de tal manera que no podemos prestar nuestro voto para vestir de demócrata a un tirano. Eso es lo que se estila o acostumbra en las dictaduras, no hay elecciones, y las hay sólo cuando el dictador decide hacerlas bajo sus condiciones, es decir, siempre y cuando se garantice que va a salir victorioso.
¿Tuvo alguna incidencia la posición abstencionista?
—Nosotros, los que no creemos en este sistema, en este Consejo Nacional Electoral, nos abstuvimos conscientemente, no por indisposición o indiferencia, sino porque nos negamos a convalidar un proceso viciado desde su comienzo. Viciado, primero, por su temporalidad. Era un proceso que debió darse el año pasado; segundo, porque no se dio de la manera como tenía que darse, es decir gobernadores y consejos legislativos; tercero, por las migraciones; cuarto, y esto es algo que hemos venido denunciando, porque desde el año 2004 el CNE está en mora con los partidos políticos en lo que se refiere a la depuración del registro electoral, hacer una verdadera auditoría en un registro electoral que nadie conoce a ciencia cierta qué es lo que hay en esa casa del truco del CNE, con esos listados o ese registro electoral, pero hay algo más importante que no me explico por qué no se ha denunciado con la suficiente vehemencia por la Asamblea Nacional, y lo digo con dolor, porque, fíjese, en los países del primer mundo, desde donde nosotros importamos la tecnología, en esos países hacen las elecciones manualmente. Nosotros, en un país que se está muriendo de hambre y de mengua, donde más de siete millones de hipertensos no son tratados adecuadamente, donde existe un alto porcentaje de desnutrición, donde los niños se mueren en los hospitales porque se contaminan con bacterias, donde los pacientes de cáncer no tienen el tratamiento adecuado, donde existe el mayor índice de muertes violentas, seguimos haciendo las elecciones con maquinitas. Las máquinas, y eso lo sabemos, son instrumentos programables; la trampa no ocurrió el domingo, eso fue un fraude que ya venía montado. El domingo fue el día de la materialización del fraude. Acuérdese lo que dijo la gente de Smarmatic. Todo eso viene gestándose desde el mismo momento en que no se ha renovado el CNE, de manera que allí está la Asamblea Nacional en mora. ¿Por qué se han negado a designar un nuevo CNE? ¿Luego se tienen que exiliar? Pues sí, que los nombren y que se exilien, y se convoquen elecciones en el exilio, porque si la OEA reconoció al TSJ, ¿por qué no va a reconocer al nuevo CNE? Mientras los venezolanos no entendamos que no estamos viviendo en democracia sino que esto se sostiene por golpes de Estado continuados, jamás podremos encontrar la solución. A esos venezolanos honestos y serios que de buena fe salieron a votar, porque piensan que esa es la única herramienta que tienen, y que yo digo que se aferraron más a la fe que a la desconfianza —decisión muy respetable por lo demás— a ellos les decimos: de esto no es posible salir mediante el voto, y no será posible mientras no se logre desinfectar ese CNE contaminado y viciado, depurar el registro electoral. Sino, todo esto seguirá siendo una gran farsa, un gran engaño, una gran estafa, el cultivo de una esperanza sin posibilidad.
“El 15 de Octubre quedó como un momento para reflexionar, un momento para preguntarnos: ¿por qué sigue estando la MUD ahí?”
¿Falló la unidad?
—El 15 de Octubre quedó como un momento para reflexionar, un momento para preguntarnos: ¿por qué sigue estando la MUD ahí? Ahora, si nosotros sabemos que es imposible salir de esto con los votos, ¿por qué está la MUD ahí? Simple y llanamente, y esto hay que decirlo sin medias tintas, porque no hemos sido capaces de sustituirla.
¿No tiene que ver eso con el liderazgo, con la falta de un nuevo liderazgo emergente?
—Tampoco le echemos toda la culpa a la MUD. Buena parte de quienes no estamos de acuerdo con la MUD tenemos también nuestra cuota de responsabilidad. Esto debe servir como un momento de reflexión para impulsar una verdadera oposición, que no sea la que cohabite con el dictador, y aquí hablo de esos que están pendientes de cuotas de poder y de protagonismo. Una MUD que no sea la que negocie con la voluntad de la gente que sale a manifestar, como si eso fuera una mercancía para poder sentarse con la dictadura en una mesa de negociación, en nombre de una mayoría que dicen representar, cuando en realidad no la representan. Esa realidad se materializó el 15 de Octubre y hora quieren achacarle la responsabilidad de no haber logrado más gobernaciones a quienes nos abstuvimos de votar. ¡Falso! Nunca el elector es el responsable de las decisiones electorales. El único responsable es quien dirige en un momento determinado las opciones candidaturales, el único responsable fue el candidato que no convenció, o que a sabiendas de que no podía lograrlo, se metió en ese berenjenal. De manera que es inadmisible que quieran ahora responsabilizar a quienes nos abstuvimos de votar. Tuvo una alta incidencia que los candidatos no ofrecían programas de gobierno, ofrecían simplemente votar contra algo; eso podrías decírselo a quien milite en una agrupación política, pero no se lo puedes decir al ciudadano común. ¿Cómo le pides el voto a una señora enferma, o que no tiene cómo conseguirle comida a sus hijos, que vote para castigar a alguien, o para demostrar que somos mayoría? No, la gente, y eso es histórico, no vota ni siquiera por agradecimiento, bota por una esperanza, por una expectativa. En este proceso se planteó una campaña muy mala. Primero, la campaña se enfiló en contra de las personas que como nosotros no creíamos en ese proceso electoral. Comenzó muy mal con los discursos de Henry Ramos aquí mismo en Valencia, cuando invitó a la gente, al mejor estilo nazi, a que señalaran a aquellos que promovíamos la abstención. Nos señaló como amigos y cooperantes del régimen, soslayando el derecho que tenemos todos a expresar nuestras decisiones libremente. El voto es un derecho político y debe ser respetado para quien lo ejerce y para quien no lo ejerce, porque es también un derecho ciudadano. Es el derecho de abstenerse a participar en un fraude, en una componenda, o en una farsa electoral como fue lo del 15 de Octubre. Y digo más, aquí no debe haber otra elección si antes no se depura el registro electoral, si antes no se nombra un nuevo CNE y si antes no se definen claramente y sin trapacerías las condiciones de transparencia, como lo dice la Constitución, y que el voto se ejerza en libertad.
“No estamos viviendo en democracia; esto se sostiene por golpes de Estado continuados”
¿Ese comportamiento no es el reflejo del desencuentro entre los distintos liderazgos dentro de la MUD?
—Después de los resultados siempre vienen las especulaciones. Aquí en Carabobo se dice que algunos alcaldes opositores no se comportaron como debían con el candidato de la unidad; esos son cuentos de caminos. Aquí, así hubiese estado la oposición sólidamente unida, los resultados estaban cantados, porque, repito, en dictadura no hay elecciones, lo que hay son negociaciones. Podrá haber un parapeto de elecciones, pero esas cinco gobernaciones que se repartieron fue para darle un barniz a la dictadura de una supuesta democracia, porque allí lo que hubo fue un acuerdo o una negociación para mostrar el mapa, a la luz de los organismos internacionales. Decir, miren, aquí la oposición ganó en estas gobernaciones que antes eran del oficialismo, como para decir que se respetan los resultados y que hay una democracia. ¡Falso! Todos estos son movimientos previamente estudiados y desde luego que es altamente sospechoso el resultado. Fíjese lo ocurrido en Bolívar; para muestra, un botón. No hay forma ni manera de que el oficialismo, en democracia, con un CNE transparente y sin marrullerías, con ese altísimo descontento popular, obtenga como obtuvo más del 80 % de las gobernaciones, no la hay. Eso ocurre es cuando se produce un fraude continuado, que es lo que está ocurriendo aquí. Mire, en dictadura lo importante no es cuantos votan, sino el que cuenta los votos.
Resulta fácil sostenerlo, pero no así demostrarlo. ¿Cómo fue el fraude? ¿Dónde estuvo la trampa, si la hubo?
—Hay un referente indiscutible y es que tú tienes unos indicios claros sobre lo que está aconteciendo. Allí está el descontento generalizado entre la población, están las encuestas, está la opinión mayoritaria de la gente. A lo mejor es imposible demostrarlo técnicamente, porque ese tipo de fraude informático está montado con software. ¿Cómo usted demuestra, por ejemplo, que una persona votó diez o veinte veces con distintas identidades, cuando la identidad, lo que es el registro civil, está en manos también del CNE? Ellos tienen la data de todo el país y la tecnología es muy sofisticada. La única manera de saberlo es que cada organización política disponga del registro electoral y eso nadie lo tiene. Fíjate que en las zonas más rurales fue donde hubo menos abstención, y precisamente en esos lugares más alejados de los centros urbanos existen máquinas en donde siempre por lo general votan casi el 100 % de electores. Eso es imposible que ocurra en condiciones de transparencia, de manera que allí nos encontramos con un elemento más del fraude, pero no lo podemos probar, no tenemos acceso a las fuentes. La única manera es comenzar de cero con un nuevo CNE.
“Los que no creemos en este sistema, en este Consejo Nacional Electoral, nos abstuvimos conscientemente, no por indisposición o indiferencia, sino porque nos negamos a convalidar un proceso viciado desde su comienzo”
Ha habido una suerte de estigmatización del diálogo, ¿no le parece?
—Los primeros meses de este año nosotros, me refiero al sector democrático que adversa a este régimen, salíamos todos los días, estábamos dando un mensaje claro a la comunidad internacional y logramos su reconocimiento, pero luego algunos voceros de la oposición comenzaron a reunirse con el régimen. Conversaciones que después no pudieron negar, sino justificar con un supuesto pre acuerdo o pre diálogo o una aproximación, no sé. Ojo, yo no estoy criticando que se pueda dialogar, porque es normal que los adversarios hablen, incluso los enemigos en la guerra. Mao decía que aún con el tronar de los cañones el diálogo no se puede suspender. La cuestión es para qué es el diálogo, qué es lo que se puede dialogar, en nombre de quién se está dialogando. Aquí era claro el mensaje que estábamos dando en la calle: la salida, la renuncia del régimen; queríamos la restauración de un sistema democrático. Jamás se estaba dialogando por unas elecciones regionales y mucho menos parciales. Como decía Unamuno, la opinión de las mayorías siempre es más convincente que la de las minorías. Se hicieron eco algunos medios de comunicación, se volcaron a darle credibilidad a algunos como Henry Ramos, y nos metieron por un callejón. Resultado: retrocedimos. No obstante, Venezuela no se acabó el 15 de Octubre. El gran llamado es a la sensatez, nunca es tarde para que la gente reflexione. Yo creo que aquí lo que tenemos es que ver hacia delante, y el retrovisor solamente tenerlo para evitar cometer los mismos errores. Este no es un problema de partidos o de antipartidos, este es un problema de Venezuela y de los venezolanos, incluso de aquellos a quienes obligan a carnetizarse para obtener una bolsa de comida; es un problema de reinstitucionalización del país. ¿Qué es realmente lo que queremos? ¿Cambiar el gobernador, cambiar el alcalde, o queremos salir de este sistema detestable, empobrecedor y hambreador del pueblo venezolano?

La reinstitucionalización del país

Usted ha hablado de la reinstitucionalización del país. ¿Por dónde se debería comenzar? ¿Qué tratamiento se le daría a la Fuerza Armada, por ejemplo?
—Diagnosticada la situación venezolana, tender los puentes necesarios, sin tener miedo, en el sentido de hablarles claro, no a los capitostes de la Fuerza Armada, sino a todos sus integrantes, porque allí hay gente cuyos familiares están pasando hambre igual que la mayoría de la población. Aquellos que hayan cometido faltas o delitos menores dentro de la institución, que tengan alguna garantía de que no se va a tomar retaliaciones en su contra y que se apliquen las sanciones de acuerdo al reglamento disciplinario de la institución militar. Ahora, al que se le demuestre participación al frente de delitos mayores tendrá un tratamiento distinto. Lo peor que pudo haber ocurrido en la política es haber incluido al sector militar en los asuntos del Estado. Ellos tienen un rol muy específico en lo referido a lo esencialmente militar. Así como a los curas no se les permite ser candidatos utilizando la palabra de Dios, imagínese lo ventajoso que es utilizando los cañones, los fusiles, las granadas, los aviones, que después de todo están ahí es para la defensa de la patria.

domingo, 22 de octubre de 2017

¿Así, o más claro?

¡Hasta cuándo!
¿Así, o más claro?
@pabloaure
“Para lo último que se debe utilizar informática es para unas elecciones” Bill Gates
No sé qué hace falta ver para que todos los venezolanos entendamos dónde estamos parados. No nos llamemos a engaños, la solución frente a un régimen que está dispuesto a todo para evitar salir del poder, no está en las urnas electorales. Lo de urnas es un decir, porque lo que se ha implementado en los últimos años es algo más macabro que la expresión “urna”, me refiero a las “maquinitas” envenenadas con el software que siempre adulterará los resultados de acuerdo a las instrucciones del régimen. Para eso dispone de una data con electores fantasmas quizá encriptada en el registro electoral que solo la conocen ellos.  
Los boletines siempre estarán inflados a su favor dependiendo del número real de votantes. Les da igual que la gente vote o no, ellos manejan el sistema, y créanlo, lo disimulan mucho más cuando hay un mayor número de electores. A mayor participación más fácil manipularán los resultados. Esto no es especulación; expertos en la materia lo han venido explicando desde el año 2004. De hecho, en el 2005 no se participó porque se había denunciado el fraude y una de las condiciones que desde aquella época se exigía para volver a participar fue cambiar los rectores del ente comicial y la depuración del Registro Electoral.
En efecto, las agrupaciones políticas opositoras solicitaban la data para poder verificarla. Esto es, conocer sus direcciones y dejar claro que no se trataba de electores fantasmas. Es indispensable conocerlo, es la única manera que tienen las agrupaciones políticas de hacerle un seguimiento a los inscritos. Recordemos que el registro civil también lo maneja el CNE, y denuncias de múltiples cédulas hay a montón.
Historia triste y ¿sin final?
Pues bien, no ha sido posible el cambio de rectores y ni siquiera examinar el Registro Electoral, sin embargo seguimos participando.
Algunos dirán: “con ese mismo CNE y ese mismo RE hemos participado y ganado algunas gobernaciones, alcaldías y el 6D/2015 ganamos la mayoría en la Asamblea Nacional”. Cierto, pero nada se ha logrado con esos espacios porque en la práctica sigue haciéndose la voluntad del dictador.
Con las gobernaciones y alcaldías se adjudican selectivamente ciertos espacios para aparentar un sistema democrático que no lo hay, y para contrarrestar el efecto de la Asamblea Nacional el régimen se valió del Tribunal Supremo de Justicia. Recordemos que aquel diciembre del 2015 se nombraron los magistrados que se encargarían de anular cualquier decisión de la AN. Y como si eso fuera poco, el 30J manus militare nombraron una supuesta asamblea nacional constituyente y la erigieron como el súper poder. Sin rubor alguno los demás poderes, con la excepción de la AN se subordinaron a esa espuria institución. Si bien es cierto que la Asamblea Nacional no se subordinó, también es verdad que sus facultades ya habían sido castradas por el TSJ de la tiranía.
Maniobra electoral.-
En esta última campaña electoral vimos extrañas actuaciones de algunos candidatos, siendo el más vistoso Rafael Lacava, quien desde la semana pasada ya se encuentra despachando en el Capitolio carabobeño.
Nada fue improvisado, todo obedeció a una campaña propagandística de alto impacto, con claros objetivos motivadores. Motivó al elector opositor para expresar su rechazo pero, también caló en el oficialista. Llegar en un burro a Globovisión le dio el empuje mediático que le faltaba para hacer presencia en aquellos sitios donde todavía no lo conocían. La misma oposición se los presentó.
La verdad sobre los resultados finales será imposible determinar. Lo único que recordaremos fue la estrafalaria campaña del candidato oficialista que lo catapultó a la gobernación.
Es inoficioso seguir insistiendo en el tema de las actas porque las actas reflejarán exactamente lo mismo que imprimió la macabra “maquinita”. Las migraciones 48 horas antes de las votaciones, solo sirvieron para asegurar la estocada. Amigos, repito: el fraude se viene cometiendo desde mucho antes del 2004. Esto quiere decir que salida electoral no habrá mientras no se modifiquen las condiciones. O sea, cambiar el CNE, depurar el RE y la presencia de garantes internacionales confiables en los eventos electorales, de lo contrario, en cada elección estaríamos asistiendo al sacrificio de las esperanzas de cambio.
Elecciones con las mismas condiciones significan un suicidio colectivo.
Mientras del lado opositor democrático representado por la sociedad civil, esa que no milita en partidos políticos y que además es la mayoría, aferrados a la esperanza, digan que una y otra vez asistirían a los procesos electorales que les indiquen sus dirigentes, el régimen seguirá frotándose las manos y haciéndosele agua la boca, porque en ese terreno nadie les ganará. ¿Cómo ganarle al dueño de un casino o a quien apuesta con los dados cargados? Olvídense de elecciones, la agenda tiene que ser otra.
¿Cuál es la agenda?
Preguntarme cuál es la salida ha sido reiterativo en las últimas semanas. ¿Y tú que propones? En honor a la verdad, la respuesta es quizá muy difícil de explicar mientras no entendamos la magnitud de lo que hemos hecho.
Por eso, lo primero que les respondo es manifestándoles cuál sin lugar a dudas no es la ruta: votando no será la salida. De seguidas, apelo a la coherencia que debe existir en las luchas. La estrategia no podemos cambiarla a cada momento. Si el 16J ya habíamos decidido lo que haríamos, nunca pude entender el cambio desacertado. Desde la AN y en las calles se gritaba a todo pulmón: ¡desobediencia, desconocimiento 333 y 350!, pero solo fue necesario la convocatoria a un circo electoral, para que inmediatamente se aceptara ir al matadero de las elecciones de gobernadores. Por eso no participé.
Entiendo la preocupación de quienes preguntan mi propuesta, pero no hay otra que la resistencia y la perseverancia. Los puentes indispensables con sectores civiles y militares, organizaciones nacionales y extranjeras.
No pretendo desalentarlos sino advertirles que todavía faltan otros escenarios por venir.
No será la ruta electoral la que le entregará la carta de despedida al tirano, a Maduro y todo lo que él representa, lo despedirán, aquellos que en su momento hicieron posible que se instaurara en el país esta plaga roja que hoy lo carcome.
Asonada popular
Sonaban a lo lejos cañones de inconformidad popular, hoy retumban en nuestros oídos. La hambruna, la terrible situación inflacionaria que impide no solo a los sectores más vulnerables económicamente sino también a la clase media, acceder a cualquier producto alimenticio o médico, aunado a la aparición de enfermedades que ya habían sido erradicadas mucho tiempo atrás y la frustración colectiva que percibimos en todas partes, desencadenará en la inevitable defunción del Socialismo del Siglo XXI. Siendo esto así, es indispensable orientar ese malestar para que produzca el menor daño posible.
El régimen sabe muy bien que esa asonada o rebelión popular está muy cerca. Aquí el llamado es a la verdadera unidad, no para escoger quién asumirá el poder cuando los ciudadanos enardecidos sacudan las puertas de Miraflores, sino para definir la estrategia de participación en esos convulsivos acontecimientos. ¿Así o más claro?  

Pablo Aure 

lunes, 16 de octubre de 2017

El día después

¡Hasta cuándo!
El día después
@pabloaure
Ya son las ocho de la noche del domingo 15 de octubre y no tengo ninguna información veraz sobre determinada proyección de posibles resultados electorales. He leído lo que se envía por los chats y lo que escriben de manera irresponsable algunos actores políticos, pero la experiencia me ha dicho que nada de lo que se diga a esta hora es creíble, ni siquiera los niveles de abstención, por eso prefiero omitirlos y centrarme en el país que nos encontraremos después del anuncio oficial por parte del descalificado Consejo Nacional Electoral; es decir de los boletines. Tenemos que recordar que esta  fue una campaña muy insípida, ya que no se conoció el programa de gobierno de ninguna de las opciones y todo se limitó a incentivar la participación y a demostrar que la oposición es mayoría, todo con esquemas publicitarios dirigidos a la promoción de una especie de voto castigo contra la nefasta gestión del régimen que ha empobrecido a nuestro país.  
Siendo esto así, de ayer a hoy, aún, luego del anuncio de los resultados oficiales, absolutamente nada cambiará. Por eso le pido a los venezolanos no desgastarnos en discusiones pasajeras, ni tampoco en la asignación de responsabilidades. Lo que ocurrió ya pasó y punto, que si de algo nos debe servir que sea de experiencia y nunca para alimentar rencores, ni mucho menos escuchar a nadie decir “yo te lo dije”
El lunes volverá a amanecer, repito: indistintamente del número de gobernaciones que se obtengan o, como algunos prefieren denominarlo, el número de espacios que se hayan recuperado, los problemas seguirán siendo los mismos y no tengan ninguna duda se le sumarán muchísimos más. Por eso pregunto a modo reflexivo ¿Por qué seguimos haciendo lo mismo y esperando resultados diferentes?
Los venezolanos gastamos la vida.-
Pasamos de disfrutar la vida, con sus dificultades, como es natural, a gastarla. A eso nos arrastró el huracán chavista junto a la criminal complicidad de muchos que se dicen demócratas.
El desespero es enorme en todos los sectores. Nos hemos empobrecido a niveles insospechables; el terror a enfermarnos es alarmante. No solamente por no poder pagar la clínica o no tener una cama o falta de insumos en los hospitales, sino que aunado a esas calamidades han aparecido enfermedades pavorosas que habían sido abolidas desde los primeros años luego del derrocamiento del dictador Marcos Pérez Jiménez. Por ejemplo hay brotes de difteria, enfermedad transmitida por una bacteria que en esta Venezuela de la destrucción “madurista”, se dice que quien la contraiga prácticamente está sentenciado a muerte porque no hay los antibióticos para combatirla. De hecho, en la Ciudad Hospitalaria Enrique Tejeras de Valencia hay una especie de aislamiento o cuarentena, la semana pasada se produjo un deceso por esa terrible enfermedad y me informan lamentablemente, que hay otro paciente que la padece.  
Navidad sin hallacas.-   
Los días pasan y los circos se multiplican, llámense electorales o de otras modalidades. Lo que sí ha desaparecido es el pan. Ya no existe esa consigna de pan y circo, nuestro país solo quedó para el circo. El hambre se apodera de la gente, todos los días vemos a más personas hurgando de la basura para buscar comida, y es entendible. El desempleo y el alto costo nos ha llevado a ver esos tristes espectáculos callejeros. Qué alguien me explique cómo puede alimentarse una familia con el sueldo mínimo por más que lo aumenten mensualmente. Soy de los que visito los mercados y hago las compras para mi casa y es casi imposible hacer las compras que solíamos hacer meses atrás. El tomate a veintisiete mil bolívares, la carne a cuarenta mil el kilo, el queso a cincuenta mil o el cartón de huevos a cuarenta y siete mil. ¿Cómo podemos mantener un poder de compra con estos precios? Y estos  son apenas algunos rubros, porque todos los alimentos seguirán en franco aumento.
Por otro lado, las medicinas no aparecerán, el dinero tampoco aparecerá y si aparece no alcanzará para comprar la canasta básica, el pobre continuará siendo pobre y el rico mantendrá su riqueza, mientras que la clase media irá desapareciendo a paso de vencedores.
Muchas veces lo hemos dicho, el problema de Venezuela no se resuelve con gobernadores que no gobernarán ni podrán desarrollar políticas que generen prosperidad. Esto es un problema estructural, más allá del maquillaje que le pueda prometer cualquier gobernador. Estamos sumergidos en un barrial. Ese mismo charco de estiércol que ha empobrecido y quebrado la moral del pueblo cubano hoy  destruye a los venezolanos.
Podrán seguir vendiéndonos y tratándonos de conquistar con los espejitos de las elecciones, pero tal y como van las cosas la desesperación ciudadana se pronunciará antes de que llegue ese ficticio desenlace o cambio, vía pronunciamiento electoral. Ni el CNE ni mucho menos la FANB serán los que organicen la sustitución de los empobrecedores, no podemos ponerlo en duda que será la auténtica expresión ciudadana la que se pronunciará, en su terreno natural: ¡la calle!   
Preocupa la Universidad.-
Pasada la página electoral, necesariamente debo volver a pensar en mi Universidad de Carabobo, en mis estudiantes y en todos mis compañeros de trabajo. También pienso en los aspirantes a ingresar a la centenaria casa de estudios superiores.
Es común que el régimen nos impulse a desviar la mirada hacia otros asuntos bajo la creencia que desde esos asuntos podemos resolver la grave crisis del país. Siento decir que esas acciones gubernamentales son precisamente las que han contribuido al deterioro de nuestras instituciones. Nos ahogan presupuestariamente y eso nos conduce hacia lo incierto.
Con el corazón arrugado pienso en mi UC, esa que me ha visto crecer y ha sido testigo de mis tiempos juveniles como estudiante y desde hace más de tres décadas, de mi vida profesional. La he contemplado en su época boyante cuando nada faltaba, en esos momentos de los gobiernos que veían el conocimiento como herramienta indispensable para la prosperidad, conocí las residencias estudiantiles y los autobuses que suficientes y en buen estado; ahora, me ha correspondido ser parte de su gerencia en estos tiempos de carencias materiales.
Es menester repensarla para redefinirla. De no hacerlo, será imposible mantener esta barca a flote. Por lo pronto es urgente buscar el camino y disposición para lograr acuerdos con instituciones públicas y privadas con la finalidad de alargar su vida o evitar el definitivo colapso. Todas las universidades públicas hacen aguas porque navegan en aguas tormentosas. Nos azota un monstruo que persigue las casas del saber. Ese monstruo es el Socialismo del Siglo XXI y, para acabar con esa bestia no hay un modo distinto al del método que se utiliza contra las culebras: ¡hay que darle en la cabeza! En tal sentido, el compromiso de todos los universitarios tiene que ser definir estrategias, bajo una perspectiva unitaria, entendiendo que el enemigo es el régimen que la ha venido interviniendo a través del recorte presupuestario. Quiero que sepan que lo que se le ha asignado a nuestra UC para el año 2018 apenas alcanza al 12% de lo indispensable para mantenerla operativa, sin entrar a considerar que la inflación prevista para el próximo año superará el 1500%. Imposible mantenerla abierta si la comunidad entera no asume el compromiso de defenderla.

¡Defender la UC es tarea de todos!

domingo, 8 de octubre de 2017

¿Votar bajo amenaza?/ @pabloaure

¡Hasta Cuándo!
¿Votar bajo amenaza?
@pabloaure
La manera de hacer política y/o cautivar votos se ha mantenido casi intacta a la utilizada para que llegara este proceso empobrecedor que le han colocado el nombre de Socialismo del Siglo XXI. Los más prominentes líderes expresan el lenguaje del odio y la descalificación para sumar voluntades a sus filas partidistas.
Hay intolerancia a las diferencias. “O estás conmigo o estás contra mí” Eso es lo que vemos. Atacan al mensajero pero sin desmontar con argumentos el mensaje.
No hay peor cuña que la del mismo palo.
Hoy en Venezuela hay un férreo ataque contra aquellas personas que siendo de la oposición han manifestado su intención de no votar. Contra ellos han emitido cualquier tipo de improperios. Lo más grave es que se estigmatiza de la misma manera como el régimen lo hace con quienes están en su contra.
Son prácticas propias del fascismo, con un claro propósito de exterminar la disidencia.
El pasado jueves 5 de octubre, Henry Ramos, a la sazón líder de la MUD y precandidato presidencial, se expresó exactamente igual a como lo hacía el finado Hugo Chávez cuando estaba en campaña por allá a finales de los noventa. Mientras el difunto amenazaba con freírle la cabeza en aceite caliente a los adecos, veinte años después, el líder adeco, ordena marcar como infiltrados a todas aquellas personas que no voten o promuevan la abstención. Muy peligrosas esas expresiones de Ramos Allup. Ese tipo de acciones las ejecutaban los nazis contra los judíos, que marcaban sus casas con una equis (X), para tenerlos ubicados. Le pregunto ¿Para qué ese señalamiento que a todas luces se percibe como una amenaza? ¿No pensará que la postura decente de un político que propugne los cambios debe ser a través de la persuasión para convencer con argumentos, sin amenazar a quien piense diferente? Hay fanáticos de lado y lado. Lo inconcebible es que pretendamos salir de este macabro régimen con los mismos discursos que hicieron posible su llegada.
Manejar los pueblos a través del odio nunca puede dar buenos resultados. Quizá se logren afectos momentáneos, por el desespero, pero debo decirle al paisano Henry: que el veneno a la larga mata. Y a decir verdad, viene a mi memoria que Ramos Allup claramente llamó a la abstención en 2005 ¿Era él para esa época infiltrado? Dejemos que esa duda sea respondida con el tiempo y las acciones.
Educación para cambiar.-
Venezuela jamás cambiará mientras mantengamos los mismos mensajes de odio. Necesario comenzar a modificar ese estilo vulgar y dañino de enfrentarnos unos a los otros. Lamentablemente la forma de hacer política es mediante la descalificación del que piense diferente en lugar de explicar las propuestas.
El sistema político venezolano es desastroso porque se basa en teorías populistas. Y eso ha sido así desde mucho antes de la llegada de estos bárbaros rojos. No sabemos votar pero tampoco nos han enseñado a hacerlo. Votamos pero no elegimos. En los últimos lustros hemos estado signados por el chantaje de la unidad. Que dicho sea de paso, esa unidad nos ofrece el cambio del personaje pero no del sistema, que en definitiva, es el que nos ha arruinado.
No hemos votado en libertad.
Lo confieso con dolor. Aquí, en la Venezuela del Socialismo del Siglo XXI, pero también en la recordada y quizá ahora anhelada 4ta República, hemos ido a votar pero sin libertad. Quizá en contextos diferentes, porque hoy vivimos en dictadura, pero la realidad es que no hemos podido transformar ese estilo “bananero” de hacer política.
¿Por quién y para qué votamos? La campaña de uno y del otro es votar para evitar que lleguen los que estuvieron, mientras que, otros votan para sacar a los que están.
No hay programa, solo ofrecimientos de lugares comunes.  Y es precisamente por esa forma de hacer campaña por lo que casi inmediatamente después del triunfo del candidato se produce el desencanto, la decepción y con ella la frustración y el rechazo a procesos electorales. La abstención es una lógica reacción a la falta de legitimidad o credibilidad de los actores. Los “abstencionarios” no son los enemigos, sino el sistema perverso que los genera.
Cuando me refiero a los “abstencionarios” (término muy bien desarrollado por el maestro español Antonio García Trevijano) es para hacer mención a los abstencionistas conscientes, esos que se abstienen de votar como protesta a un sistema político corrompido.
Ruptura del orden
Así las cosas, me inclino en pensar que para rescatar nuestra querida Venezuela debe producirse una auténtica ruptura en la forma como hemos concebido durante una eternidad la política electorera. Para ello hace falta determinación, trabajo y mucha educación ciudadana. No hemos tenido educación ciudadana. Siempre nos hemos comportado como habitantes pero no como ciudadanos con derechos y deberes. Por lo general, esperamos que los gobernantes nos resuelvan nuestros problemas, cuando son ellos el principal problema a resolver. Y esto solo lo podemos atacar con sinceridad, sin cortapisas, involucrarse cada quien en los asuntos políticos que no necesariamente siempre es sinónimo de lo electoral.
Podemos provocar la ruptura, pero para ello es necesario la predica con la palabra y el ejemplo con el accionar. No culpemos al ignorante, al que no ha tenido acceso a una buena educación, al necesitado, al menesteroso, a quien padece hoy y ha padecido ayer. No culpemos a quien espera ansiosamente una dadiva gubernamental o de los fariseos cuando se lanzan al ruedo de campañas populistas para lograr alcanzar determinados cargos de “elección”. Hagamos un mea culpa y comencemos a realizar lo que todavía no hemos hecho. Educar, llevar un mensaje republicano y libertario que, jamás será el ofrecimiento de una bolsa o caja de comida, u ofrecer cientos de mercados a precios solidarios. Eso no resolverá absolutamente nada. La tarea es otra: es proporcionar las herramientas necesarias para desarrollar su independencia, no solamente la alimentaria o la de cubrir sus necesidades básicas como la de su salud, sino formarlos como ciudadanos y esto solo será posible si se involucran a través del conocimiento en los asuntos políticos para no dejarse seducir por encantadores de serpientes.
Ese es el cambio por el cual yo siempre apostaré. Esto va mucho más allá de un gobernante. El cambio radica en extirpar de raíz el modelo populista que desgraciadamente es el que hoy nos ofrecen tirios y troyanos. Y para dar por concluido el tema de, si se debe o no ir a votar el próximo domingo, y muy por el contrario a lo que hace el diputado Henry Ramos Allup, les envió mis respetos a todos los ciudadanos bien sea estén decididos a votar o estén convencidos en no hacerlo. Confío en que cada quién a estas alturas del partido ya debe tener definido su criterio, además ya hemos visto una mayoritaria campaña en favor del voto, donde incluso la CEV ordenó leer una carta en todas las misas, y yo jamás entraría en polémica con mi iglesia. Pero estoy seguro de algo, la semana que viene amanecerán nuevos rostros en las gobernaciones aunque, para desilusión de sus electores, no podrán ejecutar los cambios anhelados.
Nota jurídica.-
Las decisiones emanadas de los poderes constituidos deben cumplirse voluntariamente, en caso de no acatarse, pues entonces, se tendrá que recurrir a la ejecución forzosa. En tal sentido recomiendo a la Asamblea Nacional solicitar la ejecución forzosa de la declaratoria del abandono del cargo de Nicolás Maduro. El CNE tenía la obligación de convocar elecciones antes del 9 de febrero para elegir al sustituto. Esa demanda debe intentarse ante el Tribunal Supremo de Justicia que se instalará en la OEA el 13 de octubre. El TSJ debe solicitar la colaboración de la fuerza pública para la referida ejecución, esto es, hacer todo lo indispensable para que se materialice la decisión de la AN. Quizá tendrá que apoyarse en organismos y fuerzas multinacionales.
Sería una magnifica señal que echaría por tierra cualquier sospecha de que tras bastidores ha habido entendimiento con el régimen.

Pablo Aure