lunes, 15 de marzo de 2010

Cambio de gente

El Carabobeño 15/03/10
¡Hasta cuándo!
Cambio de gente
Pablo Aure
Desde los inicios de la era democrática en nuestro país, por el año 1958, hasta hoy, no podemos poner en duda que la clase política que ha dirigido los destinos de la nación ha venido deteriorándose progresivamente, llegándose a tal extremo que, quizá, estamos en el nivel más bajo de degradación.
El reflejo de esta afirmación está a la vista de todos. No funciona absolutamente nada y todo lo que tiene que ver con el servicio público es verdaderamente un caos. Una situación patética.
Aquellos políticos provenientes de la llamada generación del 28, dentro de los cuales se encontraban Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Rafael Caldera, estaban a la altura de la gente capacitada y de las expectativas de la Venezuela de entonces. Esa clase política tuvo su momento, y se agotó. Los tiempos han cambiado. Hoy más que un ejercicio populista de la política necesitamos verdaderos gerentes en cargos gubernamentales, con profundo sentido de vocación de servicio, y que entiendan y conozcan sobre los temas que abordan. De cómo producir riqueza y elevar el nivel de vida de todos los venezolanos. Eso es perfectamente posible si la sociedad permite dar paso a quienes en sus vidas privadas se han destacado tanto como empresarios, como profesionales exitosos. Ya basta de malabaristas aspirando a cargos de conducción sólo con el único propósito de salir de la miseria y ruina que los acompaña.
Siento angustia y desasosiego, que a menudo se traducen en largas noches de insomnio al ver el perfil de los hombres que están dirigiendo el país; inclusive, el de otros que también pretenden dirigirlo, y que, aunque sean de la oposición no pasaría de ser un "quítate tú, para ponerme yo". El panorama es obscuro, muy tenebroso. No tendríamos un futuro alentador con la misma clase que hoy gobierna.
Piensen por un momento, sin apasionamiento y sin complejos de ningún tipo, sin ideologías ni color político, y luego háganse ustedes mismo la siguiente pregunta: ¿cree que con diputados o ministros como Darío Vivas, Cilia Flores, Nicolás Maduro, Mario Silva, Diosdado Cabello, Jesse Chacón, Elías Jaua, Aristóbulo Istúriz, Iris Varela, García Carneiro, Luisa Estella Morales -hombres y mujeres de la absoluta confianza de Hugo Chávez- en Venezuela la situación mejorará? ¿Vendrán con esa gente capitales extranjeros? ¿Se generarán más empleos? ¿El hampa será controlada? ¿Habrá justicia y prosperidad?, No. No nos caigamos a mentiras: ellos representan el atraso, la mediocridad y el ventajismo para aprovecharse personalmente.
Pero así como existe esa clase de personas en el oficialismo, hay que admitirlo, también los tenemos del lado de la oposición. Muchos de los nuestros están como en su tiempo antes de ganar Chávez estaba Juan Barreto, que tenía que empujar su Wolswagen a cada esquina, y luego mejoró ostentosamente. Son muchos los que están viendo cómo se "enchufan" para comprar o cambiar de carro o hacer sus negocitos. De esos políticos estamos hastiados. Por esa razón quizás hay poco interés en votar. El común de las personas dice que todos los políticos son iguales. La costumbre es "póngame donde hay".
De esa enfermedad social que significa el comunismo, muchas naciones se han sacudido y han logrado salir, siendo hoy indiscutibles potencias.
En Venezuela estamos padeciendo el comunismo, pero, el antídoto no puede ser la misma clase política fracasada. Es la oportunidad de darle un viraje a la tradicional política venezolana y presentar nombres y figuras, como dije, que puedan exhibir una vida exitosa personal para que dirijan los destinos de todos. Ahí tenemos a Chile como ejemplo.
Grandes proyectos
La inversión extranjera es una de las metas de todo gobierno serio. Por Dios, qué imbécil va a traer sus capitales para arrojarlo en esta tierra sin ley.
Hay personas que han hecho mucho, dentro y fuera de nuestro país, y, desde luego, también tienen mucho que perder. Empresarios como Lorenzo Mendoza, un ingeniero industrial, graduado en la Universidad de Fordham en Nueva York que hace 10 años -a los 35 años de edad- se convirtió en el presidente de las empresas Polar, con una fortuna que se calcula alrededor de los 5.000 millones de dólares; o una María Corina Machado graduada Summa Cum Laude en ingeniería, con dominio de cuatro idiomas, millonaria de la cabeza a los pies. Son gente que han demostrado interés por los asuntos del país y quienes, nadie pone en duda, podrían escoger vivir la vida a plenitud donde lo prefirieran. Sin embargo, están aquí, en el día a día de los venezolanos, buscándole salidas a la entramada situación que nos aqueja. Son el tipo de gente que reclama el futuro político venezolano. A esa gente démosle paso. Esto hay que decirlo. Ya está bueno que, por complejos y resentimientos, a la gente de éxito se les satanice, haciendo ver que quienes obran así lo hacen por intereses mercantilistas. Creo que es el momento de probar con ellos, porque, la verdad es que, como dicen vulgarmente, estamos "en el ladre".
Pregunto: ¿qué interés distinto al de servir pudiera tener un Lorenzo Mendoza o una María Corina Machado en un cargo de Estado?
En Chile acaba de asumir la presidencia Sebastián Piñera, un empresario exitoso, dueño nada menos y nada más, que de Lan Chile. En un noticiero de un canal chileno, a la gente le preguntaban cómo se sentían por el triunfo de ese millonario y por el nombramiento de altos empresarios dentro del gabinete presidencial, y, casi de manera unánime, contestaban que era una demostración de desprendimiento y de amor a favor del pueblo chileno. Mientras que aquí, lamentablemente tratamos de impedirle el paso a los triunfadores en la conducción de sus vidas y negocios. Todo por el bendito resentimiento que se nos ha inoculado.
Paradójicamente, en nuestra política, empresarios fracasados, que han salido de sus actividades privadas con una mano adelante y otra atrás, se han enriquecido en la política y convertidos en monarcas, luego de ejercer cargos. En eso somos salados los venezolanos.
Así que, bienvenidos a participar en política aquellos empresarios y profesionales de éxito. Basta de piratas, y quitémonos de una vez por todas de la cabeza, esa especie perversa difundida intencionalmente por la clase política fracasada, de que la política es para los políticos. No, la política es la gestión de interés común eficientemente; y, desde un condominio, pasando por una cátedra universitaria, se hace política cuando se obra con generosidad, desinterés y verdadera vocación, en la búsqueda del bien.
Ser rico es malo
Ayer en el "Aló presidente" Chávez dijo, palabras más palabras menos: "....nadie quiere ser rico. Para qué. Seamos dignos honestos y felices....". No creo que estaba refiriéndose al bochornoso espectáculo de los pícaros magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, jubilándose masivamente con esos jugosos sueldos y bonos. Me pregunto cómo verán la cara a sus alumnos -o ex alumnos- los que han sido docentes universitarios y cómo explicarán las virtudes del supuesto socialismo del siglo XXI. Cómo explicarle a una humilde maestra o enfermera, o médico de un hospital, o profesor universitario, que durante toda una vida prestaron servicio al Estado y que a estas alturas no han recibido todavía sus menguadas prestaciones sociales cuando han pasado cinco y más años del retiro. Esto lo que da es pena.
pabloaure@gmail.com
Twitter:@pabloaure

lunes, 8 de marzo de 2010

El Carabobeño 08/03/10
¡Hasta cuándo!
Con la arrogancia de Salas no es posible la unidad


Pablo Aure

Ya se empiezan a ver los resultados de la gracia del “gallo”. Ayer fue saboteada la reunión de la mesa de la unidad por bandas de supuestos policías de civil, que abruptamente penetraron con la supuesta petición de ser oídos. Para Salas, una aparente victoria es truncarle las aspiraciones al empresario Miguel Cocchiola de convertirse en candidato a diputado por el circuito tres y para lograrlo da lo que sea, hasta “ceder el circuito” (como si le perteneciera), proponiendo como suplente a un joven valiente y meritorio, pero quien, a decir verdad, no goza de mayor apoyo dentro del sector estudiantil.

No es fácil lograr la unidad. Todos tienen sus intereses, desde luego, los que, dicho sea de paso, no son los mismos del común de la gente.

Ayer, la Mesa de la Unidad, aquí en Carabobo, fue acabada a fuerza de puñetazos, precisamente porque la agrupación liderada por el candidato a suplente del circuito tres propuesto por el jefe de Proyecto Venezuela pidió derecho a estar presente. ¡Vaya candidatico! Definitivamente, todos conocemos la arrogancia de Salas y lo difícil que es sentarse con él a buscar un acuerdo: es casi como imaginarse un acuerdo con el mismísimo Chávez.

Hablan de unidad por un lado, pero, al mismo tiempo, fomentan la desunión. Dicen que los que no están con él le están haciendo el juego al chavismo, cuando, por todos es muy bien conocido, quién es el que de verdad le ha hecho el juego al chavismo. Lo repiten una y otra vez, en una suerte de práctica goebbeliana para intentar convertir esa mentira en realidad.

En Carabobo todos saben quién es quién. En estos años está súper ubicado quién es el que se ha dado a la tarea de dividir para que otros liderazgos no emerjan. Eso es archiconocido. Pero, a pesar de ello, todos, a excepción del eterno divisor, quieren conformar la unidad, claro está: de manera responsable, seria y equitativa. Es decir, totalmente de forma distinta a como el Dr. Salas quiere lograrla: llevándose por delante a todos los que no acepten a rajatablas sus imposiciones.

La universidad es pluralidad


Que nadie confunda los roles: la universidad no es un partido político y tampoco propone candidatos, aunque quienes estemos en ellas tengamos nuestras inclinaciones hacia tal o cual nombre.

La universidad implica universalidad, es decir, un espacio donde convergen y se toleran personas de las distintas corrientes del pensamiento. Claro que, en lo particular, no puedo ver con malos ojos que a la Asamblea Nacional vayan personas que provengan de nuestra Alma Máter, que estén capacitadas suficientemente, sólidamente preparadas y con guáramos. Por ejemplo, nuestro ex rector magnífico, profesor Ricardo Maldonado, es, sin dudas, un excelente aspirante. Pero, de allí a que sea la universidad la que le resuelva un problema a un hombre que se cree estar más allá del bien y el mal, hay mucha distancia.

Le debo pedir como universitario, al creador de esa maquiavélica idea, que no vea a la universidad como su tabla de salvación. La Universidad de Carabobo tiene más de 100 años de existencia y jamás se le ha entregado a ningún tirano. Ni nacional, ni mucho menos regional. Cuidadito señor Salas: no se equivoque porque sabremos responderle, no como docentes ni autoridad, sino como pueblo.

Los universitarios, cuando hablamos de asuntos políticos extramuros, lo hacemos como ciudadanos y no como autoridades. Ahora bien, entendiendo la grave crisis que hoy perturba la paz del país, y estando claros que en Venezuela no existe un gobierno democrático sino uno de corte dictatorial, no nos está permitido mantener el silencio y apartarnos para no involucrarnos en los asuntos políticos; porque, antes que profesores o autoridades, somos ciudadanos que tenemos que luchar por nuestro país, ya que si no tenemos país mucho menos tendríamos universidad.

Estudiantes irreverentes

¿Será que junto a las definiciones candidaturales del sector democrático los problemas del país se han acabado? ¿Será que no hay tiempo de protestar sino sólo de llegar a acuerdos para confeccionar los circuitos y la lista de candidatos a diputados? ¿Dónde están las manos blancas que ya no las veo en las calles de Venezuela? Quiero decirles a los estudiantes, irreverentes de siempre, “que no se asustan de animal ni policías”, como dice la canción de Violeta Parra, que no permitan que la política mal entendida los contamine y les ensucie sus corazones e ideales. No transijan por cargos burocráticos. Ustedes valen mucho más que cualquier cosa. Son la esperanza y el futuro de Venezuela. Desgraciado aquel joven que cae en las garras de los dinosaurios políticos, pues derrumban monumentos de ilusiones. El pueblo cree en el movimiento estudiantil venezolano, y siempre ha creído: en el 28, contra la tiranía de Juan Vicente Gómez; en el 58, contra Marcos Pérez Jiménez, y ahora, cuando Venezuela está atravesando por una de sus peores épocas, también el pueblo cree en ustedes. Sepan distinguir los propósitos de sus luchas. Ustedes no se deben a una línea gubernamental. Ustedes deben y tienen que ser inconformes, porque los gobiernos nunca son perfectos. Busquen la perfección, la excelencia, la justicia. Ubiquen sus mentes al lado de sus corazones y no se dejen cautivar por edificios artificiosamente creados para enamorarlos.

pabloaure@gmail.com

Twitter: @pabloaure