lunes, 28 de septiembre de 2009

Populismo y represión

El Carabobeño 28/09/09
¡Hasta cuándo!
Populismo y represión
Pablo Aure
Ayer, luego de revisar algunos medios de comunicación, entre ellos El Tiempo de Bogotá, me topé con un artículo intitulado: “¿Usted le cree a Chávez?” escrito en la sección de blogs por Juan Carlos Martínez. Desde luego, rápidamente me identifiqué con la pregunta porque no se cuál es la razón por la cual todavía hay personas que le puedan creer a ese personaje (al Presidente de Venezuela, no al autor del artículo). Presiento que a estas alturas del partido, no obstante el 40% de popularidad presidencial, son muy pocos los que le creen; pero es que, lamentablemente, tampoco hay otros personeros de la vida política venezolana a quienes creerles; y no lo digo porque no digan la verdad, sino porque no han construido el liderazgo suficiente para desenmascarar y desplazar al dictador. En consecuencia, al teniente coronel, si bien es cierto que lo ven como un farsante, no es menos cierto que en la actualidad lo sienten como uno de los suyos. Los de antes también lo eran, pero los venezolanos los veían distantes, mientras que a éste lo consideran cercano, no justamente por sus realizaciones efectivas en su favor, sino por la retórica populista y populachera con la que los marea. Por desgracia, en Venezuela, desde que es Venezuela, las cosas de la política no terminamos de verlas con seriedad. La mayoría no hemos desarrollado una cultura para ver más allá de nuestras narices y nos conformamos con el día a día; poco o nada hacemos para mejorar las condiciones de vida. El Estado si acaso da para los pobres los primeros auxilios, que es lo que prestan en los pocos módulos de “barrio adentro” que quedan operando, ya que, si no lo sabían, la mayoría de los médicos cubanos se han marchado a Miami. Un médico o una enfermera que le tome la temperatura y le dé una pastillita, es quizá lo que queda de “barrio adentro”. La situación del pueblo venezolano es dramática: tenemos a un irresponsable llevando las riendas del país, dilapidando el erario público y por otra parte el sector democrático parece no encontrar rumbo para construir un discurso creíble para las clases desposeídas. Mientras esto pasa, en Margarita el despilfarro campea. Me cuentan personas que estaban de vacaciones allá y que tuvieron que adelantar el retorno por la cumbre, que los abusos no tienen nombre. Camionetas de último modelo importadas (porque por ninguna parte se ve un Tiuna), limusinas, helicópteros, y pare usted de contar, mientras el pueblo de Anzoátegui, al echar un brinquito, está a oscuras y padece todo de calamidad.
Obras son amores
El sábado el gobernador de Carabobo dijo: “le pido al Gobierno Nacional que acepte que ha fracasado en la Ciudad Hospitalaria y me la devuelva con sus recursos, que yo la pongo a andar. Lo hice en el pasado y estoy seguro de que lo volveremos a hacer”. Lo del fracaso en materia de salud ya lo reconoció el Presidente, que, por cierto, ya había dicho que en materia de viviendas estaban raspados sus ministros. Recordemos que la semana pasada la salud fue declarada en emergencia; aunque creo que los bandidos rojos rojitos aprovecharán esa declaratoria para seguir echándole manos a los recursos destinados a la salud, ya que obviarán cualquier proceso licitatorio. Ahora bien, volviendo a lo que dijo Henrique Fernando Salas Römer, creo que los valencianos deberíamos hacer causa común en pedirle al Gobierno Nacional que devuelva a la región la administración de su Hospital Central que en una época fue orgullo de los carabobeños. Esa bandera debe ser enarbolada por todos los carabobeños, y no tiene color partidista. No tengo la más mínima duda de que la Ciudad Hospitalaria Enrique Tejera (CHET) en manos de un gobierno regional con funcionarios capacitados para gerenciar el asunto de la salud, volverá a ser lo que un día fue. Desde esta trinchera de la columna ¡Hasta Cuándo! propongo comenzar una cruzada por la devolución de la CHET, con la consigna “obras son amores y no buenas razones”. De qué vale que el Presidente diga que se preocupa por los pobres pero al mismo tiempo no hace absolutamente nada para que tengan una atención digna. Insisto, la bandera de la devolución del hospital tenemos que enarbolarla todos: los del norte y los del sur, los rojos, los amarillos o blancos.
Vecindario peligroso
En la Casa de Nariño hay preocupación por el ingreso de Venezuela a la carrera nuclear. Alvaro Uribe mostró su inquietud ante un eventual conflicto nuclear en el que Colombia pueda verse comprometida. Imagínense ustedes: en Colombia hay preocupación, pero aquí en Venezuela cuyo Gobierno está vinculado hasta la coronilla con mandatarios y organizaciones terroristas, no queremos abrir los ojos. No se trata de simples especulaciones. Es un hecho reconocido por las autoridades venezolanas: En efecto, el ministro de Ciencia, Tecnología e Industrias, Jesse Chacón, aseveró que Venezuela tiene planes de utilizar la energía nuclear sólo con fines pacíficos y medicinales, y que los estudios para ubicar el uranio en nuestro país se están ejecutando con el apoyo de Rusia. ¿Quién puede creerle ahora al ministro Chacón, qué podremos esperar de lo que hará con la energía nuclear? Pero hay algo más: ¿quién le va a creer que la utilización de la energía será para fines medicinales? Si es una verdad -con testigos- que para recuperar las instalaciones, la infraestructura, los quirófanos, dotar de material quirúrgico o de remedios a nuestros hospitales no hace falta el uranio ni el plutonio.
Camino al infierno
Hace algunos meses a uno de estos inefables uniformados se le ocurrió decir “candelita que se prenda, candelita que se apague”. Pues bien, creo que tanto a él como a su sustituto les ha sido imposible apagar todas las “candelitas” que se han prendido en el país. Huelgas y protestas por todas partes. Ya el pueblo, sobre todo los jóvenes, no se asustan ante las amenazas de llevarlos a la cárcel por salir a protestar; al contrario, cada vez que un funcionario los amenaza los estudiantes lo entienden como un incentivo a la protesta. No se qué va a hacer el Gobierno con las decenas de jóvenes que hoy se encuentran en huelga de hambre reclamando la liberación de los presos políticos, especialmente del joven carabobeño Julio César Rivas; tampoco sé, qué hará con los obreros del Zulia que se cosieron la boca para no comer; o qué hará con los vecinos que cada día y con mayor frecuencia salen a las vías públicas a reclamar por los servicios públicos, por los apagones eléctricos, o por la falta de agua, o la suciedad. Para no hablar de las “candelitas” que se prenden en cada una de las morgues de nuestro país cuando los dolientes van a reclamar a sus familiares muertos y no se los entregan por falta de médicos forenses. O de las “candelitas” que ya son unas llamaradas que se encienden en cada rincón del país ante la ola de crímenes que enlutan a los hogares venezolanos. Por el camino que vamos no es difícil imaginarnos hacia dónde camina el país.
pabloaure@gmail.com

martes, 22 de septiembre de 2009

Emergencia nacional/ Pablo Aure

El Carabobeño 21/09/09
¡Hasta cuándo!
Emergencia nacional/ Pablo Aure

Cada día que pasa se demuestra más la ineptitud de los que están dirigiendo los destinos del país, y como la mayoría de los incapaces, siempre encuentran un responsable a quien echarle la culpa. El pasado miércoles 16 de septiembre ocurrió una tragedia en la población de Clarines, estado Anzoátegui: un camión que transportaba una sustancia tóxica (gas cloro) fue chocado por otra gandola que transportaba láminas de acero. De acuerdo con el reporte del ciudadano gobernador de Anzoátegui la misma noche del accidente, el camión que transportaba láminas de acero se desplazaba a exceso de velocidad, haciendo ver que el choque se produjo por imprudencia de uno de los conductores. Lo cierto del caso es que, al producirse la colisión, las láminas de acero fracturaron algunas de las bombonas de cloro, lo que produjo que se esparciera el gas en el aire. Ya van 11 muertos y más de 800 personas que están afectadas por haber inhalado la envenenada sustancia. Quise hacer este pequeño relato del lamentable accidente de Clarines por una razón muy sencilla: se pretende que la soga reviente por lo más delgado sindicándose la responsabilidad a los humildes choferes de los camiones en colisión. Pero está a la vista que los responsables son los propios cogollos del régimen. Y digo eso por la razón siguiente: en la Petroquímica del Zulia (Pequiven) se llenaron los cilindros con esa sustancia tóxica que fue a parar a los pulmones del pueblo anzoatiguense, y si en esa planta se hubiesen cumplido las normas de seguridad, el fatal accidente era casi imposible que sucediera. En efecto, en la Petroquímica del Zulia despacharon la carga sin que el vehículo que la iba a transportar tuviera los custodios necesarios: uno en la parte delantera y otro en la trasera, para evitar riesgos en caso de colisión. Pues bien, ahora los platos rotos quieren ponérselos a pagar a Iván Segundo Espina, el chofer de la gandola que transportaba el gas cloro. Ayer lo privaron de su libertad luego de que la Fiscalía del Ministerio Público le imputara los delitos de homicidio intencional a título de dolo eventual, lesiones graves, leves y menos leves, contenidos en el Código Penal, y por el delito previsto en el artículo 82, ordinal 1º, de la Ley Sobre Sustancias, Materiales y Desechos Peligrosos. Para aquellas personas que no entienden lo que significa dolo eventual, trataré con palabras llanas de explicarles que se produce cuando en la persona que comete el hecho no existe la intención de ocasionar un daño, pero aun así sabe que puede cometerlo si actúa de determinada manera. Por ejemplo, andar a exceso de velocidad en un centro poblado, cargar una sustancia tóxica sin tomar en cuenta las medidas de seguridad, etc. El dolo eventual traspasa las fronteras del delito culposo, en el cual el agente que produce el daño ni siquiera se supone lo que puede derivar de su conducta. El dolo es actuar con intención de producir algo que se sabe es contrario a la Ley; la culpa es no obrar con la suficiente diligencia para evitar un acto. Si en realidad queremos buscar la verdad y administrar justicia en su justa dimensión, comencemos desde la Petroquímica del Zulia, luego revisemos el estado de las carreteras y examinemos por cuántas alcabalas pasó la gandola desde el Zulia hasta Anzoátegui transportando esa carga tóxica sin que ningún guardia nacional evitara su tránsito, violentando la normativa señalada en la Ley Sobre Sustancias, Materiales y Desechos Peligrosos. Preguntémonos también por qué en el centro hospitalario que atendió a los lesionados no había oxígeno y deduzcamos si existen otros responsables. Repito, no veamos la cuerda por lo más delgado para romperla. Observemos globalmente el asunto y reconozcamos, de una vez por todas, que en este proceso -y que- revolucionario la ineptitud campea.
Régimen fracasado
Es ahora cuando el comandante-Presidente se da cuenta de que en Venezuela la salud está en emergencia. No sabemos qué faltaba para reconocer el rotundo fracaso del régimen en materia sanitaria. Esperemos ver la manera como atacará esa crisis. Ese comandante que viaja en lujosos aviones, camina por alfombras rojas, se manda a hacer películas, se viste con costosos trajes y carga en su muñeca izquierda suntuosos relojes, desconocía que en los hospitales no existían insumos para atender a nadie, y que los pacientes tienen que llevar hasta las jeringas. Declaró la emergencia en el sector salud. Pero no se ha percatado de que la emergencia es, en verdad, en todos los sectores. ¿Acaso no han observado el estado de las carreteras, de las escuelas públicas y de todos los ministerios? Dense una vueltica por la Refinería El Palito, véanla en su total destrucción; lléguense hasta Planta Centro y pregunten cómo se encuentra, para que salgan despavoridos cuando les informen que en cualquier momento sufriremos un apagón difícilmente de solucionar por un largo tiempo.

Referéndum y elecciones
Caradurismo es el emblema de la “revolución”. En su programa dominical Aló, Presidente, el Jefe de Estado hizo un llamado a fortalecer la revolución socialista y recordó que, a partir de enero de 2010, los opositores estarían facultados para convocar un referéndum revocatorio en su contra, como está contemplado en la Constitución. No sé a qué opositor se le ocurrirá eso, pero creo que una iniciativa así sería lo mejor que le pudiera ocurrir al régimen. No es descartable que desde la misma sala situacional de Miraflores se promueva dicho referendo. Chavistas disfrazados de opositores sobran para esa jugada. No hay que olvidar que el año próximo supuestamente se realizarán las elecciones para concejales y diputados a la Asamblea Nacional, y la única manera de oxigenar a los “bates quebrados” oficialistas es montándolos nuevamente en los hombros del comandante. Por tal razón, a los candidatos chavistas les vendría muy bien que se promocione un referéndum revocatorio presidencial. Caso contrario, su derrota está cantada, siempre y cuando el sector democrático que aspira a llevar candidatos a los concejos municipales y a la Asamblea Nacional entiendan que deben presentarse de manera unida. Si no, la abstención, el Registro Electoral, los circuitos electorales simulados y el Consejo Nacional Electoral teñirán de rojo nuevamente la mayoría de las curules municipales y nacionales.
pabloaure@gmail.com

lunes, 14 de septiembre de 2009

El país que queremos

El Carabobeño 14/09/09
¡Hasta cuándo!
El país que queremos
Pablo Aure
La tarea para reconstruir este país será más que dura. El alto gobierno ejecuta una política devastadora. Y es que no puede resultar nada positivo de una doctrina inspirada en un cóctel, amalgamando lo peor del mundo militar con un vetusto modelo comunista, del que casi nadie reconoce vigencia. No podemos dejar de pensar cuál será la forma para salir de este atolladero. Que se entienda bien: ya no es de Chávez solamente, sino de todo lo que él ha sembrado. ¿Cómo lograr recomponer lo que este régimen ha destruido? ¿Cómo reconciliar al pueblo de Venezuela, dejando impune tanto delito perpetrado contra la república? No es fácil, pero no por ello debemos quedarnos con los brazos cruzados. A muchos les ha pasado por la cabeza tener a Chávez hasta la eternidad y no volver a ver una Venezuela unida. Con tristeza observo que una gran cantidad de nuestros jóvenes buscan desesperadamente abandonar el país, para encontrar mayor seguridad y establecer sus proyectos de vida.
¿Cuál revolución?
Qué desgracia. Con tanto dinero que este régimen ha manejado y lo que ha generado ha sido hambre, miseria y corrupción. Un presidente que piensa en adquirir más aviones de guerra, cohetes, tanques, submarinos y armamento en general, no puede seguir al frente del Estado. Pero, a pesar de la irresponsabilidad presidencial, lo seguiremos teniendo hasta el día que entendamos que sólo mediante la unidad de los sectores democráticos, el país puede enrumbarse hacia un destino mejor. Los madrugonazos soñados por algunos no resolverán el problema. Nuestro país necesita tener conciencia de saber dónde estamos parados. Es el pueblo quien debe destituir no solamente a Chávez, sino a toda la vagabundería y malandraje que lo rodea.
Lo ideal
Construir un país donde provoque vivir, y no huir. En el que el pueblo crea en los órganos encargados de administrar la justicia y donde no exista una jauría en el Ministerio Público esperando una orden del partido de gobierno para atacar y encarcelar una próxima presa disidente. En el que tengamos un parlamento donde se discutan con transparencia y sabiduría las normas que integran el ordenamiento jurídico, en lugar de obedecer a un dictador. En el que tengamos militares serios, ajenos a la lucha política, que se ocupen de sus verdaderas funciones. Queremos un país donde se respete la voluntad popular. Que los alcaldes y gobernadores trabajen coordinadamente, sin importar la militancia partidista que profesen, y que entiendan que son servidores públicos y no funcionarios que se sirven del público. Un presidente que invierta en Venezuela los recursos provenientes del petróleo, y no los utilice para promocionarse por el mundo. No tengo dudas de que el pueblo honesto, que todavía está engañado por Hugo Rafael, jamás se podría oponer a un modelo de país como el que les he descrito. Pero para construirlo tenemos que proponérnoslo. Cada persona debe convertirse en un predicador e insistir en todas partes que sí es posible vivir en una Venezuela mejor. Tenemos las herramientas. Podemos hacer la transformación que se le vendió al pueblo en el año 1998 y que todavía no se ha materializado.
Evitemos una guerra civil
El pueblo tendrá la última palabra: mantener el conflicto y la desunión o apostar a la reconciliación. Por el camino que vamos, indefectiblemente llegaremos a un sálvese quien pueda. A un enfrentamiento todos contra todos: rojos, amarillos, blancos, verdes o incoloros. Pero podemos evitarlo. Convoquemos, esta vez sí, al poder originario, porque estamos a punto de un estallido social. Eso nadie lo puede ocultar, ni siquiera los chavistas recalcitrantes. Entonces, abramos la válvula de escape, convocando al pueblo para reencontrarnos. El artículo 347 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela señala: “El pueblo de Venezuela es el depositario del poder constituyente originario. En ejercicio de dicho poder, puede convocar una Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de transformar al Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución”. Lo hemos venido planteando desde antes del fallido referéndum revocatorio presidencial, porque nada hacíamos sacando a Chávez pero dejando intacto este disparate en que se han convertido los poderes públicos. Por más que parezca utopía lo que estoy planteando, no tengo dudas de que es perfectamente realizable y además, es la única manera de evitar una guerra civil. Antes de estar pensando en referendos abrogatorios para leyes y otras iniciativas legislativas, tenemos que pensar en una Constituyente cuya iniciativa popular, de acuerdo al artículo 348 de la CRBV, puede partir del 15% de los electores y electoras inscrito en el registro electoral. Amigos: se produzca un madrugonazo, o la corriente democrática gane las próximas elecciones para diputados a la Asamblea Nacional, tarde o temprano se tendrá que convocar una Constituyente en la que estén presentes todos los sectores del país, y que sea un espejo de la realidad nacional. Que se respete el derecho proporcional de las minorías, y que de esa manera consensuada se construya el modelo de país moderno que merecemos los venezolanos.
Sabuesos de la fiscal
El régimen se montó en el aparato represivo para intentar evitar que el pueblo salga a las calles a reclamar sus derechos. Muchos piensan que el camino de la represalia a la oposición es inevitable, que en los próximos días el régimen recrudecerá la persecución y el encarcelamiento de figuras políticas, como una respuesta lineal inesquivable. La lista de los presos políticos es cada vez más larga. El último de los encarcelados es un joven de 22 años de edad, cuyo único delito ha sido oponerse a la barbarie con ideas y manifestaciones perfectamente encuadradas dentro de la Constitución. Julio César Rivas se halla tras las rejas gracias a un Ministerio Público felón. Los esbirros fiscales a quienes les ha correspondido actuar contra Julio Rivas, saben muy bien que el joven no ha cometido delito alguno, y que todas sus actividades están amparadas en el ejercicio de sus derechos fundamentales, pero aún así, cual Benavides, quieren ganar la indulgencia del supremo líder. Qué lástima nos da a quienes hemos abrazado la profesión de abogados para dar valor y fuerza a los débiles contra el abuso y la desigualdad. Con el devenir de esta corruptela roja rojita se han caído las mascaras de algunos funcionarios, que han sido capaces de vender su conciencia castigando a inocentes. A ellos, nos permitimos recordarles que, desde Galileo, la tierra se mueve, y al mismo tiempo, que recuerden que nunca es tarde para recapacitar. pabloaure@gmail.com http://twitter.com/pabloaure

lunes, 7 de septiembre de 2009

Barajo miedo

El Carabobeño 07/09/09
¡Hasta cuándo!
Barajo miedo
Pablo Aure

Inicio de clases
La batalla en contra de la Ley Orgánica de Educación ahora es cuando comienza. El 16 de septiembre debemos demostrarlo asistiendo a los colegios y liceos públicos o privados de nuestros hijos, vociferando el más contundente rechazo a ese instrumento legal. Que nadie se haga el desentendido. Es nuestro deber defender el futuro de Venezuela. Ese día deben existir tantas asambleas ciudadanas cuantos colegios tengamos. No es el momento de que otros decidan por ti la educación que impartirás a tus hijos.
No es difícil organizarnos en ese sentido: que cada padre o representante vaya al colegio o escuela donde estudia su muchacho, y aquellos que todavía no tienen hijos pero están preocupados también por la situación, que asistan al colegio o liceo más cercano y se involucren en el debate, explicando el peligro que la ley representa para que de ese modo hagamos saber por qué nos oponemos a su implementación.
Ha llegado la hora de desafiar con la razón las insinuaciones de la Fiscal General de la República de abrirnos un expediente si alteramos la paz. ¿Cuál paz? Aquí lo que hay es una sensación de ¡Quieto ahí! impuesta por la delincuencia que campea, entiéndase, la común y la de cuello rojo.
Vergüenza sentimos los venezolanos cuando vemos a representantes del Ministerio Público hacerle el juego por un bozal de arepas a este régimen dictatorial. Qué lástima que en las dictaduras hay funcionarios faltos de dignidad, que actúan como verdaderos mercaderes de la justicia.

Interés oscuro
Recibimos una repentina llamada del presidente de la televisora DAT TV en la que nos informaba que “por razones de peso” se obligaba a sacar del aire el programa ¡Hasta cuándo! que se transmitía todos los días jueves y domingos por esa televisora regional, bajo nuestra conducción.
Casualmente, ya algunas personas me venían alertando sobre esa posibilidad debido a que la audiencia y penetración del programa en las zonas populares de Valencia estaba causando molestias en sectores oficialistas. El programa recogía las ingentes quejas de los ciudadanos habitantes de los abandonados barrios populares de esta ciudad. Es inmensa la lista de peticiones que tenemos para que ¡Hasta cuándo! se transmitiera en diversas comunidades.
Esta censura delata la grave situación de conculcación de la libertad de expresión que padecemos en nuestro país.
El cierre de emisoras, la asfixia vía recortes de divisas a los medios para la adquisición y reparación de equipos, de papel para los periódicos, el cierre de emisoras y la amenaza latente de clausura a las que siguen operando, es la forma como el gobierno busca sacar del aire programas y emisoras que le son incómodos porque se resisten a consentir el modelo político fracasado que el chavismo pretende instaurar en Venezuela.
La persecución contra comunicadores sociales que transmiten las verdaderas calamidades que está padeciendo Venezuela, está a la orden del día. Verán los venezolanos cómo cada día disminuirán hasta desaparecer los programas y medios que divulguen denuncias sobre el bochorno que sufrimos. De hecho, cualquier televidente puede constatar que al cambiar los canales en su televisor se repite el mismo estilo cubanoide de televisión con predominio de imágenes del presidente y aduladores de su figura.
Lo cierto del caso es que, hasta el momento de escribir esta columna, no hemos tenido a la vista ningún documento que justifique el cierre de ¡Hasta cuándo!, aunque, extraoficialmente, me han dicho que tales “razones de peso” provienen de la alcaldía valenciana, debido a que en uno de los programas algunos líderes comunales del chavismo manifestaron haberle retirado el apoyo a Edgardo Parra por haberlos abandonados a su suerte.
Ya sabemos entonces de qué se trata la consigna municipal “socialismo eficiente”: eficiente en perseguir la disidencia, hacer pintas y consignas amenazantes a las puertas de los medios de comunicación. En eso sí es eficiente el socialismo municipal, porque en lo que son sus responsabilidades, bien es sabido el estado de abandono e inseguridad que estamos sufriendo.
De no existir Globovisión, los ciudadanos no tendríamos cómo ver por televisión ninguna opción distinta a la línea editorial que imponga el oficialismo.
La cobardía de los medios no conduce sino a la consolidación de la tiranía.
La coartada de Sun Sung
Ayer leí con especial interés el foro que el agudo periodista Alfredo Fermín le hizo al primer gobernador electo por la voluntad popular en Carabobo, Henrique Salas Römer.
En honor a la verdad debo decir que suscribo muchas de las cosas dichas por el ex gobernador, aunque jamás estaré de acuerdo con la respuesta que dio a la siguiente pregunta de Fermín: “¿Por qué usted, que fue el abanderado del proceso de la descentralización, no salió en su defensa cuando el Presidente le quitó facultades a los gobernadores?”. Y el ex gobernador contesta: “Sun Sung decía que aquel general que lanza su Ejército al ataque sin estar seguro de la victoria, no es digno de la confianza del pueblo soberano. Éste no es un momento oportuno para librar ese tipo de batallas”.
Esta respuesta del ex gobernador me parece más bien que trata de esconder de forma táctica otra realidad, como la del miedo al gobierno central por las retaliaciones que pudiera emprender contra el gobierno regional. Porque lo menos que se puede pedir es que se levante una voz autorizada contra la frontal vulneración de valor fundamental de nuestro sistema constitucional. No se trata de dar una batalla cuerpo a cuerpo, la cual, evidentemente se perdería contra un caudillo militar que ha subordinado e ideologizado al ejército venezolano, junto con las milicias pretorianas que inconstitucionalmente ha creado, a un proyecto comunista.
Desde luego, lo que se plantea es una batalla de ideas. Desconoce Salas el derecho que tienen las minorías en los sistemas democráticos. Él debe recordar que se convirtió en diputado siendo minoría y fue electo gobernador de Carabobo en situaciones a todas luces adversas. Pero con la palabra convenció al pueblo carabobeño. Carabobo vio entonces en él al paladín de las minorías. Su discurso caló. Denunció estafas inmobiliarias. Recordamos que se veía acorralado en épocas del bipartidismo, sin embargo, pudo emerger. Si hubiera sido por ese principio de la guerra, Salas no hubiera salido a la palestra, porque él mismo sabe que, de principio, no estaba seguro de la victoria.
La pelea o batalla a la que alude Sun Sung obviamente no es la de la confrontación de las ideas, sino la lucha armada.
Claro está, jamás pelearíamos con el ejército rojo de Chávez, ni con sus mercenarias milicias, pero ello no implica que nos neguemos a refutar con ideas los puntos en que disentimos del régimen, Dr. Salas.
pabloaure@gmail.com