¡Hasta cuándo!
Las muletas de Maduro
pabloaure@gmail.com
@pabloaure
Hoy comienzan las clases en educación inicial y primaria. Ya veremos
mañana los reportes de escuelas inoperativas. Muchas prácticamente en
ruinas. Solo activas las privadas, y una que otra dependiente de las
gobernaciones o alcaldías. El régimen tratará de anunciar como gran
logro el reinicio de las clases y la dotación de libros y útiles
escolares para los niños. Pero es puro cuento. Son las mismas mentiras
que repiten todos los años.
Maduro sabe que si invierte en educación estaría cavando su propia
tumba: la dictadura castro-comunista se desmoronaría con educación de
calidad. Mientras más ignorante sea el pueblo, mayor es el compromiso y
la esperanza de la gente en esta locura del siglo XXI que no es sino el
retroceso al siglo XIX. De allí la razón de los miserables sueldos de
maestros y profesores. Ni se diga del ahogo al sector universitario.
El sábado habló de la donación de libros y “libras” con lo cual da un
mal ejemplo a los jóvenes estudiantes que pueden creer que si así habla
un presidente pues no vale la pena poner cuidado al aprendizaje de la
lengua. Algunos piensan que ya lo dice a propósito, para distraer, y que
se nos vaya el tiempo en los comentarios. El asunto es que de todas
maneras vivimos la tragedia de un liderazgo impuesto que en nuestras
narices lo destruye todo, llevándonos a un estado de crispación con un
alto costo de la vida, que tiene postrado el presupuesto de la clase
media y trabajadora que no tiene cómo paliar la situación de enviar sus
hijos a la escuela.
Señores, no hay que tener contemplación alguna con este régimen que
no ha hecho otra cosa que ponerle mano al tesoro de la nación. Ya se
están solazando con el anuncio del dólar permuta, que se dice viene en
octubre. Legalizarán lo que hasta ahora ha pasado en el devenir
espontáneo de la economía monetaria con el llamado dólar negro. La maxi
devaluación la seguirán manejando a su antojo para sostener el aparato
militar y burocrático, ahora revestido con un manto normativo.
¿Un militar dirigiendo la economía?
El viernes pasado Nicolás Maduro anunció la creación de un “Órgano
superior para la defensa de la economía”. Puro bla bla, porque la
economía de Venezuela no se levantará con las actuales políticas
económicas estatistas y centralistas que, sin dudas, persiguen arruinar
la producción nacional. Es que acaso no recordamos al difunto, que todos
los años nos venía con un nuevo plan de gobierno y que para robustecer
la economía, y lo que hacía era hundirnos más y más. Comenzó con aquel
célebre Plan Bolívar 2000, para darle lo suyo al estamento militar y de
esa manera incorporarlos al bacanal de corrupción. Luego vinieron otros,
incluida la supuesta “sobre marcha”. Ahora salen a anunciarnos la
configuración de ese mamotreto burocrático dirigido por un general
(García Plaza) Caramba. La verdad es que los venezolanos somos bien
mansos: ¿podemos creer que un militar va a ser capaz de poner en marcha
las medidas económicas que requiere la nación? ¿No hay economistas
especialistas?
Estrújale en la cara los problemas
Mientras Maduro hable de libros y libras, millones y millonas, penes,
panes y peces, alertos y alertas, nosotros debemos estrujarle en la
cara los verdaderos graves problemas del país; que no son propiamente su
mal manejo del idioma, o su ignorancia, sino la inseguridad, la
escasez, la galopante inflación, el pésimo funcionamiento de los
servicios públicos y la corrupción, entre muchísimos otros.
El presidente se burla de nosotros. No lo permitamos, y hagamos lo
que tengamos que hacer. No esperemos que alguien nos diga lo que tenemos
que hacer. Actuemos con sentido común, en el entendido de que quienes
están en el poder no tendrán escrúpulos para repeler cualquier acción.
Sin escrúpulos
Lo hemos dicho cientos de veces: tanto el jefe de gobierno como sus
aliados civiles y militares, carecen de principios morales, y serán
capaces de cualquier cosa para impedir que los desalojen del poder, como
suele suceder. Viviremos momentos difíciles, no lo duden. Viene
represión. No nos extrañemos cuando comiencen las desapariciones o los
“accidentes” misteriosos de líderes incómodos para la estabilidad de la
dictadura. La dura represión será el último instrumento al que apelará
Maduro. Por eso los Castro lo prefirieron a él, y no a otro.
En Cuba ha sido común hacer desaparecer a los líderes disidentes. El
año pasado, precisamente el 22 de julio, Oswaldo Payá, uno de los
fundadores del Movimiento Cristiano de Liberación, y defensor de los
derechos humanos y cívicos del pueblo cubano, falleció en un accidente
de tráfico. En ese mismo accidente también falleció el opositor Harold
Cepero. En el juicio se dijo que el auto había sido embestido varias
veces, con la intención de sacarlos de la carretera y provocarles un
accidente. Jamás se aclaró.
Pues bien, en Venezuela, a los que gobiernan, que son los mismos que
allá, no se les aguará el ojo para hacerlo también. Ya lo han comenzado
en cierta manera con allanamientos absurdos a la inmunidad parlamentaria
de diputados opositores, después de golpearlos salvajemente con banda
de matones dentro de la misma Cámara.
Líderes para estos tiempos
Ante lo que tenemos, y lo que vendrá, quienes ejerzan la vocería de
la oposición deben saber a qué atenerse. Teniendo clarísimo que no será
mantequilla salir ilesos. Que comprendan que podrán ir presos y hasta
sus vidas peligrar.
Por eso, quien diga tener vocación política, también debe tener
coraje y valentía para defender lo que cree. Las cacerolas y las huelgas
de hambre tuvieron su tiempo y a ellos eso les resbaló.
Aunque corra el riesgo de ser criticado desde las mismas filas
opositoras, hoy no me quedaré con la tinta en el tintero. Reconozcamos
que hemos fallado. Digo hemos, para no hacer señalamientos precisos,
porque lo hecho, hecho está. No busquemos culpables, sino veamos hacia
atrás para no cometer los mismos errores. De esto no saldremos hasta que
entendamos que las elecciones son solo fiestas amenizadas desde el alto
gobierno, pero jamás serán el verdadero medio para destituirlos. No
estoy hablando de abstenernos, sino de complementar esos escenarios
electorales con acciones corajudas.
En otras palabras de aguarle la fiesta a los que la organizan. Por
ejemplo, que nunca más impidamos que el pueblo se desborde por las
calles, como se hizo en abril. Que los líderes sepan que la salida de
esto tendrá un gran costo, y repito, que quizá los que hoy dirigen la
oposición puedan perder la libertad o la vida en el intento. Tampoco
estoy llamando a la rebelión, sino afirmando que si seguimos haciendo lo
mismo, seguiremos obteniendo iguales resultados. Mientras no entendamos
eso, paradójicamente nuestros líderes serán “muletas” de Maduro, como
antes lo fueron del finado.
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