¡Hasta cuándo!
Única vía: Coalición Militar internacional
@pabloaure
La esperanza está en cada uno de
nosotros. No debemos dejar que nos venzan en la mente.
Es menester entender que la casta
política que tutela el régimen y, también los que se presentan como los ungidos
representantes de la vocería opositora, son la misma cosa. Quizá estos últimos
con aparente mejor aspecto, pero ninguno de ellos le hace bien a Venezuela. Ambos
grupos, son timadores de las aspiraciones de la nación.
Quiero que se me entienda bien. No
pretendo promover lo que algunos han querido denominar como la tercera vía. Estoy hablando de lo que
considero es la única vía para salir de este marasmo. Y para poder encontrarla
es indispensable hablar sin ambages de la implementación en la práctica de lo
que pudiéramos concebir como de derecha radical. Esto no significa una
ideología particular, que no lo es, pero si la imagino como la medicina a este
desbarajuste.
El chavismo es el resultado de la
desconfianza que sembró lo que hoy representa Juan Guaidó. Quizá, por el
desespero propio de la situación, y el anhelo de cambio, en algún momento
pensábamos que el "interino", haría algo distinto, pero para desgracia
de Venezuela, resultó ser un socialista más, rodeado de agentes que han hecho
de la política un negocio. Antes y ahora. No es la edad de sus socios, porque
cuando faltan principios y valores, puedes ser un chamo o un anciano. Ese no es
el punto.
En asuntos de ideales y compromiso,
la edad no es un requisito, solo basta tener capacidad intelectual. Hay
intelecto para el mal pero también lo hay para el bien. Aquí la cronología
tampoco cuenta. Basta con que tengas buenos asesores. Los sepas escoger.
No me lamentaré. Nunca lo hago. Lo
que sí quiero dejar claro es que mientras se sigan a las personas y olvidemos los
ideales, no nos consideraremos como ciudadanos sino como parte de un rebaño que
los "voceros" moverán de acuerdo a su conveniencia. Eso es lo que
está pasando, y creo ha sucedido durante mucho tiempo. Es común resultar antipático
cuando expresamos nuestras opiniones. Hasta corremos el “peligro” de que nos
vean como desalmados. ¡Bien lejos con los prejuicios! Las ideas y las opiniones
hay que expresarlas, basta de ser prisioneros del “qué dirán”. O del: no seas
divisionistas. O que alguien espere una palabra bonita para seguir al que la
pronuncia.
En lo particular, no soy populista y
sostengo que el cambio en Venezuela debe ser radical apoyado con una fuerza que
no tenemos. Hemos perdido mucho tiempo y se han perdido muchas vidas. Muchos se
han acostumbrado (oficialistas y opositores) a vivir sin trabajar. Ese rancho
socialista hay que derribarlo. Quien trabaje más, tiene derecho aganar más, el
que se prepare más tiene derecho a escalar posiciones que ameriten del estudio
con justa remuneración. Pero, no es suficiente la preparación, es necesaria la
disposición.
Por otra parte, y con esto finalizaré
estas reflexiones, diré que hablar de elecciones donde no hay instituciones, es
tan necio como catalogar de antipolítico al que denuncia a los agentes de
partidos dominantes que han asaltado a Venezuela. No son los partidos sino sus
dirigentes los que se reparten el botín.
Es un tabú decir que sin partidos no
hay democracia. Democracia no es sinónimo de partidos políticos. Cierto, pueden
constituirse como una manera de organización ciudadana, pero poner su creación
como requisito para la existencia de la democracia es un desatino. Hoy, ni
nunca, en Venezuela quien decide no es la militancia de los partidos sino los
capitostes de los mismos, que casi siempre son dos o tres. No más. ¿Eso es democracia?
Cuando alguien vota por un candidato postulado por un partido, tengan la seguridad
que no votan por el candidato sino por el jefe de la organización que los
colocó allí. Por ejemplo, hoy en la Asamblea Nacional decide es la MUD (ahora
Frente Amplio) no el diputado o el ciudadano que los eligió.
Venezuela es un desastre y habrá que recomponerla.
Para el mundo somos un país con dos
presidentes, uno que ejerce el poder y otro que anda en campaña no sé para qué.
Con dos poderes legislativos, uno electo por el pueblo y el otro por el capricho
de la tiranía pero que en definitiva es el que impone sus decisiones. Dos
poderes judiciales, uno en Venezuela y otro en el exilio y lo más sorprendente,
que hace poco nos enteramos que el Poder Judicial del exilio, tiene también dos
juntas directivas. Esto es una locura. Esto no es normal. Pero hay quienes
siguen creyendo en la cigüeña. No amigos. De esto saldremos a la fuerza. Eso
sí: cuando se den las condiciones. No hay otra vía.
Olvídense de elecciones. Tendrá que
haber lobby con eventuales aliados internacionales y con ellos habrá que suscribir
un compromiso de reconstrucción implementando políticas capitalistas de
pragmatismo vigilado por ejércitos mundiales para poder enderezar lo que queda
de nuestra destrozada Venezuela.
Pablo Aure
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