¡Hasta cuándo!
La capitulación de Santos
@pabloaure
Cuando existe disposición de llegar a
un acuerdo transaccional, las partes en conflicto deben ceder
recíprocamente en algunas de sus pretensiones. Eso es lo normal en una mesa de
negociaciones que tenga que ver o no con la parte política. Si se aceptaran las
reclamaciones de una sola de las partes sin la debida contraprestación de la
otra, estaríamos en presencia de una sumisión con reconocimiento de la
arbitrariedad que pudo haber cometido una parte contra otra. Pues bien, eso es
lo que parece haber imperado en el acuerdo de “paz” en Colombia. La FARC ha
cometido los crímenes más horrendos que podemos imaginar, secuestrado,
asesinado, reclutamiento de niños para incorporarlos a la lucha armada, violado
a miles de niñas, y un sinfín de monstruosidades más. La FARC se erigía como un
Estado, y el presidente Santos al sentarse a dialogar, les reconoció la
beligerancia que invocaba para ellos el fallecido presidente Hugo Chávez.
La Habana fue el escenario para esas
negociaciones para lograr la fórmula supuesta para conseguir la paz en el
hermano país después de largos y duros 52 años de lucha.
Lo cierto del caso es que la semana
que viene, el 2 de octubre, habrá un referéndum en Colombia para que los
ciudadanos se pronuncien si están o no de acuerdo con el acuerdo de paz ¡Por
Dios! Quién puede estar con la guerra. Pero el asunto es dirimir bajo qué
condiciones se firmó y se consultará ese acuerdo. Fíjense ustedes la manera
como está redactada la pregunta: “¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la
construcción de una paz estable y duradera?" Leyéndola
aisladamente y sin haber sufrido los embates de la crueldad guerrillera, la
respuesta, sin lugar a dudas sería un rotundo sí.
Si nos detenemos a evaluar las
condiciones que Juan Manuel Santos aceptó en Cuba después de cuatro años de
negociaciones (o rendición) para lograr la paz, no tendríamos ninguna duda de
que lo que se consultará no es otra cosa que una humillación a las víctimas y a
las Fuerzas Armadas colombianas. Equivale a perdonar los crímenes ejecutados
por uno de los principales carteles de la droga del mundo.
Probablemente gane el “sí”, lo cual
se traducirá en mayor fuerza para los enemigos de la democracia.
Momentáneamente, Santos aparecerá como el gran pacificador de Colombia, pero no
pasará mucho tiempo en que vuelvan a aparecer los irregulares comprometidos en
el negocio del narcotráfico.
La lucha inicial de la guerrilla fue
por asuntos ideológicos, altruistas, reivindicativos, de acuerdo a sus
creencias. Pero hoy en día, aquel origen se desvirtuó para convertir su lucha
en una gran empresa económica que maneja miles de millones de dólares al año. A
eso nunca renunciarán. Con eso hay que acabar, como se lo planteó el presidente
Álvaro Uribe, que puso a raya a la guerrilla y casi las exterminó, reduciéndola
a su mínima expresión. Pero, desgraciadamente, Juan Manuel Santos las oxigenó y
está a punto de perdonar con un referéndum. Claro que si a cualquier mortal le
preguntan si está de acuerdo con la paz, contestará con un rotundo sí, por esa
razón es titánica la tarea de los promotores del “no”, deben recorrer todo el
territorio colombiano explicando en qué consiste esa capitulación ante sus
legendarios asesinos.
A todas estas, y mientras festejan la
victoria del sí, en caso de que así sea, el centro de acción de la
narcoguerrilla que no desaparecerá ´por ese acuerdo, porque maneja tanto o más
dinero que la empresa petrolera, será trasladado a Venezuela. Con la supuesta
pacificación de Colombia se engaña a los colombianos y se fortalecerán los
grupos irregulares en nuestra muy maltratada y desgobernada Venezuela.
No hay duda: la FARC ganó.
Beligerancia, escaños en el parlamento, reconocimiento político, y perdón por
sus crímenes. Colombia logra una aparente paz, que durará muy poco porque las
negociaciones con bandidos no se dieron dándole el trato de delincuentes sino
como a una institución filantrópica. Venezuela también pierde, porque la base o
centro de operaciones de la FARC se trasladará a nuestro país. ¡Si yo votara en
Colombia no dudaría en hacerlo por el NO!
@pabloaure
No hay comentarios:
Publicar un comentario