08 diciembre 2013
Editorial :Elecciones y esperanzas
Por segunda vez en este año el pueblo venezolano es convocado a
las urnas electorales. En esta oportunidad para elegir alcaldes y
concejales. No es un evento de poca importancia, aunque algunos se
entusiasman más cuando se trata de elecciones presidenciales. Mientras
más cercano está el gobernante mayor compromiso. Para los vecinos es
mucho más común encontrarse con un concejal o con el alcalde de su
municipio, que hablar con el gobernador; y ni se diga con el presidente
de la república. Desde luego, se trata de sistemas democráticos donde
poco importe quien sea el presidente o el gobernador, siempre y cuando
actúe con apego a la Constitución y a las leyes, y sobre todo con
respeto a los derechos de quienes piensan diferente.
Las votaciones de hoy, como ha sido costumbre en los últimos años,
están marcadas por un exagerado ventajismo de una de las opciones más
que todo con el fin de desmotivar o desmovilizar al electorado. Pero
contra eso, la verdadera fuerza de los ciudadanos es el deseo de tener
democracia, lo que pone una nota de aliento. Puede decirse que hoy los
venezolanos asistiremos a un auténtico acto de resistencia democrática
en el que nadie puede quedarse en casa. Tirios y troyanos debemos
expresar nuestras preferencias. Veremos hasta qué punto está conforme el
venezolano con la situación que vive. Probablemente no todos puedan ver
los boletines que emita el Consejo Nacional Electoral, porque quizá se
presente uno de esos apagones que constantemente ocurren por fallas,
descuidos o ineptitud de los encargados de mantener el servicio de
electricidad activo, pero al final todo se sabrá y las posibilidades de
un cambio de rumbo siempre están en la esperanza del voto.
No es el momento del desánimo. La sociedad no puede seguir inerme. El
llamado es a la participación decidida y con entusiasmo. Que existe
desconfianza, nadie lo duda. Pero la desconfianza no tiene porqué
paralizarnos. Al contrario, contra la desconfianza hay que actuar
firmemente. Sí vale la pena votar, aunque sea como ejercicio democrático
para seguir sembrando la semilla de ese árbol que anhelamos crezca con
raíces profundas y vigorosas. Prohibido rendirse. Los valientes
demócratas viven y mueren con la frente en alto. Los cobardes se
esconden detrás de un aparataje, y sintiéndose fuertes tratan de
infundir temor.
Hoy, el alto gobierno ha decretado el día de la lealtad. Tomémosle la
palabra y seamos leales a nuestros principios, a nuestras familias, a
nuestro país, a nuestro municipio. Tenemos que ser leales a la verdad,
rechazando la mentira. Pregúntate: ¿qué deseas para tu municipio?
Observa detalladamente lo que ocurre a tu alrededor y vota por quien tu
pienses cumplirá con sus promesas. Recuerda que el momento electoral es
solo un día, luego vienen los lamentos o las satisfacciones.
Ha sido una costumbre tratar de impresionar los últimos días de las
campañas electorales, inclusive el mismo día, con ofertas engañosas o
dádivas económicas para comprar conciencia. Contra eso también te debes
expresar. Recuerda que el alcalde que elijas hoy será el gerente de tu
ciudad. Si quieres ver el municipio de tus sueños vota por el que
consideres la mejor opción. Recuerda, no es al gobernador al que estarás
eligiendo, ni mucho menos al presidente. Hoy elegirás a un vecino para
llevarlo a la cámara municipal o a la alcaldía. La lealtad es con tu
futuro, no con imágenes del pasado.
La Fuerza Armada debe cumplir su rol. Ya basta de permitir abusos y
cohonestar triquiñuelas. No puede permitirse que motorizados intenten
sembrar pánico amedrentando a los electores de determinada tendencia.
Deben respetar las normas y reconocer que las votaciones son actos
cívicos y no militares. Deben garantizar la seguridad. Ojalá el día de
hoy sirva para que nuestras fuerzas armadas laven el uniforme que se les
ha venido manchando en los últimos procesos electorales con los
desafueros cometidos a las puertas de los centros electorales por grupos
claramente identificados con sectores gubernamentales.
Elecciones y esperanzas.
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