lunes, 2 de septiembre de 2013

Antesala de lo peor


¡Hasta cuándo!
Antesala de lo peor
(Foto Archivo El Carabobeño)
 Pablo Aure
pabloaure@gmail.com
@pabloaure
No podemos resignarnos a vivir bajo el imperio de este desorden, ni mucho menos a perder las esperanzas de reencontrarnos como pueblo. La perseverancia es nuestra única y última oportunidad. 
Creo que, aunque parezca mentira, no hemos visto la peor o la genuina cara del régimen que nos gobierna en Venezuela y que la ha convertido en despojos y ruinas de lo que fue una gran nación. 
Un país donde nunca faltaban alimentos ni productos de primera necesidad ahora sufre los embates de la escasez y la inflación que, dicho sea de paso, afecta en mayor escala a los más pobres y a los que habitan en las barriadas. Camiones cargados de harina Pan o de aceite ni de casualidad se acercan por esos lados por temor a ser saqueados, como ha venido ocurriendo últimamente. 
Estoy seguro de que la cuerda reventará por lo más delgado. Lastimosamente, es así. El pobre tiene menos pulmón para afrontar las crisis. Vive del día a día. Al dueño de la pulpería de cualquier barrio lo convertirán en enemigo de sus vecinos. Ya lo han hecho. Esas bodegas donde encontrábamos lo esencial para alimentarnos, hace rato están vacías. No es mentira lo que digo, compruébenlo ustedes mismos, dense una vuelta por las cadenas de supermercados y vean quiénes son los primeros en llegar cuando llega la harina Pan, el aceite o el papel tualet. Es más, muchos lo hacen como revendedores para ganarse una platica. La cosa es cada día más angustiante y no se ve mejoría.   
No podemos vacilar
Hemos denunciado muchas veces la falta de autonomía y separación de los poderes públicos en el país, lo cual significa que no estamos en democracia sino que padecemos las arbitrariedades, inmoralidades y atropellos de una dictadura “elegida”. 
No hay por qué asombrarse de lo que podamos ver en los próximos meses. Va develándose el verdadero rostro de estos siniestros personajes que llegaron al poder hace catorce años y que solo persiguen perpetuarse a la fuerza empleando todo género de ardides y, por carecer de principios y valores, no cuidan la forma de como alcanzarlo. Es, sin dudas, una dictadura de corte castrista lo que se ha enquistado en la otrora patria de libertadores. 
Frente a este oscuro panorama no es el momento de vacilar rindiéndonos mansamente. Aunque pensemos a menudo que estamos solos y desvanecidos, no hay ninguna duda de que al final el bien se impondrá sobre el mal y retomaremos la senda de la virtud republicana.         
¿Diputados o porrones?
Sentencias del Tribunal Supremo de Justicia literalmente obscenas dado que para nadie cabe duda de que ese alto Tribunal está plegado sumisamente al Poder Ejecutivo. 
Presos políticos que se mueren en las cárceles, mientras la Fiscalía del Ministerio Público y la Defensoría del Pueblo solo sirven de comparsa al partido de gobierno al momento de perpetrar sus fechorías. 
Ahora el régimen se ha propuesto acallar las voces de los parlamentarios opositores, para hacerse de la mayoría calificada que requieren para promulgar las dictatoriales leyes habilitantes con las que pretenden dar cobertura a una serie de decretos leyes usurpadores, como ya lo hizo el comandante “eterno”, con la complacencia del TSJ que sin estupor alguno adoptó la abominable doctrina de los decretos leyes orgánicos, con los cuales el Ejecutivo invade groseramente las competencias únicas de la Asamblea Nacional para regular materias que atañen a los derechos fundamentales. 
La semana pasada, la gobernadora del estado Falcón solicitó que se investigara a los diputados que se atrevieron denunciar la negligencia del Gobierno en la tragedia de Amuay. Vaya manera fascista de actuar: acabar con los diputados disidentes que cumplen la esencial labor de todo parlamento dirigida al control del Gobierno. 
Al régimen le molesta que se le denuncie, que se le investigue, que se le adverse porque, como ya hemos dicho, no es democrático. Oprime, no discute. Silencia, no dialoga. 
El barniz de la mentira
Siempre tendrán una justificación para maquillar sus objetivos. Ahora nos venden eso de luchar contra la corrupción, cuando todo el mundo sabe que los principales corruptos son ellos mismos. Todos los poderes bajo control absoluto, como también es absoluta la corrupción en las gobernaciones y alcaldías que están en sus manos. Discursos absurdos para justificar lo injustificable. 
Cucuteño y mentiroso
Son tan avasallantes la mentira y la corrupción que nadie en Venezuela puede ver la partida de nacimiento de Nicolás Maduro. Las sospechas sobre su nacionalidad no las ha podido aclarar el régimen. Sería sumamente fácil: mostrando la partida de nacimiento que es un documento público  al cual cualquiera podría tener acceso.  Misteriosamente no aparece por ninguna parte ni en ningún expediente donde como requisito esencial debería reposar: en el Consejo Nacional Electoral, en el Registro Civil cuando se casó, etc. Es tan misterioso ese documento como la partida de defunción de su antecesor. 
Por cierto, desde el alto gobierno han dicho que al anterior presidente lo asesinaron. Hablando con un médico la semana pasada me decía que era imposible que alguien muriera tan rápido después de ese tipo de operación quirúrgica que dijeron practicaron al finado. Nos dijo que por lo general la gente vive algunos meses o años más. Pero fue extraño que el 8 de diciembre apareciera en cadena nacional anunciando a su sustituto y luego falleciera. Se dice que lo que faltaba era el mensaje para que se produjera el deceso. Pregunto: ¿Quién lo asesinó?  ¿Se habrán paseado por la idea de que pudo haber sido el mismo imperio, pero cubano, bajo las órdenes de Raúl o Fidel? Quien carece de escrúpulos es capaz de hacer lo que sea. 
Los medios y los gobiernos
Ayer, en el acto de la conmemoración del 80 aniversario de fundación de El Carabobeño, su director, el licenciado Eduardo Alemán Pérez, dijo palabras más o palabras menos, que los medios de comunicación siempre han molestado a los gobiernos, pero que existía una gran diferencia entre los gobiernos democráticos y las dictaduras, pues mientras los primeros observan las criticas que se les hacen y procuran resolverlas, las dictaduras persiguen y cierran los medios de comunicación desde donde se hace la crítica, en lugar de atender las quejas de los ciudadanos. Así es. De eso no cabe duda. Las dictaduras son intolerantes frente a la labor periodística y por eso buscan su sometimiento. En Venezuela lo han venido logrando, pero les ha tocado enfrentarse a murallas de contención como es justamente El Carabobeño, que cumple 80 años y se mantiene firme frente a esas embestidas del poder. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario