Mi posición frente a los paros universitarios como método de lucha para lograr las reivindicaciones laborales no es circunstancial. Me opongo a ellos porque siempre he considerado que las Universidades en todo momento deben permanecer con las aulas abiertas.
No es capricho resistirme a los paros, me opongo a ellos por mi firme convicción del respeto a lo que significa la Universidad, que es mucho más que una empresa que nos da un empleo y un salario, yo considero la Universidad como una institución desde donde podemos construir el país que nos merecemos todos los venezolanos; que desde luego jamás será posible decretando paros.
He sido coherente con mí predicar, hoy rechazo los paros, pero, ayer también lo hacía y, no tengo dudas que mañana y siempre los rechazaré porque una Universidad cerrada contradice sus objetivos y fines supremos.
No es capricho resistirme a los paros, me opongo a ellos por mi firme convicción del respeto a lo que significa la Universidad, que es mucho más que una empresa que nos da un empleo y un salario, yo considero la Universidad como una institución desde donde podemos construir el país que nos merecemos todos los venezolanos; que desde luego jamás será posible decretando paros.
He sido coherente con mí predicar, hoy rechazo los paros, pero, ayer también lo hacía y, no tengo dudas que mañana y siempre los rechazaré porque una Universidad cerrada contradice sus objetivos y fines supremos.
NOTA: La imagen de la izquierda es un artículo de opinión que escribí en enero de 1982 en contra de los paros y la imagen corresponde a una grafica mia en ese mismo año.
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