sábado, 9 de agosto de 2025

Un llamado a la paz en tiempos de incertidumbre/Pablo Aure

 Una reflexión desde Venezuela


Como venezolano que vive la realidad de nuestro país día a día, siento una profunda inquietud ante el panorama político, económico y social que enfrentamos en 2025. Las recientes medidas de Estados Unidos, como el aumento de la recompensa por la captura de Nicolás Maduro, (a quien la Fuerza Armada reconoce como su comandante en jefe) a 50 millones de dólares, y las acusaciones sobre el supuesto "Cártel de los Soles", han generado un clima de incertidumbre que afecta a todos los que vivimos aquí. Esta situación, combinada con una crisis económica que no da tregua, nos sume en una zozobra colectiva que merece una reflexión serena. La situación económica es cada vez más difícil. Según reportes, el Producto Interno Bruto podría contraerse entre un 2% y un 4% este año, mientras la inflación, que superó el 85% interanual en marzo de 2025, hace que la vida sea insostenible para muchos. La canasta básica, valorada en más de 600 dólares, está fuera del alcance de la mayoría, cuando los ingresos promedio apenas cubren una fracción de las necesidades. El Decreto de Emergencia Económica, anunciado recientemente, busca garantizar recursos para el Estado, pero nos lleva a preguntarnos ¿cómo superar esta crisis sin un esfuerzo colectivo que priorice el bienestar de todos los venezolanos?. Las acciones internacionales, como las sanciones y la recompensa mencionada, parecen buscar cambios en nuestro país, pero desde la perspectiva de quienes vivimos aquí, estas medidas generan más dudas que certezas. ¿Qué impacto podrían tener en nuestra estabilidad? La experiencia de otros países nos enseña que intervenciones externas, ya sean militares o de otro tipo, suelen dejar un legado de conflicto y sufrimiento. En un país donde las divisiones ya son profundas, cualquier acción que escale las tensiones podría desencadenar consecuencias impredecibles, afectando especialmente a los más vulnerables: nuestras familias, nuestros vecinos, nuestra comunidad. No niego el anhelo compartido por un cambio que traiga mejores condiciones de vida, donde la democracia sea plena y la voluntad de los ciudadanos sea respetada. Sin embargo, como alguien que conoce de cerca la complejidad de nuestra situación, creo firmemente que la violencia no es el camino. La historia venezolana de las últimas décadas nos muestra que los desafíos actuales son únicos y requieren soluciones distintas a las de otros tiempos. Quienes vivimos aquí sabemos que el cambio debe construirse desde dentro, con diálogo, unidad y un compromiso por evitar más dolor. A quienes observan nuestra realidad desde el exterior, les pido que consideren las consecuencias humanas de cualquier decisión. La presión internacional debe ser responsable, enfocada en apoyar a los venezolanos sin agravar nuestras dificultades. A mis compatriotas, tanto dentro como fuera del país, los invito a reflexionar: ¿cómo podemos trabajar juntos por un futuro donde la estabilidad y la esperanza sean posibles? La respuesta no está en la confrontación, sino en la búsqueda de caminos pacíficos que nos permitan sanar como nación. Desde mi corazón, como venezolano que sueña con un país mejor, hago un llamado a priorizar la paz, la reconciliación y el bienestar de todos. No queremos más incertidumbre ni conflicto. Queremos una Venezuela donde podamos construir un futuro juntos, con dignidad y sin temor.

Pablo Aure

viernes, 8 de agosto de 2025

Invertir en el mercado de valores: una opción para todos/ Pablo Aure

Anoche tuve el privilegio de asistir al bautizo del libro "Cajas de ahorro y mercado de valores en Venezuela", escrito por el profesor Fermín Conde, presidente de IPAPEDI, en las instalaciones de nuestra querida institución. Fue una experiencia enriquecedora escuchar de viva voz al autor, quien con extraordinaria claridad explicó cómo IPAPEDI ha logrado mantenerse activa y en óptimas condiciones, a pesar de no recibir desde hace años los descuentos de los afiliados ni los aportes patronales. Mantener viva nuestra caja de ahorros en estas circunstancias es, sin duda, una hazaña casi milagrosa.

Las cajas de ahorros existen para fomentar el ahorro y brindar apoyo a sus afiliados, pero esto requiere recursos. A pesar de las incomprensibles políticas económicas que han impedido el flujo de aportes, IPAPEDI se destaca como una de las pocas cajas de ahorros que siguen activas en Venezuela. El profesor Conde demostró anoche que el ahorro, incluso en tiempos de crisis económica global y nacional, sigue siendo una poderosa herramienta para proteger y multiplicar nuestros ingresos.

El libro presenta una idea verdaderamente revolucionaria, basada en los estudios y la experiencia del autor, especialmente en su ensayo previo sobre el "programa de ahorro voluntario como alternativa de inversión". La propuesta es clara: invertir en el mercado de valores, una actividad que muchos venezolanos, incluidos los profesores, podrían considerar exclusiva de una élite. ¡Nada más lejos de la realidad! IPAPEDI nos muestra que ahorrar en bolívares, con el asesoramiento adecuado, es rentable. No se trata de un ahorro tradicional, sino de un ahorro a través de la inversión, donde cada profesor se convierte en inversionista.

Con datos verificables, el profesor Conde demostró que invertir en acciones de compañías estables y sólidas es no solo viable, sino más productivo que guardar dólares. Sé que esta idea puede generar dudas, pero invito a todos los afiliados a acercarse a las oficinas de IPAPEDI tras el receso vacacional para informarse y recibir asesoramiento. No hay nada que perder. Aunque nuestros ingresos sean modestos, con la guía adecuada, esos pequeños ahorros no solo se preservan, sino que se multiplican.

Personalmente, me comprometo a unirme como inversionista en el mercado de valores cuando IPAPEDI reinicie sus actividades. Celebremos estas ideas innovadoras, comprendamos el contexto de nuestro país y dejemos de lado prejuicios, demagogia y desinformación. Si bien es cierto que IPAPEDI debe celebrar elecciones, hoy no hablo de procesos electorales, sino de cómo hacer rendir nuestro dinero en tiempos donde los aportes son inexistentes.

¡Aplaudamos las buenas ideas y construyamos un futuro financiero más sólido juntos!

miércoles, 6 de agosto de 2025

La verdad, el poder y la justicia en la UC


En muchos casos, la "verdad" no es más que un acuerdo de voluntades, donde la opinión de la mayoría prevalece. Sin embargo, esto no significa que sea inmutable. La mentira, en cambio, implica falsear los hechos y presentar como cierto lo que no lo es.

En mi experiencia como una de las 4 autoridades de la Universidad de Carabobo, he aprendido que no basta con defender "mi verdad". Quienes desempeñamos esos cargos, debemos esforzarnos por convencer a la comunidad con argumentos sólidos, demostrando que lo que sostenemos es justo y cierto. Esto es especialmente relevante en un contexto donde el poder absoluto puede distorsionar la realidad, y los medios (incluidas las redes sociales)  juegan un papel clave en visibilizar estas distorsiones.

Quien representa una Universidad, a menudo se presenta como inmaculado, dueño de la verdad absoluta. Pero la verdad es que, tanto en la academia como en la política cotidiana extra universitaria, quienes ejercen el liderazgo son humanos, con valores y principios que no siempre coinciden. Cuando la autoridad apoyada por una mayoría circunstancial impone su criterio y descalifica a quienes disentimos, sugieren que atentamos contra la institución y en casos extremos que "se incita al odio". Esto es un error. La Universidad es un espacio sagrado, pero sus dirigentes no somos infalibles.

En la Universidad de Carabobo, he alzado la voz insistentemente para proponer bonos complementarios para los trabajadores, financiados con los ingresos propios de la institución. Los "factores de poder" argumentan que estos recursos son insuficientes o que pagarlos sería ilegal. Ambas afirmaciones son cuestionables. Primero, mientras no se publiquen con transparencia los ingresos provenientes de alquileres, cursos, postgrados y otras actividades, no pueden sostener que los fondos son insuficientes. Yo afirmo que sí hay recursos. Segundo, la supuesta ilegalidad es una excusa formalista. No podemos sacrificar la justicia y la estabilidad de los trabajadores por reglamentos que, en este caso, serían un obstáculo innecesario.

Defiendo la Universidad como un espacio de debate y justicia, y seguiré luchando para que las decisiones reflejen el bienestar de nuestra comunidad, especialmente de sus trabajadores.

Pablo Aure

Secretario UC