domingo, 29 de diciembre de 2019

Concursos para docentes contratados UC fue un acto académico y de justicia


Las siete facultades que conforman nuestra alma máter, tienen el mismo nivel de importancia para el desarrollo del país, cada una en el área que imparte preparando a los futuros profesionales.
Ayer circuló por las redes sociales una posición de nuestro vicerrector académico  en la que explicaba, desde su óptica, algunas decisiones que lo motivaron a votar en el Consejo Universitario de determinada manera. Eso tenemos que respetarlo. Es su manera de pensar. Pues cada autoridad, cada consejero y cada miembro de la comunidad ucista tiene el sagrado derecho a disentir de la mayoría.
En el caso específico al cual me referiré, es a los concursos realizados para regularizar situaciones de palmaria injusticia en contra de profesores que tenían 10 años o más, al servicio de la Universidad de Carabobo, pero con una particularidad que los ponía en minusvalía. Ellos (los profesores contratados) podían seguir siendo contratados pero no lograban ingresar al personal ordinario, porque el baremo castigaba la antigüedad y la experiencia al servicio de la Universidad. Más años de graduado, menos posibilidad de ingreso. La razón en muchos casos fue el atraso de la institución en sacar a concurso en determinadas asignaturas. Otras, simple y llanamente razones biológicas (la edad del docente).
¿Qué hicimos desde el Consejo Universitario?, me permito hablar en primera persona, se planteó el caso, que es necesario aclarar que no era una problemática solo de la Facultad de Ciencias de la Educación, sino de todas las facultades, en algunas más presencia de contratados que en otras, pero en las mismas condiciones. El Consejo Universitario nombró una Comisión para estudiar la situación planteada, la cual fue integrada por los decanos José Corado (FCS) y José Marcano (FACYT) el consejero Carlos Cochiarela y la consultoría jurídica. Esa Comisión, para mi honra, estuvo coordinada por mi persona como secretario UC. Muchas reuniones. Estudiamos pormenorizadamente cada caso, consideramos situaciones similares en otras universidades, nos entrevistamos con expertos, sostuvimos reuniones en la OPSU para el asunto de los recursos. No hubo improvisación, todo fue concebido en el marco de la academia.
Nos encontramos particularidades que algunos con profesores que aún seguían siendo contratados le habían dado clases a profesores ya jubilados. O sea, una completa injusticia. Algunas opiniones muy desaguisadas eran: ¿tú te has dado cuenta que si se aprueban esos concursos especiales el gasto (carga presupuestaria) que representa para la UC será cuantioso? (Algo parecido, pero haciendo abstracción del caso de marras, era lo que ocurría con los obreros quienes no gozaban del beneficio de sobrevivientes. Obrero que fallecía, sus familiares no recibían pensión alguna. Hoy sus familiares están a la par de los profesores y empleados, esa fue una propuesta que llevé al CU y fue aprobada por unanimidad)
Volviendo al concurso de los docentes contratados, nuestra respuesta, desde luego no se hacía esperar. Muchos de los que se rasgaban las vestiduras oponiéndose  a los concursos especiales, ergo al ingreso de los profesores contratados argumentaban que eso atentaría contra la academia. ¡Vaya baladí ese argumento! Me explico con una pregunta: ¿Servían o, eran útiles  para dar clases como contratados por años, pero imposible que ingresaran al personal ordinario de la UC por antiacadémicos? Todavía no logro entender esa irracional manera de argumentar. Creo, si mal no recuerdo, que en la Facultad de Ciencias de la Salud nos encontramos con una docente con 32 años al servicio de la UC (contratada) pero se le imposibilitaba su ingreso a la categoría de ordinaria, a ella, como a muchos otros se les honró su condición.
Cierto, en Educación hubo muchos, era la facultad donde existía mayor deuda moral, laboral y académica. Lamentablemente, algunos ya han fallecidos.
La Comisión encargada para el ingreso de los docentes contratados estudió cada caso, fueron largas jornadas de discusión acudimos a explicar nuestras ideas en las distintas facultades, nada fue improvisado.
Hoy después de siete años, no entiendo el por qué se pretende cuestionar aquella justa decisión que contó casi por el voto unánime de los consejeros ante el Consejo Universitario, en la cual hubo muy pocas excepciones (no recuerdo quienes aparte del vicerrector académico se opusieron).
Que se entienda muy bien, los docentes ingresaron por concursos, no fue un plumazo que los incluyó en la nómina ordinaria, solo que se le consideró los años al servicio de la institución.
Siento que en la Universidad de Carabobo hay decisiones que lejos de tomarse respondiendo a la justicia son tomadas atendiendo a intereses políticos. Un profesor ordinario es un voto, los contratados en ese aspecto son considerados inexistentes que pudieron haberle dado clases a las autoridades pero jamás podrían haber votado por ellas.
No pienso en el voto de nadie, pienso en nuestra razón de ser.  Somos gerentes que representamos un colectivo, esto quiere decir, que no debemos actuar en representación de grupos sino de acuerdo a nuestra conciencia y a nuestros estudios.
Desde el Consejo Universitario de la Universidad de Carabobo  hemos logrado varios avances, que en mi condición de secretario de la institución, en cualquier momento los expondré. No tengo ninguna duda que desde el punto de vista personal hemos cometidos muchos errores, pero nuestras intenciones no han sido otras distintas a la de lograr la estabilidad institucional y sobre todo la paz en estos tiempos de dificultades nacionales.
Otro sí:
Alcé con las dos manos en el Consejo Universitario  la propuesta del ex decano de la Facultad de Ciencias de la Educación, profesor Luis Torres, cuando al momento de renunciar a su cargo, propuso el nombre de Brigida Ginoid Sánchez de Franco para que el ilustre CU la nombrara decana. Hoy a varios años de aquella sesión desarrollada durante una mañana difícil, con intentos de saboteo, y que me enfrenté a quienes intentaron evitar tal nombramiento, puedo decir con la frente en alto que no me arrepiento de haber aprobado la designación de la Dra. Ginoid de Franco para que ocupara ese cargo, el cual ha ejercido con rectitud y honestidad.    
Apretado abrazo.
Prof. Pablo Aure
Secretario UC

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