¡Hasta cuándo!
Recalculando
@pabloaure
Hay frases que quedan grabadas en la memoria de la gente y
que pueden ser utilizadas en innumerables ocasiones, por ejemplo, la expresión
“recalculando”. Esa observación que te hace el GPS cuando buscas una dirección
y no obedeces las instrucciones que te está diciendo y escoges deliberada o
inconscientemente una trayectoria o camino equivocado. Cuando eso sucede
inmediatamente escuchas R E C A L C U L A N D O.
Pues bien, amigos, creo que estamos en ese momento de la
trayectoria. El sentido común nos advirtió muchas veces cuál era la ruta, pero
por terquedad o por no haber interpretado correctamente sus indicaciones, hemos
equivocado la ruta; o por dejarnos guiar por sabiondos, tal cual cuando vamos
en el mismo auto y alguien se impone diciéndonos que por ahí no es, aunque el
GPS te diga lo contrario, por eso hoy en el medio de lo desconocido nos
corresponde recalcular para continuar.
¿Hacia dónde vamos?
Esa es la pregunta primordial para programar el GPS, quizá
por esa razón muchas veces hemos tenido que recalcular. Pareciera que los que
vamos en el mismo carro tenemos diferentes destinos o los cambiamos de acuerdo
a una llamada telefónica o dependiendo a nuestro estado de ánimo, y por esa
causa no le hemos hecho caso al GPS. O peor aún, programamos la dirección para transitar
ese camino sin entender que estará lleno de obstáculos que no podrá detectar el
aparato que nos guía. Es allí la importancia de la estrategia elaborada por
expertos, que no tengan intereses individuales que puedan desviarlos del camino
para que podamos cumplir el recorrido sin tantos contratiempos.
Conductores con
diferentes destinos.
En Venezuela quienes han diseñado la bitácora para el recorrido no tienen el mismo interés
que los pasajeros. Eso es lo que pienso, y si lo tienen han carecido de
profesionalismo o de la pericia necesaria para llegar a puerto seguro.
Los ciudadanos desean llegar a un país diferente al que
vivimos. A la misma Venezuela pero no en estas circunstancias. Me explico. Una
Venezuela donde se viva en armonía y sin peligro. Que no te amargue la vida la
búsqueda de alimentos o medicamentos, donde la preocupación sobre el futuro de
tus hijos no sea algo diferente a lo natural. Es decir, que constituyan una
buena familia y que tengan estabilidad. Eso es lo que la mayoría debe querer. Y
es hacia allá donde deberíamos haber programado el GPS. Pero algo ha fallado
que hemos tenido que recalcular muchas veces.
En este momento de la trayectoria se impone una larga parada
para reflexionar, y dialogar, no con quienes han puesto los obstáculos, sino
con quienes vamos en el camino hacia esa Venezuela distinta. Primero debemos
dialogar los pasajeros antes que dialogar con los asaltantes o piratas de la
travesía. Replantearnos la pregunta: ¿hacia dónde queremos ir?, para pensar en
reestablecer un nuevo destino o no. Una vez definido o ratificado el destino,
comprometer o cambiar al conductor por sordo o por lo que sea. Impedir por muy
bonito que hable que cambie la ruta.
Es doloroso saberlo, pero mientras no tengamos conductores
con iguales propósitos, seguiremos cayendo en emboscadas. Así como lo leen. No
todos los pasajeros queremos lo mismo que los conductores. En efecto, algunos
que hoy son los que manejan el vehículo, antes de pensar en el destino final
probablemente están pensando en la satisfacción individual. Por ejemplo, lograr
la conquista de algún lugar del recorrido. Nos distraemos en el camino y eso lo
aprovecha el adversario para impedir que avancemos: si vamos hacia un país
diferente no podemos buscar una alcaldía o una gobernación, porque esos
espacios aunque se “ganen” seguirán bajo la tutela tiránica del modelo opresor
que es al que debemos cambiar. Tampoco podemos pensar en eventuales candidatos
presidenciales, porque eso también nos distrae en el recorrido.
Hay quienes dicen que hay que quemar etapas, o pasar por
estaciones, simulando un recorrido. Las etapas hay que cumplirlas pero siguiendo
la misma ruta. Pensábamos que la mejor estación era haber llegado a la Asamblea
Nacional pero creo que allí se le acabó la batería al GPS, y se comenzó de
nuevo el dibujo libre y peor aún cada quien guiándose por su trayectoria mental.
No hablo de la confusa por lo mutante hoja de ruta que han fijado públicamente
los voceros de moda, sino a la que cada uno de ellos lleva in pectore, esa que
no dice pero la gestiona.
Negociando con los
asaltantes.
No les diré que nos bajemos o cambiemos de vehículo, tampoco
procuraré un amotinamiento, solo seguiré expresando lo que pienso. Hoy a pesar
de ver al enemigo muy debilitado, no creo que quienes conducen la embarcación
en la que viajamos estén muy fortalecidos. Pues, en este momento ellos están
sentados en una mesa de negociación con los asaltantes de camino, mientras los
viajeros nos encontramos en una suerte de desesperada incertidumbre. No podemos
dejar de recordar que estas paradas ya las hemos hecho, con otros actores pero
en similares situaciones. Lo que si no cabe duda que los piratas de la
trayectoria han sido los mismos aunque los negociadores han sido distintos. Por
eso amigos míos, por lo que a mí respecta estoy RECALCULANDO. Basta de seguir
las recomendaciones de voceros que desvían la ruta porque se niegan a atender
las indicaciones del GPS. Si ellos no escuchan los invito a no dejarnos guiar
por gente que no oye o tiene un interés diferente al nuestro que no es otro
distinto al de cambiar al régimen y llegar a una Venezuela libre. Mientras que
el interés de ellos probablemente es el de conformarse con las migajas
regionales o municipales, bajo el entendido que siempre estarán sometidos a los
designios del tirano, por lo tanto amigos, la ruta que ellos en este momento
están definiendo no es la nuestra.
¡Apretado abrazo!
Pablo Aure
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