¡Hasta
cuándo!
Autodefensa
@pabloaure
Si entendemos la seguridad ciudadana como el conjunto de
acciones y medidas diseñadas por el alto gobierno y encaminadas a garantizar la
seguridad de los habitantes y de sus bienes, es lógico deducir que el régimen
no ha cumplido con su obligación, lo que significa, que tampoco se ha
interesado en mantener la paz en el país. En efecto, es imposible tener paz
cuando los ciudadanos se encuentran al acecho de los delincuentes.
Nadie lo puede negar: hay una verdadera epidemia criminal en Venezuela,
cuyo único responsable es el régimen. Aquí, no vale el argumento de la guerra
económica, ni tampoco echarle la culpa al paro petrolero, o decir que todo se debe a los acaparadores, o
a los golpistas que se la pasan conspirando para derrocar a Nicolás Maduro. Ese
cuento no cuadra con la inseguridad. El artículo 55 constitucional es claro, al
establecer que “Toda persona tiene
derecho a la protección por parte del Estado, a través de los órganos de seguridad
ciudadana regulados por ley, frente a situaciones que constituyan amenaza,
vulnerabilidad o riesgo para la integridad física de las personas, sus
propiedades, el disfrute de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes…”. Desgraciadamente, lejos de sentirnos
protegidos por los órganos de seguridad ciudadana, nos consideramos no solo
desasistidos sino hasta atemorizados por esos entes que de acuerdo con la
Constitución son los encargados de resguardar nuestros derechos.
Delincuencia
desbordada.-
La semana pasada nos referimos a los constantes secuestros en
Valencia. Hoy necesariamente volveré a insistir en el tema, ya que todos los
días nos enteramos de nuevos hechos delictivos. Por cierto, al momento de
escribir esta columna, leo en tuiter el siguiente mensaje “Sujetos armados ingresaron
a funeraria Santa Rosa, frente a Negra Hipólita, y robaron a familiares de
fallecidos”. Nadie se salva, solo los enchufados que gozan del privilegio de
trasladarse de un lugar a otro en camionetas blindadas y con escoltas (que
pagamos los ciudadanos).
Esos atracos a panaderías, tintorerías, y en cualquier
establecimiento de comercio, ya son rutina; pero lo que mantiene en estado de
shock a los valencianos son los permanentes secuestros que se ejecutan al caer
el sol. Es del conocimiento público las zonas donde se cometen con mayor
frecuencia, entre las cuales pudiéramos señalar todas las calles de Prebo, pero
particularmente la Avenida Fuerzas Armadas (la del soldado) desde el IEQ, las 4 Avenidas; en Valles de Camoruco la
calle del colegio San Gabriel; en el distribuidor fábrica de cemento, esto es
en Las Chimeneas, también en el sector “El Rincón” Naguanagua. El modus operandi: un carro se detiene
súbitamente, lo cual obliga frenar al carro que viene detrás, en este caso el
escogido para el secuestro. Al detener la marcha, y en cuestión de segundos, la
víctima se ve acorralada por otro carro que lo está siguiendo, de donde se
bajan dos pistoleros en algunos casos con capucha, quienes obligan a la víctima
a abrir la puerta bajo amenaza de muerte. Desde ese instante comienza el
ruleteo. Se los llevan para la variante, les dan vueltas por distintas urbanizaciones,
mientras hacen contacto con familiares o amigos para “negociar” el rescate que
generalmente se acuerda en dólares. Sin
temor a ser descubiertos o detectados utilizan los teléfonos de sus víctimas
para conversar con los negociadores. Les advierten que en el supuesto caso de
que alguien haga contacto con la policía, ellos -los secuestradores-, se
enterarían inmediatamente. He tenido conocimiento de muchísimos secuestros en
situaciones similares; todos han resultado “exitosos” para los secuestradores.
Es una gran industria, semanalmente son decenas de miles de dólares que logran
obtener bajo esta modalidad.
¿Policías o campaneros?
No es descabellado pensar que algunos integrantes de los
cuerpos de seguridad están involucrados, pues, es insólito que estando al tanto
del modus operandi de la banda de secuestradores y los acostumbrados sitios
donde son cometidos esos hechos, todavía no hayan diseñado un plan para
evitarlos. Por ejemplo, el más sencillo: colocar alcabalas durante las noches
en esas zonas en lugar de ponerlas durante el día, que habitualmente terminan
dándole una mordida a la billetera de los motorizados que andan sin cascos, o
matraqueando a los que se comen una luz, a quienes no tengan los papeles en
regla o les falte algún trimestre por cancelar.
A los organismos de seguridad les digo: la alarma es por los
secuestros nocturnos y no por los infractores de las leyes de tránsito.
La semana pasada dijimos que era política de Estado
permitirle a los delincuentes que hagan de las suyas. Un pueblo asustado se
encierra en sus casas durante la noche,
porque durante el día se mantiene buscando la comida.
El hampa cada vez actúa con mayor libertad. Asesinan, atracan
y secuestran, con el entendido de que no les ocurrirá nada. Lo más probable es
que muchas de esas bandas hamponiles tengan campaneros en algunos cuerpos de
seguridad, sean estos municipales, regionales o nacionales. Al tener la zona “cantada”,
actúan sobreseguros; desde luego el campanero recibe su comisión por el botín.
Mosca con las
autodefensas
Así las cosas, lo que no ha pensado el régimen es que por ley
natural los vecinos tratarán de diseñar la manera de protegerse. Eso es instinto
de sobrevivencia. Imposible que no exista una reacción. Al seguir los
malhechores ganando terreno y ante la falta de protección del Estado serán los
ciudadanos quienes se organizarán. Esto es peligrosísimo porque ya hemos visto
en lo que pueden terminar las “autodefensas” pero repito, de continuar la
ausencia de protección estatal más temprano que tarde emergerán esas
“autodefensas” quienes se enfrentarán para exterminar la delincuencia que les
azota sus intereses y luego, probablemente intentarán sustituir un modelo
fracasado por un sistema que funcione. Quiero preguntarle a cualquier
gobernante independientemente de la tolda en que milite: ¿Qué harían ustedes si
quien tiene la obligación de protegerlos no lo hace? ¿Dejarían que a sus
familias los atraquen, secuestren o asesinen, o harían todo lo necesario para
evitarlo?
Pablo Aure
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