¡Hasta
cuándo!
Si callas eres cómplice
@pabloaure
Es fácil describir lo
que sucede en el país, lo difícil es hacerlo entender. A estas alturas solo los ignorantes o alejados de la
civilización dudarían que el régimen que gobierna a Venezuela es una dictadura.
Que algunos lo apoyen o no, es otro asunto.
Somos protagonistas del dicho “nadie aprende en cabeza ajena”
porque todo lo que ha venido ocurriendo en los últimos años es exactamente
igual a lo sufrido por los cubanos desde la llegada del tirano Castro. A
comienzos de esta dictadura roja, cuando nos advertían que Hugo Chávez haría
tal o cual cosa, era común escuchar: “no vale, yo no creo”. En Cuba expropiaron
las empresas, invadieron y ocuparon militarmente las fincas y desmontaron el
aparato productivo privado. Lo mismo que en Venezuela.
Negociar el rescate
Los venezolanos estamos indignados, esperando que ocurra un
milagro para salir de estos delincuentes. Eso no se producirá mientras sigamos
repitiendo los mismos errores del pasado. No sé si en algunos casos son errores
inadvertidos o deslices premeditados. Me refiero al surgimiento de mesas de
diálogo cuando la situación se le complica al régimen. Ya se programan
encuentros para sentarse a “dialogar”. Capriles anunció que “el único dialogo
en Venezuela posible es para ponerle fecha al revocatorio”. Eso pasó con Carter
en el 2004: se creció Chávez y aceleró la destrucción. Exactamente igual en el
2014 con “la salida”; dejaron preso a Leopoldo López y Nicolás Maduro tomó un
segundo aire. “Dialogar” traicionando el
sentir ciudadano, es tan fraudulento como las sentencias que ha dictado la Sala
Constitucional que han desconocido al
Poder legislativo.
Quitémosle el calificativo de diálogo y asumamos que es una
“negociación” lo que se impone en el país. En efecto, de lo que se trata es de
llegar a un acuerdo con los plagiarios para la entrega del poder. Venezuela no
es de Capriles, para que se atreva a ponerle precio al resarcimiento por
nuestro sufrimiento. La negociación con los secuestradores -con Maduro y su
gente-, es acordar el desalojo total del poder. Que se entienda bien: ¡no es
Maduro solamente quien debe irse, son todos! Que hablen de las condiciones de
la “huida” y de la no persecución, es menos dañino que negociar la sustitución
de un gobernante nefasto paro dejar la misma estructura diabólica que está
instaurada como sistema de gobierno.
Ejercicios militares y batallas
por alimentos.-
Mientras el régimen, haciendo gala a su cinismo extremo, el
fin de semana organizaba a la milicia, las UBCh y a cuanto bicho de uña que
aceptara uniformarse para la realización de supuestos ejercicios militares,
contra una imaginaria invasión extranjera, cientos de miles de venezolanos de
bien protagonizaban la batalla de la alimentación.
Maduro simula invasiones de enemigos externos, mientras que
el pueblo se enfrenta desde hace tiempo al enemigo interno, que son las tropas
de malhechores que han arruinado al país.
Amigos, los verdaderos enemigos los tenemos en Miraflores, en
el Tribunal Supremo de justicia y en algunos cuarteles militares que en mala
hora obedecen órdenes contrarias a la Constitución.
La universidad y el
país
La semana pasada dijimos que las universidades eran el último
bastión de lucha ciudadana, hoy insistimos en afirmarlo. El régimen no ha
podido ocupar nuestras casas de estudio de manera directa, pero ha socavado sus
bases estrangulándolas financieramente; de esa forma intenta desmoralizar a
quienes hacemos vida dentro de ellas. Compañeros, somos cientos de miles
universitarios con espíritu libertario, que creemos en la democracia, debemos
apartar las diferencias que podamos tener a lo interno y unir esfuerzos para
que juntos evitemos que se reedite a plenitud el caso cubano. Alcemos la voz en
defensa de las comunidades. Impidamos el entierro del país. “Como escudo: el
pecho y el brazo. Cual banderas: la mente y la voz”
Dejemos de ser
invisibles.-
Aunque sintamos que el mundo se nos cae, o pensemos que
estamos definitivamente dominados, créanme que no todo está perdido, y ese
milagro de zafarnos de la dictadura podemos hacerlo realidad siempre y cuando
nos involucremos. Ustedes se preguntarán: cómo podríamos hacerlo, si ellos
tienen las armas y nosotros solo tenemos banderas, pancartas, pitos y
cacerolas. Señores, esos instrumentos aunque parezcan inofensivos son
poderosísimos si los ejecutamos de manera simultánea en cada esquina, en cada
urbanización, calle o barriada.
Lo que importa es contagiar de entusiasmo y optimismo a
nuestros vecinos. Tengan la seguridad que el mensaje de descontento llegará a
donde tiene que llegar: a los encargados de mantener el orden; ellos también
tienen familia y saben que el país está en ruinas; y como estoy convencido que
la mayoría es honesta le surgirá el deseo y por obligación estarán llamados a
ayudar a recuperar esta patria arruinada y vejada por los dictadores de turno.
Sin pedirles que den un golpe de Estado sino que no levanten las armas contra
un pueblo que clama democracia.
No esperen convocatoria de nadie para protestar, son ustedes
quienes deben decidir cuándo y dónde hacerlo de manera pacífica y sin armas.
Por ejemplo, en Valencia los indignados nos estamos reuniendo todos los días
desde las cinco (5) de la tarde hasta las 7 de la noche en varias partes, a la
que yo asisto es en el semáforo del Shopping Center en Prebo. Puedes acercarte
si vives cerca de allí, o también puedes organizar una cerca de tu vecindario,
la idea es hacernos presentes en las calles. No digamos: “es que la gente no
sale”. La gente somos todos. Tomemos la decisión de protestar y dejemos de ser
invisibles.
Pablo Aure
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