Hemos pasado de ser un país donde no existía escasez y la
inflación era soportable, a tener un pueblo haciendo colas y recorrer sitios en
búsqueda de alimentos y productos de primera necesidad. El dinero que se gana
cada día que pasa alcanza menos para cubrir las necesidades básicas.
Comenzaremos un año con un gran reto: cambiar este modelo que
ha envilecido a la población. ¡Que nos ha separado como pueblo!
Los cambios o las transformaciones jamás se presentarán mientras
seamos pasivos. Los pueblos son los que provocan los cambios; pues bien, si
sabemos que como nación estamos muy mal, y que ya hemos colapsado, no tenemos
una alternativa distinta a la de unir nuestras voces para comenzar el nuevo año
exigiendo la renuncia de quienes representan todos los poderes públicos. Comenzando
con la renuncia del presidente de la república porque hoy todos estamos claros él
no ha sabido gobernar. La irresponsabilidad y la falta de cordura para dirigir
los destinos del país es tal, que mientras no hay medicina o alimentos el
presidente nos anuncia más importación de armamento militar. Pero no para
combatir la delincuencia que este año 2014 cobró 25mil vidas, sino para seguir haciéndose
ver como un gobierno poderoso para reprimir a la disidencia.
Mi llamado como venezolano es a todos los sectores, aquí no
se trata de sacar a un chavista y de poner a un escuálido, -para decirlo en las
palabras que el régimen viene manejando- nada de eso, esto no es asunto de
personas sino de propósitos, de responsabilidad, de comportamiento y de modelo
y sobre todas las cosas de respeto a principios básicos de economía, de derecho y de política. Llegó el
momento de que todos entandamos que que no
es con el socialismo, ni con el comunismo o con el chavismo que vamos a lograr
el progreso del país, sino con el pragmatismo. No se puede gastar más de lo que
se gana, la gente tiene que ganarse el sustento con el trabajo, hay que
fomentar el trabajo para que quien más trabaje
más gane. Que el gobierno sepa que el capital privado es el que genera mayores
riquezas y más fuentes de trabajo y que además esté convencido de que no
vendrán inversiones si no hay seguridad jurídica en el país. Que la manera como
recientemente fueron nombrados los representantes de los poderes públicos ahuyenta
cualquier inversión porque saben que ellos no obedecen a un modelo progresista sino
a más de lo mismo que nos ha empobrecido.
En las universidades
está la salvación.-
Desde las universidades tenemos que diseñar el camino que
debemos seguir. Tenemos escuelas de Derecho para interpretar y elaborar las
reglas del comportamiento en sociedad, escuelas de Educación para ilustrar al
pueblo. Sin educación jamás habrá progreso ni mucho menos libertad, también
tenemos escuela de Medicina para procurar la prevención y la curación de la
gente, de Ingeniería para reconstruir el país de la ruina en que los gobernantes
lo han convertido, de Economía para estudiar e interpretar el fenómeno económico
y de ese modo elaborar un sistema que nos permita recuperar nuestra economía y,
en fin, tenemos en teoría todas las herramientas necesarias para llevar a cabo
las grandes transformaciones que requiere la nación.
No es una alternativa involucrarnos o no, sino que estamos obligados a hacerlo. En un
universitario la pasividad debe ser condenable porque nosotros somos los primeros
llamados a aportar soluciones a los problemas de la nación y Venezuela está sumergida en un inmenso
problema.
Venezuela es una bomba de tiempo que en cualquier momento
puede estallar, evitemos el estallido asumiendo y canalizando desde las
universidades el conflicto. El pueblo debe entender que en las universidades
está la salvación de la nación, y nosotros, los universitarios, tenemos que
estar a la altura para enfrentar esta grave crisis. Si nos quedamos tranquilos,
callados o inmóviles estaríamos asistiendo al cierre de nuestras casas de
estudios. Los recortes presupuestarios han venido reduciendo sus potencialidades.
Se investiga menos porque no hay recursos. Quiero que los estudiantes,
profesores, empleados y obreros también estén claros que con este modelo de
gobierno fracasado, nuestras universidades están sentenciadas a su exterminio.
Es la crónica de una muerte anunciada. Evitemos que eso ocurra y asumamos el
reto que nos impone la situación
Basta de esperar que los cambios nos lleguen sin que nosotros
los provoquemos. No tengo dudas que desde los distintos gremios universitarios
y desde luego, de la mano con el pueblo venezolano emprenderemos la lucha para
la reinstitucionalización de la nación… la calle será la principal espectadora.
Tengo fe que la comunidad universitaria saldrá no solo en
defensa de las universidades sino del país.
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