Arrímenle una al mingo/ Dimitry Belov
El clima de conflictividad social y política
vivido en Venezuela durante este año, ha producido efectos diversos en la
ciudadanía. El 2015 viene con una
inflación entre 160 y 190%, el petróleo cayendo y el usurpador de Miraflores cantinfleando
a sus anchas, sólo se ve al pueblo en una calle burbujeante solicitando una
salida expedita. Este ambiente definitivamente genera comportamientos variados
en toda la sociedad.
Aún con ese panorama sombrío, muchísimos
ciudadanos, quienes tienen mi mayor respeto y admiración, han decidido
mantenerse involucrados, ayudando en sus comunidades, organizando o
participando en las protestas por los tantos problemas que nos aquejan,
consiguiendo medicamentos o ayudas para personas en situación crítica debido a
la escasez del sector salud, en fin no importa donde tengan el corazón,
mientras estén colaborando a que el juego se destranque, son unos verdaderos
héroes.
Otro grupo de venezolanos se involucró y se
sumó a los que ya existían en hacer política, ya sea en su sector, parroquia,
municipio, en su estado o nacionalmente, hay ciudadanos que están de aquí para
allá, cual predicadores, llevando diferentes mensajes a la población. Sí, es
cierto, muchos de ellos tienen aspiraciones a cargos públicos en algún futuro,
y para ser honestos, no es el grupo favorito de muchos que incluso están en
desacuerdo con sus métodos (a veces ellos están en desacuerdo entre ellos
mismos), la verdad es que si están haciendo algo y de igual forma, siempre que
lo hagan de manera legítima y esa aspiración no sobrepase su amor por la nación,
merecen respeto.
Existen también los que han hecho suya la labor
de defender ayudar o llevar la vocería de las víctimas de este régimen. Unos
porque sufrieron en carne propia las estocadas fatales del aparato represivo y
de control de la disidencia al estado, otros porque se ven en ese espejo y
prefieren colocar sus bardas en remojo antes de que sea alguien cercano quien
lo sufra. A este se le suma el grupo de los comunicadores, los denunciantes,
los fotógrafos, quienes activos también por todos los medios hacen suyas las
denuncias. Todos estos grupos, que he nombrado hasta ahora, en algún momento
serán recordados, valorados y reconocidos por su gran aporte en la gestación de
la nueva Venezuela que será parida en los próximos semestres. Esa que durará
mucho tiempo y que será referencia de desarrollo y libertades para el mundo. Esa Venezuela que se
está formando, pero hay que cuidar mucho hasta que nazca y en sus primeros años
de vida.
Obviamente que quedan, y todavía
lamentablemente en el poder, o peor aún, cohabitando con él (aunque ya no les
quede mucho), los que avergüenzan nuestro gentilicio, los saqueadores de
oficio, los que tienen precio, los manipuladores, los entreguistas del país, los
violadores de los derechos fundamentales, esos que se mimetizan en todos lados,
los tenemos allá pero también aquí. Esos que dan por hecho que esta patria
pertenece sólo a ese pequeñito grupo y que el resto está dispuesto a vivir en
miseria soportándolo. No soy juez, ni fiscal, ni jurado, pero confío que en el
momento en que se restaure la justicia en nuestra nación la mayoría de ellos
enfrentarán penas muy largas.
Pero hay otro bloque de ciudadanos que también
dan algo de pena al resto de los venezolanos, y me refiero a los apáticos,
aquellos que viendo la debacle que sufre el país no mueven un dedo, ni voltean
para los lados, sólo se quedan mirando para arriba mientras el resto hace todo
el trabajo por ellos. No quiero decir con esto que las personas no tengan
derecho a esparcimiento, ni a hacer su vida cotidiana, todo el mundo está en su
pleno derecho de disfrutar un juego, reunirse a celebrar o compartir una comida
o unos tragos, visitar una playa o sitio de recreación, pero aunque sea unas
horas a la semana, pregunta alguna vez que puedes hacer para el rescate del
país “Si eres neutral en momentos de crisis, has elegido el lado del opresor”
reza la cita de Desmond Tutu. A este grupo, que honestamente producen una
ladilla enorme, sólo le pedimos que, de vez en cuando, arrímenle una al mingo…
@DimitryBelov
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