EN DEFENSA DE LA LIBERTAD Y CONTRA EL TOTALITARISMO.
Condenamos y rechazamos la persecución política continuada que se ejerce en Carabobo contra Vicencio Scarano Spisso que, no tiene otra motivación sino la de inhabilitar su participación ciudadana y política por el manifiesto temor al liderazgo que encarna por su gestión de gobierno en el municipio San Diego, y por su frontal y firme oposición a los desmanes del gobierno que en Carabobo encabeza el actual gobernador que, además de no ofrecer ninguna obra de gobierno, arremete contra las instituciones y las personas. Quiere apropiarse de los municipios en donde ha sido derrotado, y en connivencia con órganos del poder judicial sometidos por el gobierno central, y puestos al servicio de la impunidad contra el delito, los corruptos de cuello rojo y el instructivo del régimen castrista, se convierte en herramienta de tortura contra los ciudadanos y sus derechos civiles y humanos.
Como lo único que puede
presentar este régimen es la corrupción, la ineficiencia, la inseguridad, el
fracaso económico, la destrucción del aparato productivo nacional, la escasez y
el desabastecimiento, la grave crisis de la salud y la inasistencia medica al
pueblo, la entrega a regímenes extranjeros y el despilfarro de los ingresos petroleros
y de la renta interna, entonces arremeten y conspiran contra los venezolanos de
trabajo y contra quienes, a pesar de las dificultades y el acoso, llevan a cabo
gestiones de gobierno eficientes, alentadoras y ejemplares como es el caso del
que se lleva a cabo en el municipio San Diego. Lo cual tiene incomoda y
atemoriza al gobernador Francisco Ameliach, quien vive con miedo de perder su
cargo y ser enjuiciado junto a los cientos de responsables del desastre
nacional y la violación sistemática de la Constitución.
Sus perdigones y hasta balas
disparadas contra estudiantes y amas de casa, contra la juventud no pueden
contener el miedo que le acosa y que lo mantiene encerrado en su despacho sin
darle la cara ni responderle al pueblo. Los monigotes judiciales, todos sin
puestos fijos, cuidando su permanencia en los cargos, representan y actúan como
una policía judicial, o mejor dicho como esbirros judiciales al servicio de las
peores causas. Pero la hora de cobrar tantas afrentas no está lejos, y no crean
que van a salvarse, porque la justicia tarda pero llega cuando el poder esté en
manos de verdaderos patriotas y no entreguistas al régimen cubano.
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