sábado, 4 de enero de 2014

Cambiarle el nombre a la maternidad de la CHET es desconocer la historia medica carabobeña


Francisco Montoya Travieso
Negar un hecho es lo más fácil del mundo. Mucha gente lo hace, pero el hecho sigue siendo un hecho.
La verdad sea dicha, cuesta sobreponerse y asimilar los golpes que intenta asestar a la valencianidad este “proceso” que sufrimos. Al despojo de bienes culturales y ciudadanos como el Teatro Municipal, el Parque Recreacional Sur y la Plaza de Toros, se agrega ahora, en forma inaudita, el intento del cambio de nombre de la Maternidad de la Ciudad Hospitalaria Enrique Tejera, distinguida desde 1982 con el epónimo de Dr. José Luis Facchin de Boni. Nombre aprobado con la aceptación total del cuerpo médico de la institución  y mediando las gestiones encabezadas por el Dr. Alberto Sosa Olavarría.de ese merecido reconocimiento Si con los primeros despojos se persigue realizar una revancha post-electoral ante el fracaso del candidato oficialista, agregándoles la designación  inconstitucional de un  “Protector” de la zona Sur, no se logra entender la finalidad perseguido con el cambio de nombre institucional mencionado. La explicación puede encontrarse el la intención reconocida del “proceso” de cambiar la Historia, de destruir sus basamentos culturales y emocionales y sustituir valores auténticamente consagrados y respetados por la colectividad  por otros “valores” que distan mucho de ser reconocidos como tales por la comunidad valenciana en una  evidente mayoría. “Valores” que nada tuvieron que ver directamente con el desarrollo y evolución satisfactoria de la Maternidad Hospitalaria. Sino todo lo contrario.  Y uno se pregunta ; ¿Cuál puede ser la intención de fondo que motiva ese cambio de designación epónima de la Maternidad del HCV? Será acaso el desconocer los méritos alcanzados por quienes lograron desde el ejercicio de su sensibilidad médica y social, como son los casos, entre otros de los Dres. Armando Arcay Solá (Caso Maternidad del Sur) y José Luis Facchin de Boni (Caso Maternidad de la Chet) ? Será acaso una demostración mas de la ignorancia de la historia médica carabobeña que se pretende desconocer, negando la trascendencia de sus valores realmente realizados y sustituirlos por otros “valores” que lo que demostraron fue gran incapacidad al no hacerle frente por muchos años a una necesidad asistencial impostergable? Lea  Ud. la bien documentada historia de ese Centro Asistencial, escrita por el Dr. Alberto Sosa Olavarría,  para que pueda tener una idea de la indudable justificación de la  designación  de esas Maternidades con tan ilustres  nombres. Así se dará cuenta Ud. de las innegables trayectorias humana, médica, docente e institucional que respaldaron y siguen respaldando la razón de ser de esas  escogencias.. Piense Ud. en la cantidad de tiempo que tuvo que transcurrir para que se resolviera el problema que significó la destrucción hospitalaria por voraz incendio  ocurrido en el año 2001. Y pregúntese Ud. si puede haber justificación en la designación con otro nombre a esa Institución, por un  nombre que lo que hace es poner de manifiesto la   incapacidad arrastrada por los gobernantes que en su momento debían haber dado la más rápida y urgente de las soluciones al problema que planteaba  la falta de los servicios por parte de  esa Maternidad , no resuelto al aceptar  la enorme crisis de asistencia que tuvo que arrastrarse, con implicaciones de sufrimiento humano y muy probables consecuencias de mal funcionamiento institucional : hacinamiento y demora inevitable en la prestación de asistencia ante las  emergencias que tuvieron que presentarse en tan largo e injustificado período de espera. ¿ Hay moral entendible en el intento de designar con otro nombre esa Institución asistencial, habida cuenta que ese nueva designación sólo hace recordar la responsabilidad de quienes no fueron capaces de resolver  oportunamente la situación  planteada ? Sobre esa incapacidad cae lapidariamente el peso de la Historia médica asistencial carabobeña que es imposible desconocer con decretos sin sustentación en la realidad vivida. ¡Hacen pensar en Isaac Asimov !

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