Al medio día de hoy despedimos a nuestro amigo Leoncio Landaez Otazo, quien en vida supo cultivar el valor de la amistad. Junto a su esposa, hijos nietos, profesores, alumnos y amigos del "Negro" Landaez fuimos hasta la
Facultad de Ciencias Juridicas y Políticas de la Universidad de
Carabobo, para rendirle honores; el profesor Eloy Rutman exdecano de la Facultad de Derecho pronunció el discurso de despedida....
Palabras de despedida al amigo y maestro Leoncio Landaez Otazo/ Eloy Rutman
"Con esta despedida, la Academia pierde una de sus mejores
figuras y los que lo vivimos a plenitud, tenemos una sensación de soledad
eterna que no apagarán las lágrimas por su inesperada ausencia.
En realidad, se trata de la marcha de un maestro, que ejerció
su magistratura hasta el último aliento y dejó plasmada páginas profundas del
Derecho que enseñó y practicó. Su ilustración se forjó en las Aulas de la
vetusta Facultad de Derecho del centro de Valencia y se acrecentó en el estudio
posterior en Estados Unidos, Italia e Inglaterra. En todos esos Países abrevó
de su Sociología, vivió sus Universidades, pero también sus calles, se aventuró
en la penumbra de sus encantos e hizo vida propia.
Tuve la suerte de tenerlo como mi primer evaluador, mi primer
profesor, mi consultor y mi amigo. Siempre lo tuve cerca, hasta en los momentos
más tristes, cuando su palabra de aliento aún retumba en esta noche que
escribo. Su rúbrica, con la de Bonnemaison, están en mi título de Abogado.
Tenía un conocimiento enciclopédico de nuestra ciencia, pues se trasladaba del
Derecho Público, donde lo conocí, al privado y al social de manera asombrosa.
Opinaba con acierto de Derecho Constitucional y escribía con enjundiosa prosa
sobre comercio electrónico. Varias veces tocamos el tema penal, que entendía a
perfección. Era un erudito de la lógica jurídica, que manejaba con acierto y le
permitía acercarse como nadie al entreverado de un tema legal cualquiera. Si
algo pudiera quedar en este ámbito de su talante, por todos los tiempos, será
su templanza para la docencia, la cual ejerció como un sacerdocio hasta en este
recinto, donde no tenía limitaciones de tiempo ni de distancia, venía por sus
propios medios y enseñaba como nadie, con la experiencia acumulada de sus años
de dedicación y estudio, porque el maestro cultivó la formación permanente y su
lucidez expresiva, completaba el esplendor de estar contemplando a un clásico.
Fue de conversación llana, fluida, amante de la cotidianidad,
fino humorista y mejor cantor. El italiano fue su suerte, lo embriagaron sus
canciones y la poesía y la bohemia que guardaba celoso, en momentos traspasaba
las fronteras de la formalidad y con sus amigos, en las noches largas de la
vida, buscaba ansioso las voces dulces de la juventud o los agudos llamados del
mediterráneo, donde entre riscos amalfitanos encontraba el encanto de sirenas
ocultas, en cuyos mares sumergía la memoria y se rememoraba San Remo al final
de la costa azul, donde ese idioma se nos mete en el alma. Vivió como quiso,
jurista con espíritu de tango, porque jamás habrá derecho sin magia, ni
ejercicio sin el placer de sentirlo, ni investigación sin corazón palpitando
cuando se llega a la verdad, ni judicatura insensible al dolor del procesado.
Ese pensamiento que nos mostró en sus haceres, dejó sembrada una Escuela de
actuación y de animación, donde el deber y el estudio no son incompatibles con
el placer de los paladares y el gusto por lo hermoso, en todas sus facetas. Así
murió, docente de siempre y escritor de fina pluma, recordando la guitarra y el
salero.
Formó familia y cultivó con pulcritud la formación de sus
hijos, todos Abogados de bien, unos en la docencia, otros en el sistema
judicial y en el ejercicio, pero todos con la nobleza y el respeto que
abrevaron de su casa. Lo sobrevive Nelly, valiente, soberana y solidaria
esposa, que lo ayudó a construir, que lo alentó, quien lo animó en los momentos
duros, quien se fajó con sus hijos como madre abnegada y no reparó en el tiempo
para ejercer el derecho y la judicatura con acierto asombroso, de donde salió
incólume y con la frente en alto. En su dolorosa viudez la acompañamos en este
triste partir, con la seguridad de su recia personalidad para seguir adelante y
de su inquebrantable fe cristiana para entender el final de la vida, como una
etapa hacia insondables profundidades, otra posta hacia caminos de otros
estadios, un camino sin dolor hacia otra existencia.
Elevo en este acto una oración al creador, para que el
equilibrio sustente la elevación del maestro, para que su obra sea digna de la
misericordia divina, para que sea acogido en paz en el Olimpo. Elevo una
oración al creador, para que perdone nuestros errores, que fueron lavados con
solidaridad y cariño para sus semejantes, porque el maestro Landaez, el negro
Landaez, deja una legión de amigos, una manifestación de voces , un
conglomerado de soñadores que esperamos nuestro turno en esta vida, donde cada
día hay que levantar una ilusión y una esperanza. Salve negro, honor a tu
figura y a tu talento. Honor a las ilusiones que despertastes en mi vida y en
la de muchos profesionales que tenemos parte de tu palabra, honor a tu
imbatible familia, que te llevará orgullosa, Honor a la academia que te
despide, jubilosa a la sombra del patio, siempre consecuente con los que
parten. Salve maestro de maestros, pastoreño de Valencia, que la patrona te
acoja en su seno y que en tu nuevo pasaje encuentres el descanso eterno. Parte
seguro, que aquí te estaremos recordando siempre, amigo."
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