En el marco de la pluralidad, de
la alternancia y de los valores democráticos que deben conducir la vida
universitaria, es imperioso señalar que existe la urgente necesidad de impulsar
el proceso de elecciones en todas las universidades públicas cuyos períodos
están vencidos, por lo que la primera acción de la UC en el próximo año debe
ser continuar presionando con argumentos jurídicos al Tribunal Supremo de
Justicia (TSJ) para revocar la suspensión de los procesos electorales, pero
también, debemos impulsar diálogos permanentes con todos los sectores de esta
Casa de Estudios. Ese diálogo, debe ser con la finalidad de escuchar y exponer
las razones de la conveniencia de la renovación y la conformación del claustro.
Quiero recordar a los ucistas que
la única Ley que está vigente y que rige los destinos universitarios data de 1970, así
como también es la Constitución las que nos dice como está conformado el
claustro. No tengo dudas que se producirán largos debates en torno a la
modificación de la estructura del claustro, donde empleados y obreros aspiran
ser incluidos al igual que los estudiantes reclaman el voto uno a uno. Es decir,
cada miembro de la comunidad representaría un voto. Eso hay que discutirlo,
pero les confieso que no lo veo sencillo, pues de acuerdo a esa eventual
conformación, para elegir una autoridad universitaria quizá resultaría hasta más
complejo que para elegir a un alcalde o gobernador. De acuerdo a esa tesis, en la UC tenemos
más de 140 mil egresados que también tendrían derecho al voto, 58 mil
estudiantes y más de 13 mil trabajadores. Todos con derecho a votar. Creo que si
aceptamos esa conformación estaríamos conduciendo a nuestras universidades
hacia un escenario de ingobernabilidad y de dificultades electorales.
Desgraciadamente el país está politizado en su máxima expresión y todo se ve
desde un matiz electoral, cuando quizá la transformación menos necesaria en las
universidades es la manera de elegir a sus autoridades. Es cierto, hay que
transformarlas, pero la transformación electoral -bajo mi óptica- es la menos importante. Es puro
populismo, lo cual debemos erradicar de nuestras universidades.
Ojalá aquellas universidades experimentales donde el Presidente de la República designa sus
autoridades a dedo comiencen con el ensayo del voto uno a uno para ver cómo les
va.Que ni siquiera han tenido elecciones para elegir a su centro de estudiantes y además no permiten la disidencia.
Estoy convencido que la situación socioeconómica de
los jubilados es urgente abordarla, desgraciadamente acá en la UC en las
gestiones anteriores, los tomaban en cuenta solo para lograr sus votos, pero
durante el resto de la gestión los olvidaban. Creo que ese tema también hay que
abordarlo sin ambages ni demagogia. Por ejemplo: preocupándonos y ocupándonos en el pago de sus intereses y
prestaciones, desde hace muchos años en la UC existe una institución llamada
FOPEDIUC el cual pudieramos convertir en facilitador de sus pagos. Como
Secretario propuse ante el Consejo Universitario la manera cómo hacerlo.
Son muchas las razones que deben
impulsarnos en estas acciones de renovación de autoridades, primero; porque
somos una institución democrática, segundo; de principios republicanos, siendo
necesaria la renovación periódica de sus autoridades, nuevos actores que
dirijan la gerencia y política de nuestra Alma Mater. Volver al pasado es
retroceder en los avances que reclama el país, sería un mal ejemplo atentar contra la alternancia desde
las universidades, y tercero; porque la
permanencia en el poder del mismo grupo o persona en un cargo perturba y
produce ingobernabilidad. Creo y sostengo el principio republicano de que quien
haya sido autoridad no debe volver a asumir el mismo cargo, porque caemos en un
círculo vicioso que indefectiblemente destruye la institución.
En definitiva, las instituciones
deben renovar a sus líderes periódicamente para no caer en la perniciosa
pretensión de la eternización en el poder, la Universidad de Carabobo debe dar
ejemplo republicano y de alternancia, tenemos connotados profesionales en las 7 Facultades que integran la UC con
juventud, con títulos de cuarto y quinto nivel, lo que implica que poseen suficientes méritos que los hacen merecedores de ejercer cargos
rectorales.
Finalmente y fiel a nuestro propósito
renovador, ratifico que se requiere sangre nueva, vigor, talentos que emprendan
nuevas acciones y roles en la institución. Ya es momento que nuevos actores
asuman las riendas de la conducción ucista. Mientras eso ocurre debemos
continuar cumpliendo con el compromiso que asumimos cuando fuimos elegidos y
juramos entregar nuestros cargos a las
nuevas autoridades electas democráticamente y estas asuman sus responsabilidades.
A la UC todos debemos protegerla y la renovación de sus autoridades es urgente
y necesaria.
Prof. Pablo Aure
Secretario
@pabloaure
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