lunes, 7 de enero de 2013

Gobernar con vida artificial/ ¡Hasta cuándo!


El Carabobeño
Gobernar con vida artificial
 Pablo Aure 
@pabloaure 
En Venezuela nos manejamos basado en especulaciones y suposiciones. Nadie sabe con sinceridad las verdaderas condiciones físicas del Presidente de la República. Hoy se corre una versión, y mañana otra distinta. Recuerdo que el vicepresidente Nicolás Maduro dijo que había hablado con Chávez por 20 minutos, que ya el Presidente estaba caminando. Pero inmediatamente el ministro de Información anunció que las condiciones de salud del primer mandatario eran críticas ya que presentaba complicaciones respiratorias. Luego, Maduro volvió a decir que había estado con Chávez y que éste le había apretado la mano con una fuerza gigantesca. Vaya usted a saber. 
A todas éstas, mientras Chávez se encuentra en Cuba (y al decir de muchos, conectado a una máquina que lo mantiene con vida), aquí en Venezuela los del cogollo del PSUV se reparten las cuotas del poder. 
El viernes el doctor Alberto Sosa Olavarría, catedrático de la Escuela de Medicina de la Universidad de Carabobo, explicó muy bien que Chávez se encuentra en una especie de encarnizamiento terapéutico, o sea, que lo mantienen con “vida” artificialmente. Es decir, que estaría siendo sometido a una especie de tortura quizá, mientras aquí sus herederos políticos acomodan la sucesión. 
Ya vimos la primera demostración en el acto de instalación de la Asamblea Nacional. Ratificaron a Diosdado Cabello, pero al mismo tiempo, lo marcaron muy de cerca con vicepresidentes que no son de su tendencia militarista. 
Me late (como dicen lo mexicanos) que a Hugo Chávez lo mantendrán con esa vida artificial por mucho tiempo, conectado a un respirador mecánico mientras las víboras y el nido de escorpiones al que se refería el fallecido general Müller Rojas, tratan de componerse en el PSUV bajo la batuta de los hermanos Castro, que luchan desesperadamente porque no haya nueva convocatoria a elecciones en Venezuela.  
¿Bolívar y Morillo?
Pena y lástima fue lo que sentí al ver el show del pasado sábado en la Asamblea Nacional. El oficialismo juró por todo menos por hacer cumplir la Constitución. Lejos de buscar acercamientos para el diálogo siguen con el hacha de la guerra. Toda la directiva es del PSUV. Persisten en que siendo ellos mayoría les corresponden todos los cargos. Eso precisamente es lo que caracteriza a las dictaduras: los disidentes o quienes piensan distinto jamás serán tomados en cuenta. Irrespetando desde luego al 52% de los electores que votó en su oportunidad para elegir a los diputados de la bancada democrática dentro del parlamento. 
Esa arrogancia con la que hoy se presentan no los va a ayudar para enfrentar la grave crisis que está por estallar en nuestro país. Estoy seguro no les durará esa manera de entender la función pública. Pedirán cacao en algún momento, porque solos no podrán enderezar los entuertos ni asumir los retos que la crisis de la abundancia por ellos mismos manejada desatará. 
Luto revolucionario
El abrazo de Maduro y Diosdado aparentó ser un gesto de gran emotividad, pero ambos tienen intactas sus ambiciones en suceder al comandante-presidente. Veamos cuánto tiempo dura esa fraternidad. Pronto comenzarán nuevamente las pujas internas por inconformidad en el reparto del poder. Los militares deshonestos querrán más, y  el ala civil querrá lo mismo. Es la ley natural de esta política tropical. La luna de miel llegará a su final. 
Apátridas y patriotas
Con mucha facilidad y ligereza, y como manera de ofender al sector democrático del país, constantemente voceros del oficialismo nos etiquetan con el remoquete de apátridas. Hoy valdría hacernos una pregunta: ¿Quién busca la curación en otras naciones, porque no confía en los médicos venezolanos y además permitiendo que desde otro país se maneje nuestra nación es más patriota que aquellos venezolanos que asisten a los hospitales de la patria y desarrollan sus actividades cotidianas fraguando sus luchas políticas dentro del territorio nacional? Amigos: Esto no es de apátridas o patriotas. Nuestras diferencias nada tienen que ver con el amor que le podamos tener a Venezuela, sino del tipo de gobierno que queremos para nuestro país. Pienso que tanto los chavistas como los opositores quieren a Venezuela, pero ambos la anhelamos con gobiernos diferentes. Los chavistas que auspician la bandera del comunismo, y otros que nos inclinamos hacia un modelo de libertades y de respeto y reconocimiento al pluralismo. 
¿Qué pasará el 10 de enero?
El artículo 231 de la Constitución señala: “El candidato elegido o candidata elegida tomará posesión del cargo de Presidente o Presidenta de la República el diez de enero del primer año de su período constitucional, mediante juramento ante la Asamblea Nacional. Si por cualquier motivo sobrevenido el Presidente o Presidenta de la República no pudiese tomar posesión ante la Asamblea Nacional, lo hará ante el Tribunal Supremo de Justicia” 
Señores, de acuerdo al texto constitucional este jueves Chávez debe ser investido para el período comprendido entre el 10 de enero del 2013 hasta el 10 de enero del 2019. Todo parece indicar, como ya lo hemos dicho arriba, que no podrá tomar posesión ese día; pues en este caso, se debe calificar la falta que se producirá, o las causas por las cuales no podrá tomar posesión del cargo para ese momento. Es perfectamente entendible que algún presidente electo pueda estar imposibilitado para cumplir con esa disposición constitucional por una causa de fuerza mayor, y deba juramentarse otro día; pero siempre se deben explicar las razones para calificar la falta o el diferimiento de la juramentación. En el caso de Hugo Chávez la situación se presenta exageradamente compleja. Tenemos un Presidente que ganó por la votación popular, pero no sabemos, o mejor dicho, presumimos que está incapacitado para asumir las funciones de Jefe de Estado y Jefe de Gobierno, y siendo esto así debemos leer lo que establece también la Constitución en su artículo 233: “Serán faltas absolutas del Presidente o Presidenta de la República: su muerte, su renuncia, o su destitución decretada por sentencia del Tribunal Supremo de Justicia, su incapacidad física o mental permanente certificada por una junta médica designada por el Tribunal Supremo de Justicia y con aprobación de la Asamblea Nacional, el abandono del cargo, declarado como tal por la Asamblea Nacional, así como la revocación popular de su mandato”. Como podemos darnos cuenta, la incapacidad física o mental acarrea la falta absoluta del Presidente. Evidentemente, los únicos que constitucionalmente pueden certificar el verdadero estado de salud de Hugo Chávez son los miembros de esa junta médica, nadie más. Médicos venezolanos, algunos sugieren que intervengan médicos de la Cruz Roja Internacional. Pero yo creo que la Academia Nacional de la Medicina de Venezuela, o las universidades, pueden sugerir la manera como debe conformarse. 
Negar o impedir que se constituya la junta médica que informe sobre el estado de salud presidencial y en consecuencia aceptar que ocupe la Presidencia el vicepresidente Nicolás Maduro cuyo período también fenece el 10 de enero sería cohonestar un golpe de Estado. 
Si Chávez está incapacitado para ejercer el cargo debe ponerse en práctica lo establecido en el segundo párrafo del artículo 233 de la CRBV: “Cuando se produzca la falta absoluta del Presidente electo o Presidenta electa antes de tomar posesión, se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes. Mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente o la nueva Presidenta, se encargará de la Presidencia de la República el Presidente o Presidenta de la Asamblea Nacional...”. 
Mientras esto se desarrolla, seguiremos expectantes, pero con la seguridad de que no seremos pasivos ante esta nueva burla constitucional. 

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