El Carabobeño 24/01/2011
¡Hasta cuándo!
¡Hasta cuándo!
¿De Pérez Jiménez a éste?
Pablo Aure
Pablo Aure
Ayer conmemoramos un año más de la caída de un tirano. El 23 de enero triunfó en Venezuela el sentimiento democrático y civilista. El pueblo impuso su voluntad y depuso a un dictador que quería perpetuarse en el poder. Hoy, después de 53 años del derrocamiento de aquella cruenta dictadura, los venezolanos estamos envueltos en una telaraña tejida con letras vacías de un texto constitucional. Nos dicen que hoy, con el "Comandante-Presidente", vivimos en democracia, no así durante Pérez Jiménez. Ya de por sí ese calificativo de "Comandante-Presidente" resulta un poco más que chocante para quienes abogamos por un gobierno civil basado en la voluntad de la Ley y no en la de un hombre. No albergo duda alguna de que por lo menos en lo que se refiere a la violación de los derechos fundamentales de las personas, en muy poco se dejan de parecer esta locura roja chavista y la dictadura derrotada en el 58. Ningún gobierno dictatorial debe ser deseado, al contrario, en todo momento debemos condenarlos. Durante Pérez Jiménez hubo perseguidos y encarcelados. ¿Acaso en la Venezuela de hoy igualmente no los hay? Entiendo, en la década de los 50, la Seguridad Nacional no disimulaba sus procedimientos contra las libertades, era brutal pero el pueblo sabía a qué atenerse. Si bien es cierto hoy no tenemos una sanguinaria Seguridad Nacional que persigue a los políticos, no es menos cierto que tenemos otros monstruos no convencionales pero al servicio del régimen que son los encargados de hacer el trabajo sucio. Es verdad que el régimen de Pérez Jiménez era canallesco, que dejó un legado de perseguidos y torturados. Pero, también es verdad, que dejó grandes construcciones y autopistas y que se respetaba la libertad económica y la iniciativa privada. Chávez, en el primer aspecto no le ha perdido pisadas, utilizando métodos y camuflajes de tipo jurídico apuntalados por la inescrupulosidad de funcionarios públicos que obedecen a ciegas sus pretensiones. En tiempos de Pérez Jiménez los índices delincuenciales eran muy bajos. Se dice que la gente dormía en sus casas con las puertas abiertas, y no ocurría nada. Los ladrones no se atrevían a robar porque los capturaban, y los castigaban. De la misma forma como aquella dictadura militar acosaba a los políticos disidentes también fustigaba a los malandros; en cambio, ésta de Chávez descuida a los malandros por ocuparse de perseguir a los políticos.
Biaggio Pilieri
La situación que se ha presentado en el juicio al diputado Biaggio Pilieri, pudiéramos considerarla en el estricto sentido de la palabra, como detestable. A Pilieri se le está juzgando -bueno, si a eso se le puede llamar juicio- por malversación, lo que implica que el tribunal que debe conocer de su causa sea un tribunal mixto, ya que la pena para ese delito es superior a los cuatro años (Art. 65 COPP), siendo necesaria por la cuantía de la misma (más de 4 años) la configuración de un tribunal mixto, integrado por un Juez profesional y dos personas de la comunidad, que no deben ser abogados, a quienes se les llama escabinos, los que además deben cumplir los requisitos establecidos en el Código Orgánico Procesal Penal (Art. 151), y ser seleccionados por sorteo. Las decisiones en los Tribunales se toman por mayoría; siendo tres los integrantes, dos hacen mayoría. En caso de culpabilidad, es el juez profesional quien impone la pena. En la pagina web de la Dirección Ejecutiva de la Magistratura, organismo adscrito al Tribunal Supremo de Justicia, se encuentra una explicación muy didáctica de quiénes son los escabinos. Podemos leer, que son los jueces del pueblo, y a ellos corresponde decidir la culpabilidad o inculpabilidad de las personas acusadas de cometer hechos tipificados como delitos en la ley penal. Esta función deben ejercerla con imparcialidad y probidad, tomando como fundamento para su decisión los hechos alegados y probados durante el juicio oral, los cuales deben apreciar atendiendo al sentido común, la lógica y al conocimiento adquirido, producto de la vida diaria. Pues bien, entendiendo el significado y la importancia de los Tribunales mixtos en el juicio al diputado Pilieri, tenemos que concluir que el gobierno lo quiere preso, aunque los jueces decidan lo contrario, lo cual es una demostración palmaria de la gravedad que aqueja al sistema judicial venezolano. Se habla, y con razón, de la "politización del poder judicial". Es la orden del tirano la que mantiene privado de su libertad a Pilieri y no las leyes, ni la justicia. Es un régimen dictatorial que no respeta el Estado de Derecho. Deivis Calderón y Domingo Torrellas son los nombres de los escabinos que participaron activamente durante el juicio al diputado Pilieri. Torrellas en declaraciones a Globovisión y recogidas en distintos medios de comunicación dijo: "Queremos decirle al país que ellos (Pilieri y los otros ocho imputados por el caso de malversación de fondos) están procesados injustamente". Pero también manifestó sentirse humillado, porque lo obligaron a pasar las fiestas navideñas en el Palacio de Justicia de San Felipe y no obstante, pisotearon la decisión que él y Calderón adoptaron. Pareciera que aquí ese juicio lo seguirán repitiendo y anulando tantas veces como sea necesario para lograr una sentencia que satisfaga a sus verdugos. Así de torcido está el derecho en nuestro país. El sábado en El Universal pude leer lo que significa para el ex decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Jurídicas de la Universidad Central de Venezuela, Alberto Arteaga, las afirmaciones de los escabinos: son "la prueba más contundente del estado de nuestra justicia penal, de la manipulación política de ésta y de la presión más descarada que puede ejercerse sobre unos jueces para doblegar el curso de una decisión" ¡No se hable más!
@pabloaure
www.pabloaure.blogspot.com
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