La participación de la rectora de la Universidad

de Carabobo en el Consejo Nacional sobre la Paz y la Soberanía ha desatado una avalancha de críticas en las redes sociales, reflejando el profundo desencanto de la comunidad universitaria y de un país que no se siente representado por sus palabras. Hablar de pluralidad y reencuentro en un foro nacional, mientras la gestión rectoral y la realidad nacional contradicen esos ideales, es un ejercicio de incoherencia que no puede ignorarse. La rectora presentó un discurso que no solo está desconectado del sentir de la Universidad de Carabobo, sino que tampoco responde a las demandas de una nación que clama por verdad, justicia y respeto a la autonomía de los poderes. Una de las grandes causas de la falta de paz en Venezuela no son los barcos en las costas ni las acusaciones externas, como las de Estados Unidos, sino la opacidad que persiste hasta hoy, 20 de septiembre de 2025, sobre la verdad de lo ocurrido en las mesas electorales del 28 de julio del año pasado. La ausencia de un pronunciamiento oficial y transparente con el aporte de los verdaderos resultados electorales por parte de los entes responsables ha profundizado la intranquilidad y la desconfianza en el país. Hablar de soberanía mientras se evade esta verdad esencial es un contrasentido que deslegitima cualquier discurso de paz. Una universidad como la UC, con su legado centenario, debería ser una voz firme exigiendo claridad y justicia, no un eco de narrativas que eluden las demandas populares. En la Universidad de Carabobo, la gestión de la rectora refleja una intolerancia hacia la disidencia que contradice cualquier retórica de pluralidad. Un ejemplo evidente es la asamblea de trabajadores del 8 de julio en el patio del rectorado, donde se acordó solicitar al Consejo Universitario un bono complementario financiado con los ingresos propios de la institución, provenientes de los innumerables cursos (que se realizan y se cobran con el aval de la UC) , matrículas de pre y postgrados, alquileres de inmuebles como el teatro Dr Alfredo Celis Pérez, Cine Patio Trigal, concesiones de espacios a academias deportivas y otras actividades. Esta propuesta fue desestimada con argumentos arbitrarios y excluida de la agenda del Consejo, presidido precisamente por la rectora. Este acto no solo evidencia una falta de diálogo, sino un uso autoritario del Consejo Universitario, que opera de manera similar a la Asamblea Nacional: sin debates genuinos, imponiendo decisiones a través de mayorías circunstanciales, incluyendo el voto de cuatro decanos designados y no electos, lo que compromete la legitimidad y la representatividad de las decisiones. ¿Cómo se puede hablar de paz cuando los trabajadores universitarios sobreviven con sueldos insuficientes para alimentación, medicinas o necesidades médicas básicas? La rectora conoce esta crisis, pero su gestión no ha priorizado soluciones que dignifiquen a quienes sostienen la institución. ¿Cómo abogar por la soberanía nacional cuando no se respeta la autonomía institucional, un pilar esencial de una universidad libre? Más aún, ¿cómo representar a una institución como la UC en un foro sobre paz, mientras en el país cientos de ciudadanos permanecen en las mazmorras de un sistema que utiliza la persecución para silenciar a la disidencia? Esta realidad se replica en la universidad, donde empleados han sido destituidos por no alinearse con la gestión rectoral, mientras se premia a quienes, a pesar de cuestionables manejos de recursos, apoyan la línea oficial. Esta práctica, que recuerda al “derecho penal del enemigo”, reprime a los opositores y favorece a los afines, sin importar su conducta. El país reclama libertad para los presos políticos, respeto a la autonomía de los poderes y un diálogo basado en la verdad, demandas discutidas en innumerables espacios. Una universidad con la fuerza histórica de la UC debería pronunciarse por la libertad y la pluralidad, no avalar discursos que ignoran la persecución y la opacidad. La rectora debe alinear sus acciones con sus palabras, promoviendo un Consejo Universitario democrático y una gestión que escuche a su comunidad. Solo con coherencia y compromiso real se podrá honrar el legado de la Universidad de Carabobo y responder al clamor de un país que exige justicia, transparencia y libertad.
Prof. Pablo Aure
Secretario UC
IG @pabloaure
X @pabloaure
Tik tok @pabloauresanchez
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