sábado, 20 de septiembre de 2025

Tragedia Salarial: un grito por la dignidad de la Universidad de Carabobo

La Tragedia Salarial de Profesores, Empleados y Obreros: Un Grito por la Dignidad de la UC

Como secretario de la Universidad de Carabobo, me veo obligado a expresar con profunda indignación la alarmante realidad salarial que enfrentan nuestros profesores, empleados y obreros a pocos días de reincorporarnos tras el receso vacacional. La precariedad económica en la que subsisten quienes sostienen la educación pública superior es un drama que no puede ni debe ser silenciado.

El contraste es abismal y doloroso. Mientras en la Universidad Central de Venezuela (UCV) un profesor titular apenas percibe entre 25 y 30 dólares mensuales, en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), una institución privada, los sueldos oscilan entre 400 y 2.000 dólares. Esta diferencia no solo refleja una crisis económica, sino una tragedia institucional; la depreciación del talento académico público es una afrenta a la dignidad profesional y a la misión misma de la universidad.

El sueldo promedio de los profesores en la Universidad de Carabobo es aún más dramático: apenas 3.70 dólares más bonos, una cifra que raya en lo insultante y que hace imposible cubrir necesidades básicas como alimentación, medicinas o educación para sus familias. Este hecho se agrava cuando la propia administración universitaria, en lugar de buscar soluciones y diálogo genuino, desestima propuestas justas y necesarias para aliviar esta situación. La negativa a aprobar un bono complementario financiado con recursos propios de la universidad, producto del trabajo colectivo y legítimo de los trabajadores, muestra un uso autoritario de las instancias de decisión y una desconexión absoluta con la realidad vivida por el personal académico y administrativo.

¿Cómo se puede hablar de paz, soberanía y pluralidad, cuando en el seno de nuestra universidad reina la opacidad, la intolerancia y la represión? La disidencia es silenciada, los trabajadores destituidos por cuestionar la gestión, y la autonomía institucional vulnerada. La retórica oficial se desvanece frente a la evidencia de un sistema que oprime a sus propios miembros y que ignora el clamor por justicia y condiciones dignas.

Recordemos que la universidad pública fue, en tiempos no tan lejanos, un bastión de prestigio y calidad, con profesores que recibían salarios superiores incluso a los de las empresas petroleras. Esto fue posible gracias a gobiernos comprometidos, rectores valientes y gremios fuertes. Hoy, esa historia parece un espejismo. La desidia, la falta de voluntad política y el abandono institucional han condenado a nuestros educadores a la miseria.

Este no es solo un asunto económico, es una tragedia moral y social. La Universidad de Carabobo, con su legado centenario, merece una gestión que honre su historia y dignifique a sus trabajadores. No podemos permitir que los futuros profesionales se formen en la precariedad y el silencio. La defensa de la educación pública, la autonomía universitaria y el respeto al talento académico deben ser nuestra bandera.

Profundicemos en el compromiso con la transparencia, el diálogo y la justicia social. Exigimos un cambio urgente, no solo en los salarios sino en la cultura institucional que hoy margina y humilla a quienes construyen el conocimiento y forman ciudadanos críticos.

¡Basta de indiferencia! Es hora de reconocer que sin profesores dignamente remunerados no hay universidad ni futuro para Venezuela.

Prof. Pablo Aure

Secretario Universidad de Carabobo

Sábado, 20 de septiembre de 2025

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El contraste entre el discurso de paz y la realidad de la Universidad de Carabobo/Pablo Aure

La participación de la rectora de la Universidad

de Carabobo en el Consejo Nacional sobre la Paz y la Soberanía ha desatado una avalancha de críticas en las redes sociales, reflejando el profundo desencanto de la comunidad universitaria y de un país que no se siente representado por sus palabras. Hablar de pluralidad y reencuentro en un foro nacional, mientras la gestión rectoral y la realidad nacional contradicen esos ideales, es un ejercicio de incoherencia que no puede ignorarse. La rectora presentó un discurso que no solo está desconectado del sentir de la Universidad de Carabobo, sino que tampoco responde a las demandas de una nación que clama por verdad, justicia y respeto a la autonomía de los poderes. Una de las grandes causas de la falta de paz en Venezuela no son los barcos en las costas ni las acusaciones externas, como las de Estados Unidos, sino la opacidad que persiste hasta hoy, 20 de septiembre de 2025, sobre la verdad de lo ocurrido en las mesas electorales del 28 de julio del año pasado. La ausencia de un pronunciamiento oficial y transparente con el aporte de los verdaderos resultados electorales por parte de los entes responsables ha profundizado la intranquilidad y la desconfianza en el país. Hablar de soberanía mientras se evade esta verdad esencial es un contrasentido que deslegitima cualquier discurso de paz. Una universidad como la UC, con su legado centenario, debería ser una voz firme exigiendo claridad y justicia, no un eco de narrativas que eluden las demandas populares. En la Universidad de Carabobo, la gestión de la rectora refleja una intolerancia hacia la disidencia que contradice cualquier retórica de pluralidad. Un ejemplo evidente es la asamblea de trabajadores del 8 de julio en el patio del rectorado, donde se acordó solicitar al Consejo Universitario un bono complementario financiado con los ingresos propios de la institución, provenientes de los innumerables cursos (que se realizan y se cobran con el aval de la UC) , matrículas de pre y postgrados, alquileres de inmuebles como el teatro Dr Alfredo Celis Pérez, Cine Patio Trigal, concesiones de espacios a academias deportivas y otras actividades. Esta propuesta fue desestimada con argumentos arbitrarios y excluida de la agenda del Consejo, presidido precisamente por la rectora. Este acto no solo evidencia una falta de diálogo, sino un uso autoritario del Consejo Universitario, que opera de manera similar a la Asamblea Nacional: sin debates genuinos, imponiendo decisiones a través de mayorías circunstanciales, incluyendo el voto de cuatro decanos designados y no electos, lo que compromete la legitimidad y la representatividad de las decisiones. ¿Cómo se puede hablar de paz cuando los trabajadores universitarios sobreviven con sueldos insuficientes para alimentación, medicinas o necesidades médicas básicas? La rectora conoce esta crisis, pero su gestión no ha priorizado soluciones que dignifiquen a quienes sostienen la institución. ¿Cómo abogar por la soberanía nacional cuando no se respeta la autonomía institucional, un pilar esencial de una universidad libre? Más aún, ¿cómo representar a una institución como la UC en un foro sobre paz, mientras en el país cientos de ciudadanos permanecen en las mazmorras de un sistema que utiliza la persecución para silenciar a la disidencia? Esta realidad se replica en la universidad, donde empleados han sido destituidos por no alinearse con la gestión rectoral, mientras se premia a quienes, a pesar de cuestionables manejos de recursos, apoyan la línea oficial. Esta práctica, que recuerda al “derecho penal del enemigo”, reprime a los opositores y favorece a los afines, sin importar su conducta. El país reclama libertad para los presos políticos, respeto a la autonomía de los poderes y un diálogo basado en la verdad, demandas discutidas en innumerables espacios. Una universidad con la fuerza histórica de la UC debería pronunciarse por la libertad y la pluralidad, no avalar discursos que ignoran la persecución y la opacidad. La rectora debe alinear sus acciones con sus palabras, promoviendo un Consejo Universitario democrático y una gestión que escuche a su comunidad. Solo con coherencia y compromiso real se podrá honrar el legado de la Universidad de Carabobo y responder al clamor de un país que exige justicia, transparencia y libertad.

Prof. Pablo Aure

Secretario UC

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jueves, 4 de septiembre de 2025

Análisis jurídico ataque con misil a peñero @pabloaure

Este análisis lo hice para mis alumnos de Teoría de la Moral, que imparto en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad de Carabobo. Lo hice como docente y no como militante de alguna organización política (que no lo soy) es decir, lo hice sin tomar partido en ideología alguna, 
ni preferencias gubernamentales. Quise hablar de este tema con mis alumnos de Derecho de la