miércoles, 12 de junio de 2019

Discurso doctorado Honoris causa Dr. Alberto Sosa Olavarría @albertososao


Discurso pronunciado por el Dr. Alberto Sosa Olavarría catedrático de nuestra Universidad de Carabobo con motivo del Doctorado Honoris Causa que le fuera concedido por la Universidad Mesoamericana de Chiapas, en México en día 7 del corriente mes (junio 2019).

Excelentísimo Rector Magnífico, Mtro. José Fernando Salazar Alvarez, Autoridades Universitarias, Dra. Alin Fernandez, Presidente del IMDI, Maestros en Ulrasonidos, Profesores Invitados y homenajeados. Respetados Colegas, Señoras, Señores, cuya presencia llena de gozo mi espíritu.
Por la Gracia de Dios Todopoderoso y ante la grata luz, de la presencia de ustedes, calificado auditorio, permitidme que inicie estas palabras con un pensamiento del célebre Rector de la Universidad de Salamanca, Don Miguel de Unamuno: “Vuelve hacia atrás la vista, caminante, verás lo que te queda de camino
Hoy, este Gran Salón, Nuevo León, se viste de Paraninfo, en este trascendentalel Congreso Internacional de Ultrasonido 20-25. “Homenaje a los Grandes Ultrasonografistas del Mundo” .
Recibir el grado de Doctor Honoris Causa por la Universidad de un país, en la que no se ha nacido, mas se siente como propio, representa, el más alto galardón académico, que puede ostentar un docente universitario.
Son estos momentos de quemante e intensa emoción, los más adecuados, para exteriorizar mis sentimientos ante una brillante asamblea, y solemne ocasión, para expresar mi profunda gratitud a la Universidad Mesoamericana y al IMDI,  por el extraordinario honor que me concede, al investirme con el Doctorado Honoris Causa. Debo también agradecer de todo corazón, las atentas, generosas y elocuentes palabras que el Rector Magnífico de esta Casa de Estudio nos ha dirigido en gratisimo brindis.
Hago mías esas frases de agradecimiento que se han pronunciado y escrito, para estos solemnes momentos, de elevacion al mérito, y las llevaré en el alma, al verse encumbrado allí, el honor como el que hoy recibo, producto tal vez, mas de la generosidad y benevolencia, unidos a  los dictados de la razón de las autoridades universitarias, a través de su Rector y el Consejo Universitario, que a mis propios meritos de investigador, al investirme con el grado que hoy honra no solo a este servidor , sino a mi familia, maestros,alumnos y a mi querido país, hoy, injusta y lamentablemente presa de una calamidad con visos de desastre humanitario.
Este Doctorado Honoris Causa, me incorpora de manera simbólica a su claustro. Es para mí, una enorme responsabilidad intelectual y ciudadana, formar parte de esta prestigiosa e ilustre universidad, que hoy celebra su cuarto de siglo, expandiendo saberes, con principios todos, que se concretan y sintetizan en su lema: la sabiduría es el camino de la bondad,  "SAPIENTIA VIA BONITATIS", permítanme llamarla nuestra Alma Mater.  
Mi presencia en este estrado, está fundamentada y se debe a una serie de circunstancias de vida, que con la mayor gratitud considero pertinente analizar. En primer lugar, mi esposa Days Elvira, que ha sabido siempre alentar y estimular mi trabajo, comprendiendo el tiempo que por mi vocación he dejado de dedicarle, a ella, convirtiéndose para mí, en un calido oleaje marino, que tanto sabe de renuncias, que tanto sabe de silencios, que tanto sabe de paciencia y tolerancia, que ha sabido compaginar armoniosamente nuestra unión, casi cincuentenaria, con el matrimonio que tambien contraje con la Medicina.

Dedico tambien, a mis padres, árbol exigente y frondoso de cuyo fruto provengo, a mis hijos y nietos, semilla a donde voy, a todos mis maestros y profesores, que desde la escuela, el bachillerato y la universidad, con su ejemplar trayectoria me señalaron el rumbo, y no olvido a todos mis exalumnos de pre y posgrado, a los ahijados de la XXVIII promoción y a los integrantes de la X Promoción de Medicos Cirujanos “Dr. José W. Torrealba”, de la amada Universidad de Carabobo, a la cual orgullosamente pertenezco, y a mi insuperable equipo de especialistas, con los cuales he compartido vida, sacrificios y trabajos de investigación.

Considero pertinente y me permito, ofrecerles algunas reflexiones sobre mi vocación de médico, ya que gracias a ella, hoy tengo la suerte y el privilegio de estar nuevamente en esta tierra de estudiosos, de la que he recibido en abundancia, muestras de sincera amistad y fraternidad.
Mis experiencias como médico, apuntan a un mundo muy amplio, que tratare de resumir, respondiendo a cuatro preguntas, que me figuro todos se han formulado alguna vez: ¿Por qué se estudia medicina?, ¿Cómo se decide investigar?, ¿Para qué sirve el enseñar?, y ¿Qué significa ser profesor universitario?
Primera pregunta: ¿Por qué se estudia medicina?,
He reflexionado muchas veces sobre el origen de esta vocación.
¿Qué puede llevar a una mujer o a un hombre, a dedicar su vida a seguir la senda trazada por Asclepios e Hipócrates, y convertirse en uno más de sus descendientes?
En mi caso, encuentro raíces en la sabia inducción paterna hacia la Medicina, él sin ser médico, me enseñó técnicas de disección en animales, y puso en mis manos mi primer microscopio, otro estímulo fue la admiración hacia excelentes médicos que ejercían en mi lar nativo, y mi deseo de algún día llegar a ser como uno ellos: Alfredo Guillén Gonzalez y Bernardino Marvez Hernandez, entre otros. 
Luego vinieron los años de la secundaria y una natural inclinación por la biología y sus secretos, que sin duda, consolidaron el propósito de hacerme médico.
De corazón rindo sincero homenaje, a mis maestros de la Escuela Primaria, “Instituto Cultura” de Puerto Cabello, en especial al Br. Rafael Bermúdez, y del bachillerato, en el Colegio Don Bosco de Valencia, Presbíteros Salesianos, Ricardo Alterio, Andrés Goga, Celso Rivas Balboa y Alejandro Moreno, y del “Liceo Miguel Peña” de Pto Cabello, Blanca de Diaz, Olinto Zambrano y José Gregorio Pino. Al Alma Mater en imagen de tres queridas universidades, la Universidad de Carabobo, la Universidad de Los Andes (ULA) y la Universidad del Zulia (LUZ), en cuyas aulas conocí docentes, que en mi despertaron la sana intencion de seguirlos, de aceptar sus retos, para alcanzar el título ansiado. En la primera, obtuve el  de Médico Cirujano con otra segunda especialidad maravillosa, la Perinatología, en la segunda el de Especialista en Ginecología y Obstetricia, y en la tercera casa de estudios, el Doctorado en Ciencias Médicas. Docentes en mis recuerdos: en la ULA, Nicolás Espinoza Robazetti, Eikhard Kleiss, Alfonzo Ozuna Ceballos, Ana Beatriz de Inglesis, Manuel Isauro Rincón Martínez, Amado Mendez; en la UC: José Luis Perez Requejo, Jorge Vargas Arenas, Jorge Vera Escobar, José Witremundo Torrealba, Jacobo Divo, Karl Brass, Guillermo Mujica Sevilla, Igor Petrola, Enrico Sabatino, Otto Malpica Guada, José Rada Guzman, Jose Antonio Gubaira, Juan Mujica Trejo, Miguel Malpica Jimenez, Gustavo Arcay Mendoza, Armando Arcay Solá, José Luis Facchin De Boni, Luis E. Torres Agudo, Francisco Montoya Travieso, Andrés Orellana Chacín, Efraín Inaudy Bolívar, Aldo Giugni Maselli, Eleazar Hernández Castellanos, Jesús Silva Bravo; y en LUZ, Marco Tulio Torres Vera.
Mi primera novia en la Universidad, la Anatomía Humana, al comparar esa vivencia con lo expresado por Santiago Ramón y Cajal, a quién con todo respeto me atrevo a parafrasear: "Ante la imponente losa anatómica, protestaron al principio cerebro y estómago: pronto vino, empero, la adaptación, y en adelante, vi en el cadáver, no la muerte, con su cortejo de tristes sugestiones, sino el admirable artificio de la vida".
Es fascinante, amigos, cómo en ese proceso de formación, encaja la belleza de frase de Ramón y Cajal cuando afirma: “los golpes de los maestros no hieren, siempre modelan o esculpen”. Pienso que de mis profesores, recibí una golpiza de conocimientos y de ejemplos académicos, que me marcaron para siempre. No olvido a uno solo de ellos y en especial venero la memoria de mi maestro y gran ductor, Efraín Inaudy Bolivar, a quien debo, el haber sembrado en mi alma, el amor por la Perinatología. Este gran docente, escritor y poeta, Padre de la Perinatología en Venezuela, inspirado en Neruda ("El hombre invisible"1.954), exclamaba con pasion:
“Dadme para mí vida, Todas las vidas de los que no han nacido, Dadme todo el dolor, de todas las madres del mundo, que yo voy a transformarlo, en esperanza”.
En lugar especial guardo en mi corazón académico, a mi querida Universitas Carabobensis, Alma Mater del Estado Carabobo, mi estado natal, en cuyo principal puerto nací hace ya 72 años. Fue en sus aulas, cuando realmente comprendí que lo que yo deseaba alcanzar en la vida profesional, era el ser Obstetra, siguiendo los pasos del padre de la Obstetricia Moderna, en mi país, el Dr. Oscar Agüero Tovar, del Dr. José Luis Facchín De Boni, padre de la Obstetricia Moderna en Carabobo, y del gran maestro mexicano Luis Castelazo Ayala, en cuyos libros me nutrí de una Mayeútica Obstétrica, impecable. Una decisión que tomé, lo recuerdo muy claramente, en el año 1971. Extraordinaria Cátedra de Obstetricia, esa, la de la Universidad de Carabobo.
En 1977 introduje mis credenciales en el IMSS, para el postgrado de Ginecobstetricia, siendo aceptados, pero por motivos económicos, marché con mi familia al Hospital Universitario del Los Andes, donde la ULA, había abierto postgrado similar, y en el que obtuve por concurso, la primera opción y logré egresar del mismo con máximas calificaciones.
Como profesional de la Medicina emprendí el camino, desde el 23 de noviembre de 1973, la prosecución del ejercicio profesional ha sido ininterrumpida con el fin de lograr el caro objetivo de la máxima perfección, en el cuidado de los seres humanos, que han confiado en mí, y el logro de todo los títulos profesionales y máximo escalafón docente, alcanzando el de Profesor Titular de Obstetricia y Ginecología de la UC.
Ha sido duro el camino, lleno de aciertos y desaciertos, pero siempre siempre con el propósito de enmienda, y la firme decisión de la búsqueda del sendero que me aproxime a la certeza. Como afirmaba Santiago Ramón y Cajal “Lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo, en vez de aprovecharlo como aviso providencial de nuestra ligereza o ignorancia”.
Dentro de mis objetivos primigenios, permanentemente ha estado el cuidado del maravilloso binomio materno-fetal, aunado a la investigación y la docencia.
Abracé la Imagenología, ultrasonográfica, en 1979, estimulado por uno de mis profesores de postgrado de Obstetricia y Ginecología, el Dr. Amado Méndez, para el entonces, Jefe del Departamento de Imagenología del Hospital Universitario Los Andes.
El ultrasonido como lazo unico común entre las diversas especialidades médicas, me dio la extraordinaria oportunidad de sumergirme en el claustro intrauterino, para intentar desentrañar, los secretos del embrión y del feto, al lado de otro de mis mas grandes maestros, el Dr. Efraín Inaudy Bolívar, con quien inicié la aplicación de la tecnología en 1980, compartí numerosas publicaciones que nos llevaron a convertirnos en recipiendarios de numerosos premios y reconocimientos académicos nacionales e internacionales.
Hoy el ultrasonido nos une en una patria común, y no precisamente, como decía Laín Entralgo: “En una orquesta de solistas cada uno con su propia melodía”, sino por el contrario, es lo multidisciplinario, el mundo médico unido por pequeñas longitudes de ondas, transformada en ecos, los cuales se transforman en imágenes, que nos permiten escudriñar el cuerpo humano.
No falta ni sobra una palabra en el pensamiento de Ramón y Cajal: “Lucha el sabio en beneficio de la humanidad entera, ya para aumentar y dignificar la vida, ya para ahorrar el esfuerzo humano, ora para acallar el dolor, ora para retardar y dulcificar -con mucho respeto yo habría preferido utilizar el termino-dignificar- al acto la muerte”
Segunda pregunta: ¿Cómo se decide investigar?
Confieso mi devoción cajaliana, adicto lector de sus libros, en especial aquel cuyo subtítulo, alienta a seguir sus pasos: TÓNICOS DE LA VOLUNTAD. (1899)
Nos propusimos desarrollar las cualidades indispensables para el “cultivador de la investigación”, “Independencia mental, la curiosidad intelectual, la perseverancia en el trabajo, la religión de la Patria, el culto a la verdad y el amor a la gloria”, apuntadas por el padre de las neurociencias.
De la lectura de esa obra, se derivan lo que me atrevo a calificar como los “Fundamentos Cajalianos aplicados a la Ultrasonografía Embrio-Fetal”, demostrando así, la plena vigencia multidisciplinaria de su pensamiento, lo cual empleo como introducción, en los Diplomados bajo mi responsabilidad, dichos fundamentos, se resumen a continuación, y gracias a los que podemos formular nuestros objetivos:
1.     Contemplar a un ser humano dentro de su habitad prenatal, “Las imágenes son la suprema garantía de la objetividad de nuestras descripciones”.
2.     Polarizar o concentrar nuestra atención hacia el objeto de estudio durante determinado período
3.     Frenar, ante las imágenes, los arranques temerarios de la fantasía y hacer que prevalezcan los pensamientos y deducciones que mas fielmente traducen la realidad objetiva.
4.     Definir y clasificar las variables de su comportamiento, normal o patológico
5.     Analizar los resultados derivados de la agrupación de esas variables en grupos de estudio y de control
6.     Obtener conclusiones derivadas de los objetivos encontrados que trasciendan en el área de la clínica Embrio-fetal
7.     Aprovechar los errores, como aviso providencial de nuestra ligereza o ignorancia, y nunca tratar de justificarlos.
Afirma el gran Mario Vargas Llosa, en evidente coincidencia entre el pensamiento de un laudado escritor y el mundo médico, al referirse al extasis de culminar una obra; “Cuando llega ese estado, es cuando realmente siento que todos los esfuerzos están justificados, ya que es el mayor premio que la investigación puede dar. Esa sensación de que hay un mundo, que ha comenzado ya a manifestarse, a vivir por sí mismo, y que tiene una fuerza de atracción sobre mi propia persona, que me lleva a entregarme enteramente a el, y que me tiene en cierta forma esclavizado”… “…Creo que esto lo vive todo aquél que ha llevado una tarea creativa y que es testigo de una vida que brota y de la cual, uno es parcialmente responsable…” (Discurso. Universidad de Salamanca. 6 de julio 2015)
Por otra parte, de las inquietudes de nuestros estudiantes, y empleando la Mayéutica Socrática, han surgido ideas para nuevos trabajos de investigación. Enseñando también se aprende. Certero Don Santiago al afirmar, “Los descubrimientos científicos son casi siempre el resultado de la atmósfera intelectual que lo rodea. Se trata de una labor colectiva, que con frecuencia, resulta difícil, atribuir el mérito a un sabio determinado”.
Tercera y cuarta preguntas: ¿Para qué sirve el enseñar?, ¿Qué significa ser profesor universitario?
Desde mis años de bachillerato, sentí el deseo de la docencia, en las horas libres, impartía clases de matemáticas a mis condiscípulos, luego al entrar en contacto con mis profesores universitarios, y admirar sus cualidades como docentes, me dispuse a seguir sus pasos.
Un enfoque a través del trabajo “Declaraciones de filosofía de enseñanza-aprendizaje” de Claudia Drago Camus y colaboradores, encuentro que algunas de las respuestas dadas por los docentes, (publicado en Docencia Universitaria, Volumen 16, pags 87- 102, diciembre de 2015), nos permiten encontrar luces al respecto y que me permito, con paráfrasis a condensar:
“Para mí, enseñar es una vocación que admiro, porque amo enseñar y mi mayor satisfacción es ver la cara de los alumnos felices y entusiasmados por aprender. La responsabilidad de educar, es una de las más grandes que a una persona le toca asumir, es un desafío, un compromiso continuo a estar vigente, te obliga a exigirte cada día”.
“Es una tarea tremendamente enriquecedora, constructora de sueños y anhelos, pero no exenta de sacrificios, dedicación y lucha, logrando con motivación, esfuerzos, arduo trabajo y perseverancia, las metas propuestas”.
Con cuanta razón afirmaba Ramón y Cajal “La enseñanza es la más noble función del espíritu que permite fabricar o modelar cerebros nuevos, órgano supremo del conocimiento”, y siguiendo el camino trazado por Miguel de Cervantes  Saavedra "Lo que se sabe sentir, se sabe decir”... y se sabe enseñar.
Además, no debemos olvidar que como médicos, estamos obligados a enseñar asi lo pide el Juramento Hipocrático:
“…trataré a sus hijos como a mis hermanos y si quieren aprender la ciencia, se la enseñaré desinteresadamente y sin ningún género de recompensa. Instruiré con preceptos, lecciones orales y demás modos de enseñanza, a mis hijos, a los de mi maestro y a los discípulos que se me unan, bajo el convenio y juramento que determine la ley médica, y a nadie más”.
En mi caso, la docencia parece ser parte de la epigenética familiar, mi esposa es Licenciada en Educación, hijas, Licenciadas en Psicopedagogía, y mi hijo Cirujano Máxilo Facial, docente de post-grado en su especialidad.
Hago mia la oportunidad que se me ofrece, y sabiéndolos conocedores y solidarios con lo que ocurre en nuestra Patria, para recordarles al gran poeta, abogado y político venezolano Andrés Eloy Blanco, quién residía con su familia en Cuervavaca, hasta que un accidente automovilístico, en la ciudad de México el 21 de mayo de 1955, acabó a los 59 años de edad, trágicamente con su vida. Cultor de la Libertad y el amor, escribió “Angelitos Negros”, Llevado al cancionero popular por el actor y compositor mexicano Manuel Álvarez Maciste.
Estando preso, el poeta, en las masmorras del Castillo de San Felipe de mi Puerto Cabello natal, continuó sus escritos a pesar de los pesados grillos que herían sus tobillos, allí plasmó su obra mas triste: Barco de Piedra (1937): al obtener su libertad exclamó: “Hemos echado los grillos de los pies. Ahora vayamos a la escuela a quitarle a nuestro pueblo, los grillos de la cabeza, pues la ignorancia, es el camino de la tiranía”.
 Aun en los momentos mas difíciles de su vida, preso en las oscuras mazmorras del castillo, tuvo extraordinarios momentos para dar paso a la creatividad, ese mismo espíritu, debe prevalecer en el investigador.
Oh! caros amigos mexicanos, Desde 1976 he compartido con ustedes en 29 eventos científicos, y les digo, parafraseando una de las maximas, del Rector de la Dignidad, Don Miguel de Unamuno: “Cada nuevo amigo que ganamos en la carrera de la vida, nos perfecciona y nos enriquece, más aún por lo que de nosotros mismos nos descubren, que por lo que nosotros, les aportamos…”. Mi agradecimiento eterno a mis cuates académicos.
Esta noche inolvidable de mi vida, la Universidad Mesoamericana del Estado de Chiapas, me ha investido con el mas elevado honor académico. Quiero alzar mi copa para hacer un brindis, por la confraternidad de los hombres de Ciencia, haciendo votos, para que a pesar de los prejuicios de nacionalidad o de escuela, de las mezquindades e intrigas, con la inspiración del extraordinario ejemplo del gran y generoso ejemplo del gran sabio Santiago Ramón y Cajal, gloria de España y del mundo, y se reconozcan como fieles compañeros, consagrados a una obra común, que sólo podrá afirmarse y progresar, en un espíritu colectivo de justicia, metas por alcanzar y afecto recíprocos.
Y ya casi llegando al final de mis palabras, ruego a la Divina Providencia, que cuando haya pasado el tiempo y llegue el final de mi existencia, nada haya ensombrecido mi conducta profesional y ciudadana, para que continúen pensando, que realmente fui merecedor de este homenaje, para que asi haya brillado con dignidad y decoro en mi pecho palpitante, el codiciado y preciado titulo de Doctor Honoris Causa de la Universidad Mesoamericana de Chiapas.
Señoresres y señoras, Caros amigos, con profundos agradecimiento a cada uno de ustedes y absolutamente a todos, en este mágico acto y hora cumbre de mi vida, lamentable y paradójicamente en tiempos aciagos y oscuros de mi amada y noble patria, sin la menor duda, impera con vuestra anuencia, terminar mi intervención con la firmeza que el honor exige, y lo haré, casi citando al exelentísimo escritor, humanista y politico venezolano Arturo Uslar Pietri, por una gran necesidad interior, y escuchando las voces del alma, debo decir: A las puertas de toda Venezuela con su miseria, su hambre, sus dolores, muerte y genocidio, un pueblo noble y esperanzado, espera confiando en nosotros, bajo la egida de Cristo, Jose Maria Vargas, los demócratas del mundo, el Grito de Dolores y Simon Bolivar, que están guiando a ese pueblo hábido de libertad. No lo hagamos easperar. Asi lo implora.
México 6 de Junio de 2019.

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