¡Hasta cuándo!
Sin apoyo militar no hay
salida
@pabloaure
La semana pasada estuvo muy movida. Allanamientos,
detenciones de líderes opositores, una gran movilización en Caracas, y,
finalizando, un estruendoso cacerolazo en Villa Rosa en la isla de Margarita.
Desde el 1-S hasta hoy, la mayoría de los artículos de
opinión comentan la Toma de Caracas. Nadie puede negar el exitazo y desde luego
no me cansaré de felicitar a más de un millón de ciudadanos que se dieron cita
civilizadamente a esa majestuosa manifestación.
Son casi uniformes las opiniones sobre estos eventos. Todos
concluyen en lo débil que se observa a Nicolás Maduro, que cuál demente, tuvo
la osadía de desafiar a los que repudiaban su presencia en Margarita. No tengo
conocimiento de que en Venezuela haya ocurrido algo similar: que un presidente
se baje de su carro blindado y junto a sus gorilas comience a correr ante una
multitud que lo desprecia. Sinceramente es algo inédito.
Lo que no es uniforme, es la opinión sobre el tiempo que le
queda al régimen en el poder. Hay quienes piensan que ya cayó. Lamentablemente,
tengo una opinión que molesta a unos cuantos mojigatos de la oposición, que
según ellos si pensamos diferente, somos inmaduros, cooperantes, o, peor aún, unos infiltrados. A
Dios gracias, y perdonen el personalismo y la falta de modestia, me atrevo a
decir que tengo suficiente currículo para demostrar mi férrea y continua lucha
contra esta tiranía. Que no es nueva, ni tampoco solo a través del tecleado
–digo esto porque ahora hay otra descalificación: “los guerreros del tecleado”-
sino que en todas las concentraciones he estado al frente de las
movilizaciones, dando la cara y exponiéndome. Cuando no he asistido a algunas
de ellas es porque sinceramente ha sido imposible. Pero del resto, a todas voy,
no importa en qué lugar, quién o para qué se hayan convocado. Yo pienso y
defiendo la tesis de que la salida es en la calle.
Toma de Caracas: éxito ciudadano
La Toma de Caracas fue un éxito de los ciudadanos, al
principio la fecha la dio Henrique Capriles, luego la asumió “Raimundo y todo
el mundo”. Cierto, las expectativas fueron mucho más grandes que lo que
ocurrió. Muchos justifican los resultados con el síndrome de Cristóbal Colón,
que con eso se descubrió lo que desde hace años sabemos: que somos mayoría, que
somos pacíficos, que desnudamos el talante tiránico del régimen ya que, a pesar
de sus pistoleros, llegamos hasta Caracas, que el mundo se dio cuenta de que el
pueblo quiere revocatorio para salir de Maduro. Y pare de contar lo que
supuestamente descubrimos ese día.
Amigos, mi formación cristiana me impulsa indefectiblemente a
ser optimista, y de hecho lo soy por convicción. No tengo ninguna duda de que
de estos canallas saldremos. Por eso les pido tolerancia en los comentarios,
incluidas las críticas provenientes del mismo bando, las que, a mi modo de ver,
son las que tenemos que atender con mayor cautela. No somos ni inmaduros ni
cooperantes cuando decimos que a este régimen de malandros no lo sacaremos con
marchas que lleguen hasta donde nos las permitan los verdugos. Claro que tampoco
deseamos un baño de sangre, solo un aberrado pudiera anhelar tamaña barbaridad.
De lo que se trata es de entender que estamos luchando contra unos
delincuentes. Es verdad, son muy pocos, pero nos tienen sometidos.
¿Cuánto falta para que caiga Maduro?
Es difícil
avizorar un desenlace inmediato. Nadie lo puede saber. La marcha fue
cuantitativamente trascendente. Pero al no estar engarzada con algún estamento
militar no habrá cambio cualitativo. Sin embargo, los hechos sociales como los
de Villa Rosa en Margarita, si continúan cómo se prevé, pueden sociológicamente
someter a los cuarteles a una angustia diaria sin precedentes. Allí puede estar
el cambio. Ahora todo será un proceso. Lento y dificultoso. Una larga agonía.
Mientras no tengamos un canal de comunicación con las FAN,
seguiremos estando a la merced de los hampones. Ellos, los integrantes de la
Fuerza Armada también son venezolanos y la inmensa mayoría quiere un país
libre, con oportunidades, honesto, decente que se respeten unos a otros. En el
que su comandante en jefe se comporte como un estadista y no como un guapetón
sin principios ni valores. A esa inmensa mayoría de militares los necesitamos
porque tienen el control de las armas y están preparados para enfrentar a los
grupos irregulares –protectores del régimen-, ellos están cansados que le vean
en la frente el rótulo de narcotraficantes, corruptos o de matraqueros. Quieren
vivir dignamente. Quieren ser ejemplos para sus hijos y nietos. Están más que
convencidos que bajo este sistema de gobierno cuyos gobernantes carecen de las
más mínimas normas de urbanidad jamás podrán tener ese país soñado.
Sin complejos: ¡puente
militar ya!
Sé que es un tema espinoso, porque nadie quiere un gobierno
militar. Ellos, los oficiales serios y honestos, tampoco lo quieren. Ellos
saben que están formados para estar en los cuarteles, en las fronteras, y
ocupados en otros menesteres relacionados con la defensa de la soberanía
nacional. Lo que hoy hacen es precisamente lo contrario, pues, a esta FAN el
régimen la ha venido destruyendo. Es una vergüenza lo que en el mundo se dice
de nuestros militares. Es una deshonra que exista, aunque en el imaginario, un
poderoso grupo de narcotraficantes bajo la denominación del “cártel de los
soles”.
Señores de la oposición, ciudadanos alineados o no a la MUD
pero sí con un amplio deseo de cambio, les pregunto: ¿Ustedes creen que
podremos salir de estos delincuentes sin el apoyo de la Fuerza Armada Nacional?
Voy un poco más allá. Ese apoyo no necesariamente se traduce a un
enfrentamiento armado. Solo basta hacerle saber al régimen y a su grupete de
bandidos, que no están dispuestos a seguir tolerando sus fechorías, ni mucho menos
la violación de los DDHH. De lo que se trata es de cumplir con su verdadero rol
de protectores de la Constitución de la República de Venezuela.
Apartemos el tema
electoral
Esto, por lo pronto, no será un asunto electoral. Me inclino
a pensar que la salida debe ser negociada. Y aquí otro mensaje para los
mojigatos: lo único que se pudiera discutir será el precio de la negociación.
Habrá tiempo para las reagrupaciones partidistas y de discutir quienes serán
los candidatos. Mientras no salgamos del régimen es inoficiosa la promoción de
figuras mediáticas para asumir el rol presidencial.
Venezuela resplandecerá. Después de Maduro la reconstrucción
económica será inmediata; lo que llevará mayor tiempo será la recuperación de
nuestros valores y tradiciones.
Pablo Aure
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