¡Hasta cuándo!
La Universidad, última
trinchera
@pabloaure
El régimen ha actuado con premeditación para llevarnos a esta
situación. En un primer momento lo hizo poco a poco, después aceleró la
destrucción del aparato productivo y los servicios públicos, expropió las
principales empresas convirtiéndolas en escombros, y sigue ahorcando la
producción nacional. Solo basta, por ejemplo, observar el “precio justo” que
acuerda para rubros que pueden cosecharse o manufacturarse en el país y
compararlo con las divisas que autoriza a empresarios de maletín y enchufados
para que importen esos mismos productos. El valor del importado es equivalente a
cincuenta veces más al que se produce y obligan venderlo aquí. Ningún
empresario privado traerá dólares para perder en el negocio. De esa manera la
“revolución bonita” ha convertido a Venezuela en un país en la miseria, y de
pordioseros.
No sigamos dibujando un país y una salida electoral que no
existe. El régimen no puede ser más inteligente que casi treinta millones de
ciudadanos, pero sin embargo domina la situación. La fuerza bruta no es suficiente
para un dominio tan largo; esa política empobrecedora generada desde el alto
gobierno no tengamos dudas que ha tenido aliados desde las filas opositoras,
bien sea por acción u omisión. Muchos supuestos opositores se han enriquecido
con rojos negocios y otros tantos han planificado acciones a sabiendas que las
mismas tienen como finalidad oxigenar al régimen. Planifican y embaucan a los
ciudadanos en eventos con una dudosa ilusión de mantener o ganar parcelitas de
poder, entiéndase gobernaciones y alcaldías.
Salgamos del letargo
En este berenjenal las universidades han permanecido en una
especie de letargo. Con algunas luchas tímidas para intentar lograr apenas unas
migajas que no colman ni las necesidades básicas del trabajador universitario.
Hay que estar claros: con el sueldo de un universitario, ni
siquiera el de más alto escalafón y a dedicación exclusiva, se puede cubrir una
semana de sustento. Créanlo, porque lo escribo con conocimiento de causa. Soy
una de las cuatro autoridades de una Universidad autónoma centenaria.
Ni hablar del sector estudiantil, cuyo estatus ha venido degradándose
inclementemente sin observarse las contundentes reacciones que veíamos en
gobiernos anteriores. La pregunta no podemos hacerla esperar: ¿qué ha pasado,
por qué las universidades no reaccionan? Contestaré con la mayor franqueza: este
modelo universitario necesita una verdadera revolución. Es menester transformar
desde adentro nuestras casas de estudio superiores; nos hemos convertido en
grandes liceos donde la mayoría de quienes integramos su nómina estamos más
pendiente del sueldo, del HCM, del 8.5, del bono vacacional, del cesta ticket o
del adelanto de prestaciones, antes que de realizar investigaciones de calidad,
o de cumplir con el plan académico integral, esto es, con la extensión o la
investigación. Desde luego, hay excepciones. No podemos esperar algo distinto
de un modelo universitario en el cual sus trabajadores apenas sobreviven.
Pues bien, descrito someramente el cuadro que soportan
nuestras instituciones universitarias, quienes nos desempeñamos como docentes
tenemos que ejercer el rol de líderes en nuestros salones de clase. Hablar con
los estudiantes y advertirles la grave situación nacional. Discutir con ellos
lo que ocurre en Venezuela. Sin ambages escuchar a los que defiendan al régimen,
y rebatirles sus ideas con argumentos lógicos y jurídicos cuando tengamos que
hacerlo.
Es urgente que promovamos acciones para recuperar el país. La
Universidad es el último bastión que nos queda para la resistencia; pero no
pasiva sino activa. La acción o los discursos no deben limitarse al salón de clases
o a los laboratorios. Esa acción debe salir del campus universitario para enarbolar
las banderas libertarias, democráticas y de la prosperidad. Las comunidades
esperan de líderes que los guíen hacia la toma de decisiones ¿Quiénes mejores
que los universitarios para recuperar el país?
Amnistía, gobernantes y
militares.-
Si logramos entusiasmar a todo el sector universitario, donde
más del 90% rechaza esta locura gubernamental, pues no tengo la menor duda de
que se contagiarán de ese entusiasmo millones de venezolanos.
Son los universitarios, sobre todo el sector estudiantil, los
que gozan de mayor credibilidad nacional. Hagamos causa común con ellos para
levantar del letargo a los ciudadanos que no encuentran la salida de esta
terrible pesadilla.
El músculo universitario más que necesario es indispensable;
no se ha hecho sentir y tenemos que
hacer que reaccione.
Sé que habrá momentos de tensión -y quizá de peligro- pero
tendremos que asumirlos, de lo contrario estaremos condenados a la sumisión, lo
cual, para un universitario (y para todos los ciudadanos) es vergonzoso y
humillante.
Todo el país tiene vinculaciones universitarias. Innumerable es
la gente cuyos hijos o familiares han cursado estudios o trabajado en esas
instituciones. Cuando me refiero al país, incluyo a civiles y militares. Esto
es muy importante porque facilita los canales de comunicación entre gobernantes
indistintamente de su tendencia política.
Otra cara de la amnistía.-
La salida que se ofrezca debe ir más allá del revocatorio o
de las propuestas electorales tradicionales. Aquí hay que presentar una
verdadera amnistía que se aplique luego de remover a Maduro del poder.
Los gobernantes oficialistas no le dan la espalda a Maduro
porque ven un futuro incierto, le temen a la revancha; lo mismo seguramente se
comenta en los cuarteles. Que se entienda bien: no es perdón lo que se propone
sino reconstrucción nacional y ésta es imposible lograrla, mientras no tengamos
paz.
El Poder Ejecutivo, el TSJ y el CNE flagrantemente han
inobservado la Constitución, en tal sentido, se impone tener presente lo establecido
en el artículo 333 de la carta magna: “Esta
Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza
o porque fuere derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella. … todo ciudadano investido o no de autoridad,
tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia” ¡A
buen entendedor pocas palabras!
"No tengo valor para ser cobarde" https://youtu.be/z4nN946pDgg
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