Entre “elecciones” y rebeliones/Dimitry Belov
Dictadura de izquierda no sale
con votos, o yo no voy a legitimar a la dictadura, ¿Cómo vamos a hablar de
elecciones cuando torturan, persiguen y matan a nuestros activistas civiles?
Todos argumentos válidos, lógicos y coherentes a la hora de justificar el no
acudir a una posible convocatoria a parlamentarias, pero, totalmente
incoherentes si se analiza este posible evento como un acto de resistencia clave
dentro de lo que han sido las luchas por la libertad en Venezuela.
Slobodian
Milosevic, dictador Yugoslavo genocida y comunista al igual que Maduro, es tal
vez el ejemplo más claro de una dictadura de izquierda que encontró su final en
el irrespeto a un acto “electoral“. Lo coloco entre comillas pues al igual que
en Venezuela, las elecciones de allá se convirtieron en una cayapa vulgar que
recibieran los sectores opositores durante varios meses, en contra de un
ventajismo ilimitado y una campaña terrorista por parte del régimen
totalitario, nada diferente de lo que viene sucediendo y va a suceder aquí.
Pero el acto en si, de convocatoria al sufragio y luego el irrespeto a la
voluntad civil, fue el detonante que llevó a las fuerzas civiles unidas a la
calle, sin control de partidos, sino por el contrario fue la coordinación de
Otpor –el movimiento de resistencia juvenil- lo que logró el pronunciamiento
militar que produjo que el dictador abandonara el poder.
En
Venezuela tenemos dos agravantes, una es la intervención del régimen en algunos
“liderazgos opositores” dentro de partidos que desde hace décadas se
desconectaron de la realidad ciudadana. Para nadie es un secreto, que en
algunos estados, el régimen financia a unos cuantos personajes de la MUD para ridiculizar
y pervertir a la oposición, restando algo de fuerza a líderes civiles más
radicales adversos al régimen. Lo positivo de eso es que esas golondrinas
tarifadas no hacen verano. Y el caos es tan grande a lo interno del PSUV, que
al régimen le cuesta cada vez más encontrar decadentes que se presten para ese
show. El otro agravante es la perversa y planificada, desarticulación
de nuestras Fuerzas Armadas Venezolanas, ese aumento desenfrenado del
generalato en los componentes, de unas pocas decenas a unas decenas pero de
cientos que hay hoy en día, tuvo un delicadísimo impacto en su capacidad de ejecución
para hacer cumplir la Constitución. Pero no hay agravante que detenga a una
sociedad civil organizada que quiere de vuelta sus oportunidades de construir
su futuro.
Dos
cosas son vitales ante el inminente escenario de una huida por la izquierda del
régimen con el llamado a oxigenarse a través de “elecciones“. La primera es no
abandonar la calle, por el contrario, hay que dejar más al desnudo este Estado
fallido y su desgobierno, haciéndolo exactamente lo que se ha venido haciendo.
La segunda es la intervención frontal y activa de la ciudadanía, en el proceso
de depuración de los que van a “medirse“ contra la cayapa que significa ir, a
lo que en apariencia suena pero en el fondo no es, un proceso democrático.
La
lucha, y que nadie lo olvide, es por la libertad de Venezuela, y cuando hablamos de conquistar
la libertad nos referimos al “respeto irrestricto a la propiedad privada, inmueble o mueble, tanto
en lo que se refiere a habitación, como así mismo a fuente o medio de producción.
Instauración del sistema de promoción al emprendimiento, a la privatización de
fuentes y medios de producción con escasa o mínima intervención estatal,
acotando ésta, exclusivamente a la mediación en los conflictos que se generen
entren los particulares“ también nos referimos en lo social a un estado donde
haya “plena vigencia y respeto irrestricto al ejercicio de las libertades
individuales consagradas en los Derechos Humanos Universales, conforme a las
leyes que reglamenten su ejercicio“ (fuente http://es.wikipedia.org/wiki/Estado_liberal) y en lo político a una república
descentralizada, federal, de independencia de poderes, con elecciones libres y
Justas. Todos estos conceptos se
encuentran plasmados hoy en nuestra legislación, pero el estado fallido castro
comunista simplemente hizo de nuestra carta magna letra muerta.
Incluso, cuando hablamos de
libertad, hablamos de la mental, debemos entender que para lograr un mayor
nivel intelectual como nación, debemos obligatoriamente exigir como ciudadanos
la profesionalización de la carrera política. Nuestra nueva democracia debe
dejar de ser un concurso de popularidad entre demagogos ignorantes con real,
financiados de manera legítima o no. A estos personajes, que llegan a veces
hasta alcaldes sin saber que significa un plan de desarrollo urbano, debemos
impedir que puedan llegar a cargos claves de nuestra administración pública
hasta que se preparen y se vuelvan letrados. La futura política en Venezuela,
luego que el régimen CAIGA, debe ser una digna profesión de carrera y no sólo
una forma de lucro.
Si se colegian los requisitos para
acceder a cargos públicos, podemos exigir a través de la ley un mayor nivel en
los títulos universitarios para los puestos de elección popular, para alcaldes
y diputados debemos al menos exigir una maestría a nuestros candidatos. De esa
forma dejaremos de tener una república con funcionarios tan nefastos como
Ricardo Sánchez diputado suplente, como
Miguel Cocchiola alcalde de Valencia o como otros tantos guabinosos salta
talanqueras que aparecen en la palestra pública para hacer de su candidatura
una empresa altamente lucrativa. Para alcanzar la ansiada libertad, Venezuela
debe ser la Republica liderada por los capaces y preparados.
Hemos
protestado, hemos hecho ayunas y huelgas de hambre, hemos denunciado al régimen
nacional e internacionalmente, hemos marchado, hemos ido a concentraciones
donde las fuerzas de la represión nos superaban dos a uno, hemos sido
amenazados de muerte, golpeados, perseguidos y sin embargo siempre dimos la
pelea. Los derechos civiles se exigen y pelean en todos los escenarios. Esta
que se vislumbra “es una pelea donde vamos a un ring desnivelado, con los ojos
vendados, con las manos amarradas y donde el árbitro es hermano de nuestro
enemigo “ (parafraseando a un importante luchador civil venezolano). La pelea perdida es la que se abandona, así
que la ciudadanía tiene el deber de acudir a un día más de protesta en esas
urnas. Eso sí, con el compromiso moral de los factores políticos, en que
estemos todos juntos, en real unidad, durante la rebelión civil, constitucional
y legítima cuando nuevamente desconozcan nuestra voluntad.
@dimitrybelov
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