domingo, 3 de noviembre de 2013

Claro que sí estoy de acuerdo con renovar autoridades en la UC

Nadie en la Universidad de Carabobo puede estar en desacuerdo con renovar las autoridades cuyos periodos están vencidos; y no por causas imputables a nuestra universidad sino por decisión del Tribunal Supremo de Justicia que exige modificar nuestros reglamentos internos de elección contrariando la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y la ley de Universidades vigente.
Desde el Ministerio del Poder popular para la Educación Universitaria demagógicamente se viene exigiendo que el reglamento debe establecer el voto uno a uno, es decir cada integrante de la comunidad universitaria, de acuerdo a sus aspiraciones absurdas, aunque seductora para algunos incautos, toda la nómina: obrera, administrativa, docente, activa y jubilada al igual que todos los egresados tienen iguales derechos, es decir su voto debe tener el mismo peso a la hora de escoger a las autoridades sean decanales o rectorales.
Al gobierno y a quienes comulgan con esos ideales debo decirles que la Universidad no es solo el momento de elegir. Las Universidades son instituciones que reúnen a profesores y alumnos en búsqueda de la verdad y a su vez proponer soluciones a los grandes problemas nacionales. Es necio y antiuniversitario que el máximo tribunal de justicia de Venezuela mantenga a las mismas autoridades y en todas las universidades públicas por un capricho demagógico.
Exhorto al ejecutivo nacional a manera de ensayo para lograr sus propósitos del voto uno a uno, que elabore el padrón electoral en aquellas universidades experimentales donde las autoridades son designadas por el ministro de turno y en las cuales tampoco existen centros de estudiantes. Hagan la prueba para que se den cuenta que de esa manera la anarquización y consecuente destrucción universitaria es inevitable.
Ahora bien, así como digo esto, no puedo de dejar clara mi posición con respecto a la Universidad venezolana. En efecto, pienso, que no solo en lo electoral está urgida de una transformación ponderando la participación de cada sector activo y jubilado, aunque más allá de lo electoral la Universidad requiere una revisión interna, no desde el ejecutivo, sino desde lo interno y expresar sin ningún temor nuestras debilidades para desde allí construir nuestras fortalezas. Hay que reconocerlo, hay profesores, administrativos, obreros y estudiantes que han perdido el sentido de pertenencia hacia la institución. Le importa muy poco si está activa o de paro. Es más, por lo más mínimo recurren al paro como mecanismo de presión para lograr bien sea sus justas o incomprensibles aspiraciones. Mi reproche hacia algunos estudiantes, también lo debo manifestar, porque no alzan su voz de protesta cuando cualquier sector cierra las puertas y los condenan al atraso, no solo de ellos sino también del país.
Creo en una Universidad capaz de generar sus propios recursos,  que pague quien pueda hacerlo y exonerar a los estudiantes que se encuentren en estado de vulnerabilidad económica. No hablo de privatización me refiero a sincerar los estudios en Venezuela, porque ese modelo que hoy tenemos es insostenible.
Debemos exigirle y reclamarle mucho más al gobierno, pero también debemos darle muchísimo más a la institución y al país. Ya basta de ver a nuestra Alma máter como una empresa de quince y último. No somos una fábrica de zapatos en la cual se piense que parando la producción se presiona al patrono. Somos una fábrica pero de sueños, y si la cerramos estamos mutilando esos sueños de los jóvenes y muchos universitarios que creen en un mejor país.
Creo en una Universidad donde sus autoridades rectorales sean lo menos decisivas, que solamente tengan reservadas algunas facultades de representación ante los diferentes organismos y la supervisión de algunos procedimientos; pero que la mayor responsabilidad y competencias recaigan sobre las Facultades, Consejos de Facultad, departamentos y cátedras. De la misma manera como criticamos el poder absoluto en el gobierno nacional también debemos mirarnos hacia lo interno, que todo depende de un rector o una rectora. Esa es la transformación por la cual yo abogo, la de la descentralización. Lo hemos demostrado desde la Secretaría desde que asumimos el cargo.
Esas luchas por las reivindicaciones laborales también desde la Secretaria la hemos acompañado, presentando diversas propuestas que hacen justicia en el sector laboral, castigado o quizás olvidado en épocas anteriores. Por ejemplo con los obreros impulsamos la promulgación o el reconocimiento de la pensión para cónyuge (o familiares) sobreviviente, que antes solo era para administrativo y docentes; también la pensión para el sector obrero por incapacidad. En cuanto al personal administrativos impulsamos varias reformas estatutarias en las cuales se les reconoce derechos antes no reconocidos, por ejemplo el pago de horas dedicadas a la docencia superiores a 6 horas. Con los docentes contratados con más de 2 años al servicio de la UC bajo la categoría de honorarios profesionales o servicios docentes también hicimos justicia, a pesar de severas, pero injustas críticas de sectores que preferían mantenerlos bajo esa condición y no pasarlos a la condición de contratados por credenciales, que mejora notablemente su sueldo. Antes los contratados por servicio docente no gozaban de incrementos salariales ni cesta ticket, bono vacacional o de fin de año, eran una especie de profesores de 2da, que se mantuvieron con ese estatus por mucho tiempo. Desde la Secretaria impulsamos una normativa que no solamente beneficia a esos docentes con más de 2 años de contratación sino que también establece la posibilidad de que en aquellos casos donde el docente teníao tiene  más de 10 años al servicio de la institución pero como contratados, abrirles sus concursos de oposición para que ingresen como personal ordinario. No había razones jurídicas para impedirlo, quizá económica porque eso representa un gran peso para las arcas universitarias, lo cual no es motivo que pueda justificar el castigo docente.
En definitiva, sí estoy de acuerdo con transformar desde adentro muchas cosas en la Universidad de Carabobo.
No podemos pensar que hemos perdido la UC al contrario debemos crecernos en estas grandes dificultades. ¿Por qué no pensar en crear una escuela de policia universitaria que sean ellos los encargados de brindarnos protección?
Revisarnos muchisimo, eso es muy cierto pero a todos quien cumple y quien no cumple con sus responsabilidades. Me refiero a estudiantes hasta el profesor de más alto escalafón. Creo más en la política del premio que en la del castigo, es decir, premiar al que lo haga bien pero también hay que reconocerlo: criticamos  demasiado pero somos extremadamente laxos a la hora de aplicar sanciones.Quien no cumple no quiere a la universidad y contamina a quien si está haciendo las cosas bien.   
Prof. Pablo Aure
Secretario    
@pabloaure

1 comentario:

  1. Esta ud. en lo mas cierto, debe tomarse en cuenta a los estudiantes y docentes que cumplen, son ellos los que verdaderamente pertenecen a la universidad y deben gobernarla. Solo, menos palabras y mas accion

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