Nadie en la Universidad de Carabobo puede estar en desacuerdo
con renovar las autoridades cuyos periodos están vencidos; y no por causas
imputables a nuestra universidad sino por decisión del Tribunal Supremo de
Justicia que exige modificar nuestros reglamentos internos de elección
contrariando la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y la ley
de Universidades vigente.
Desde el Ministerio del Poder popular para la Educación
Universitaria demagógicamente se viene exigiendo que el reglamento debe
establecer el voto uno a uno, es decir cada integrante de la comunidad universitaria,
de acuerdo a sus aspiraciones absurdas, aunque seductora para algunos incautos, toda
la nómina: obrera, administrativa, docente, activa y jubilada al igual que
todos los egresados tienen iguales derechos, es decir su voto debe tener el
mismo peso a la hora de escoger a las autoridades sean decanales o rectorales.
Al gobierno y a quienes comulgan con esos ideales debo
decirles que la Universidad no es solo el momento de elegir. Las Universidades
son instituciones que reúnen a profesores y alumnos en búsqueda de la verdad y
a su vez proponer soluciones a los grandes problemas nacionales. Es necio y antiuniversitario
que el máximo tribunal de justicia de Venezuela mantenga a las mismas autoridades
y en todas las universidades públicas por un capricho demagógico.
Exhorto al ejecutivo nacional a manera de ensayo para lograr
sus propósitos del voto uno a uno, que elabore el padrón electoral en aquellas
universidades experimentales donde las autoridades son designadas por el
ministro de turno y en las cuales tampoco existen centros de estudiantes. Hagan
la prueba para que se den cuenta que de esa manera la anarquización y
consecuente destrucción universitaria es inevitable.
Ahora bien, así como digo esto, no puedo de dejar clara
mi posición con respecto a la Universidad venezolana. En efecto, pienso, que no
solo en lo electoral está urgida de una transformación ponderando la
participación de cada sector activo y jubilado, aunque más allá de lo electoral
la Universidad requiere una revisión interna, no desde el ejecutivo, sino desde
lo interno y expresar sin ningún temor nuestras debilidades para desde allí construir
nuestras fortalezas. Hay que reconocerlo, hay profesores, administrativos,
obreros y estudiantes que han perdido el sentido de pertenencia hacia la
institución. Le importa muy poco si está activa o de paro. Es más, por lo más
mínimo recurren al paro como mecanismo de presión para lograr bien sea sus justas o
incomprensibles aspiraciones. Mi reproche hacia algunos estudiantes, también lo
debo manifestar, porque no alzan su voz de protesta cuando cualquier sector
cierra las puertas y los condenan al atraso, no solo de ellos sino también del
país.
Creo en una Universidad capaz de generar sus propios recursos,
que pague quien pueda hacerlo y exonerar a los estudiantes que se
encuentren en estado de vulnerabilidad económica. No hablo de privatización me
refiero a sincerar los estudios en Venezuela, porque ese modelo que hoy tenemos es
insostenible.
Debemos exigirle y reclamarle mucho más al gobierno, pero
también debemos darle muchísimo más a la institución y al país. Ya basta de ver
a nuestra Alma máter como una empresa de quince y último. No somos una fábrica
de zapatos en la cual se piense que parando la producción se presiona al
patrono. Somos una fábrica pero de sueños, y si la cerramos estamos mutilando
esos sueños de los jóvenes y muchos universitarios que creen en un mejor país.
Creo en una Universidad donde sus autoridades rectorales sean lo menos decisivas, que solamente tengan reservadas algunas
facultades de representación ante los diferentes organismos y la supervisión de
algunos procedimientos; pero que la mayor responsabilidad y competencias recaigan
sobre las Facultades, Consejos de Facultad, departamentos y cátedras. De la
misma manera como criticamos el poder absoluto en el gobierno nacional también
debemos mirarnos hacia lo interno, que todo depende de un rector o una rectora.
Esa es la transformación por la cual yo abogo, la de la descentralización. Lo hemos
demostrado desde la Secretaría desde que asumimos el cargo.
Esas luchas por las reivindicaciones laborales también desde
la Secretaria la hemos acompañado, presentando diversas propuestas que hacen
justicia en el sector laboral, castigado o quizás olvidado en épocas
anteriores. Por ejemplo con los obreros impulsamos la promulgación o el reconocimiento
de la pensión para cónyuge (o familiares) sobreviviente, que antes solo era
para administrativo y docentes; también la pensión para el sector obrero por
incapacidad. En cuanto al personal administrativos impulsamos varias reformas
estatutarias en las cuales se les reconoce derechos antes no reconocidos, por
ejemplo el pago de horas dedicadas a la docencia superiores a 6 horas. Con los
docentes contratados con más de 2 años al servicio de la UC bajo la categoría
de honorarios profesionales o servicios docentes también hicimos justicia, a
pesar de severas, pero injustas críticas de sectores que preferían mantenerlos
bajo esa condición y no pasarlos a la condición de contratados por credenciales,
que mejora notablemente su sueldo. Antes los contratados por servicio docente
no gozaban de incrementos salariales ni cesta ticket, bono vacacional o de fin
de año, eran una especie de profesores de 2da, que se mantuvieron con ese
estatus por mucho tiempo. Desde la Secretaria impulsamos una normativa que no
solamente beneficia a esos docentes con más de 2 años de contratación sino que
también establece la posibilidad de que en aquellos casos donde el docente
teníao tiene más de 10 años al servicio de la institución pero como contratados,
abrirles sus concursos de oposición para que ingresen como personal ordinario.
No había razones jurídicas para impedirlo, quizá económica porque eso
representa un gran peso para las arcas universitarias, lo cual no es motivo que
pueda justificar el castigo docente.
En definitiva, sí estoy de acuerdo con transformar desde adentro muchas cosas en la Universidad de Carabobo.
No
podemos pensar que hemos perdido la UC al contrario debemos crecernos
en estas grandes dificultades. ¿Por qué no pensar en crear una escuela de
policia universitaria que sean ellos los encargados de brindarnos
protección?
Revisarnos
muchisimo, eso es muy cierto pero a todos quien cumple y quien no
cumple con sus responsabilidades. Me refiero a estudiantes hasta el
profesor de más alto escalafón. Creo más en la política del premio que
en la del castigo, es decir, premiar al que lo haga bien pero también
hay que reconocerlo: criticamos demasiado pero somos extremadamente
laxos a la hora de aplicar sanciones.Quien no cumple no quiere a la
universidad y contamina a quien si está haciendo las cosas bien.
Prof. Pablo Aure
Secretario @pabloaure
Esta ud. en lo mas cierto, debe tomarse en cuenta a los estudiantes y docentes que cumplen, son ellos los que verdaderamente pertenecen a la universidad y deben gobernarla. Solo, menos palabras y mas accion
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