Hoy nuevamente mi
llamado es a la sensatez y a la reflexión sobre la medida acordada por varias
universidades del país de paralizar las actividades como mecanismo de protesta.
En primer momento se
inició debido a la exigencia del aumento de nuestros salarios. Ningún
universitario puede estar en desacuerdo con que nuestros trabajadores
universitario tengan un salario digno; que en los actuales momentos no alcanza
ni siquiera para cubrir las necesidades básicas del docente.
Pero también el
conflicto se ha agudizado porque el gobierno una vez más pretende desconocer la
autonomía universitaria, acordando “contrataciones colectivas” con sindicatos
que no representan a las universidades autónomas, lo cual soslaya principios
básicos que caracterizan nuestras instituciones.
Es cierto, que
unilateralmente y violando la normativa vigente para tales efectos como lo son
las Normas de Homologación, acordaron un incremento salarial a cuenta gotas y
de manera estratificada y escalonada, pero además de eso, también “decidieron”
inmiscuirse en atribuciones que le son prohibitivas, pues, les son de
competencia exclusiva del gobierno interno de las universidades atendiendo a su
autonomía, que está de manera clara establecida en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela en el Artículo 109.
“El Estado reconocerá la autonomía universitaria como principio y jerarquía que
permite a los profesores, profesoras, estudiantes, egresados y egresadas de su
comunidad dedicarse a la búsqueda del conocimiento a través de la investigación
científica, humanística y tecnológica, para beneficio espiritual y material de
la Nación. Las universidades autónomas se darán sus normas de gobierno,
funcionamiento y la administración eficiente de su patrimonio bajo el control y
vigilancia que a tales efectos establezca la ley. Se consagra la autonomía
universitaria para planificar, organizar, elaborar y actualizar los programas
de investigación, docencia y extensión. Se establece la inviolabilidad del
recinto universitario”
En
lenguaje claro debemos decir que la autonomía no es otra cosa que la facultad
que tienen ciertas instituciones, entre ellas la Universidad para dictarse su
propias normas de gobierno, es decir, auto normarse.
Ahora
bien, mi gran preocupación hoy, es la que he venido manifestando en estos días
de paralización de actividades docente. Y consiste en que no nos estamos
enfrentando a un régimen democrático y ellos (el gobierno nacional) son capaces de cualquier tropelía para
arrebatarnos la Universidad. Ayer vimos el acto de barbarie, cuando encapuchados
de manera salvaje en la UCV, recibieron a tiros a los profesores que marchaban
desde Barquisimeto, pero no conformes con esa acción terrorista, incendiaron 3
autobuses de universidades públicas. Siendo precisamente una de las principales
exigencias estudiantiles la dotación de más unidades de transporte.
Mi llamado
es a apelar al sentido común. Entiendo el desanimo, que muchas veces se
traducen en desesperación por lograr alcanzar nuestras justas demandas para las
universidades, pero insisto: los paros nos desmovilizan. Reconozco que muchos
profesores acompañados en su mayoría por estudiantes han intentado y realizado acciones
de calle; pero confieso que no han sido lo suficientemente contundentes ni
multitudinaria.
Necesitamos
presencia activa en nuestras casas de estudios para de manera unida poder
defender nuestra casa de estudios si intentan invadirla.
Repito,
reconozco el esfuerzo que vienen realizando algunos docentes en sus distintas
actividades de calle, pero sinceramente no son suficientes. Hay apatía, y la motivación
no se logra solo a través de los medios de comunicación sino convenciendo a
nuestros alumnos en las aulas de clases. ¡Estudiar y luchar debe ser la
consigna!
En cuanto
al incremento salarial que aparentemente fue aprobado, desde luego que debemos recibirlo,
sin que ello signifique la convalidación del resto de las cláusulas. No es la
primera vez que ocurriría un incremento de manera unilateral e inconsulta y
violatoria a las Normas de Homologación. Este gobierno se encuentra en mora con
la aplicación de las Normas de Homologación, lo cual no significa que no tengan
plena vigencia. En efecto El 17-8-1982 fueron publicadas en Gaceta
Oficial No 32.539 las Normas Sobre Homologación de Sueldos y Beneficios
adicionales de los miembros del Personal Docente y de Investigación de las Universidades Nacionales. Estas normas
de manera clara consagran en su artículo 13 que el CNU está obligado a revisar
las tablas de sueldos cada dos (2) años
y tomar en cuenta como criterio para su modificación el índice promedio del
costo de la vida durante los dos (2) años anteriores, según los datos del Banco
Central de Venezuela: por estas normas debemos seguir luchando. Pienso que ese
incremento debe ser recibido, pero con el entendido de que se trata de abono a
cuenta de mayor suma.
Este gobierno que dice ser defensor de
los derechos humanos y un amante empedernido de la constitucionalidad, pues no
solamente viola el artículo 109 constitucional, sino que también desecha el
artículo 19 de la Constitución que consagra el principio de la progresividad de
los derechos. Me explico: si las normas de homologación para fijar nuestros
salarios benefician más al profesor, como en efecto es, mal podemos ser perjudicados
aumentándonos unilateralmente nuestros salarios a niveles muy inferiores a los
índices inflacionarios. ¡Que nadie lo ponga en duda con este gobierno el
docente universitario se ha empobrecido!
Esto nos afecta a todos, quien tenga
un verdadero espíritu universitario, más allá de sus simpatías o no, con los
lineamientos oficialistas, deben pensar seriamente que el propósito final del gobierno es debilitar hasta destruir la
institución universitaria. No caigamos en ese macabro juego. Insisto, la pelea
la debemos dar desde adentro y con nuestros alumnos, no me cansaré de repetirlo
con el paro corremos un grave riesgo. De ser invadidos y no tener una
universidad activa para poderla defender.
Prof.
Pablo Aure
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