lunes, 13 de agosto de 2012

Reconciliación y progreso


¡Hasta cuándo!
 Pablo Aure 
pabloaure@gmail.com
Por aire, tierra o agua llega Henrique Capriles Radonski a todas las comunidades. Cientos de pueblos ha visitado en los días que lleva de campaña electoral. Son gente de las mismas localidades quienes lo reciben. No lleva autobuses llenos de pobladores de otros lugares, no encadena la radio ni la televisión para transmitir el mensaje ni mucho menos “invita” a los participantes profiriendo amenazas de despido en caso de no asistir. 
Capriles toca a la gente, escucha al pueblo y plantea soluciones a los ingentes problemas que padecen las comunidades, que normalmente son inseguridad, falta de hospitales, escuelas y liceos. Siempre le dicen que la poca infraestructura de servicios que existe data de los años 70. Capriles no insulta a sus adversarios. Al contrario, cuando alude a ellos lo hace con respeto y elegancia de adversario democrático. 
Nos hacía falta un discurso como ése. Llevamos más de una década soportando el verbo extremista del chavismo de que no somos contrincantes sino enemigos. No hay rivalidad ni sana controversia como debería ser, sino una verdadera amenaza de guerra civil. No hay espacio para la concordia y el entendimiento sobre los temas relevantes de la cotidianidad sino para la destrucción moral y física del enemigo. ¡Hasta cuándo! 
El chavismo, consciente o inconscientemente, nos mantiene en una posición desde la cual jamás ningún país ha podido salir adelante. La premisa de la enemistad, la “lucha entre clases” de la que hablan los mohosos y amarillentos libros de la extrema izquierda, parece ser lo imperativo en ellos para sostenerse en el poder. Así que lo que buscan a todo trance es que la gente se sienta amenazada por un enemigo, de allí el calificativo inveterado de apátridas que nos endilgan (el mismo guión de Fidel en Cuba, que llama gusanos a quien lo adversa). 
Esto es común en las dictaduras, que al no poder exhibir méritos y virtudes para justificar su razón de ser, se sostienen en base a la idea de un enemigo normalmente externo del cual están salvando a la patria y con el que se nos sindica de connivencia. Funcionan con el odio por delante y el empleo del miedo. El chavismo se ha empeñado en sembrar estos sentimientos entre los venezolanos. 
Camino a la reconciliación
Eso es lo que atormenta a Chávez del discurso de Capriles y no lo puede hacer salir de sus casillas a pesar de las provocaciones. Le dice burgués, fascista, aliado de corruptos. Pero Capriles sigue visitando pueblos y transmitiendo el mensaje de la reconciliación nacional. 
Reconciliación es una palabra que no cabe en el argot chavista. No puede permitírsele a la gente que crea que hay algo distinto a la actual guerra entre venezolanos, pues, de ser así, se darían cuenta de lo innecesario que nos resulta el teniente-coronel. 
Hace 14 años tuvieron una esperanza con Chávez, la cual desapareció. Antes quizás estaban alimentados por el revanchismo, hoy se dieron cuenta de que eso no conduce a nada, el pueblo que se cansó del enfrentamiento hoy busca la concordia y la fraternidad muy lejos de lo que pregona Hugo Rafael.
Cuentos pueriles
Cuando se acercan los procesos electorales y el régimen se siente desfavorecido en las encuestas apela al libreto castrocomunista del magnicidio. 
La semana pasada los organismos de seguridad del Estado capturaron a un supuesto “mercenario” cuya intención era matar al Presidente, y lo detectan porque le descubrieron en su poder un cuaderno con “unas coordenadas”.
Desearía poder usar un lenguaje de altura para esto, pero hay máximas de la vida que mandan a usar las herramientas adecuadas según las circunstancias. Por ende, frente a un cuento tan pueril e insípido -y ya reciclado- como éste, no nos queda sino usar términos algo juveniles, pero adecuados al nivel de esta nueva historia chavista. “¿Un cuaderno con coordenadas? ¿Y no admite nada, excepto que era marine? ¿De pana?”. Casi que dicen “pero tenía interiores con la bandera de Estados Unidos”. 
Quiere hacer ver que la CIA mandó a matar a Chávez con un hombre que entró por el estado Táchira, con las instrucciones en un cuaderno, por si acaso se le olvidaba. Parece una trama del Super Agente 86. ¡Qué mercenario y magnicida tan tonto! Debe ser un agente de K.A.O.S. 
Aparte de que el cuento está viejo y malo, lo utiliza el presidente saliente Hugo Rafael como un factor de distracción. Sugiero que se trate esta treta con el mismo nivel de respeto que muestra el Gobierno hacia los ciudadanos: o sea, ninguno.
La ética y la política 
Algo que todavía está en el ambiente, aunque haya dejado de llenar las páginas de los periódicos, es el cáncer presidencial. En efecto, sobre ese asunto de la enfermedad del Presidente aún no sabemos a ciencia cierta si en realidad existió. Constituye un elemento perturbador de la ética del debate político. 
En una contienda democrática es necesario que los candidatos utilicen una estructura de debate, que aunque tienda a lo emocional (a despertar la pasión) debe ser con las armas de la verdad, de la sinceridad y de la certeza para el elector. Decir que se está enfermo para despertar la compasión es una bajeza impropia. Andar ahora “curado”, es otra vileza, que desdice del respeto que se dice tener por el pueblo. El candidato del continuismo abusa de la nobleza del pueblo venezolano. 
Si fue un invento lo del cáncer de Chávez debería explicar qué hizo con los 140 millones de dólares que gastó en sus reiterados viajes a Cuba para tratarlo. 
Por cierto, ofensivas y desvergonzadas fueron las declaraciones de la ministra de Salud, Eugenia Sader, al decir que las constantes fallas y paralizaciones que presentan los equipos de radioterapia del Hospital Oncológico “Dr. Miguel Pérez Carreño” son producto de un “show mediático”. 
Cómo se ve que no ha sufrido en carne propia lo que han padecido los pacientes que en innumerables oportunidades le han suspendido el tratamiento por fallas del “acelerador lineal”.   
Volviendo al cáncer o verdadero “show” del cáncer (en caso de su falsedad) mi apreciación personal sigue siendo la misma. Interpreto que Chávez no está en campaña sino que se despide lentamente. Su rostro revela que la procesión la lleva por dentro. Sin embargo, es probable que la muerte inmediata que siente venir sea una muerte política. 
El CLEC como prueba de la Unidad
La semana pasada opiné en nuestro blog www.pabloaure.blogspot.com sobre la manera como debería estar conformada la fórmula de la Unidad para el Consejo Legislativo del Estado Carabobo. Insistimos en que todos los sectores tienen que sentirse incluidos. Entendemos que nuestro objetivo es el 7 de octubre, pero también es necesario dar demostraciones de la amplitud que reclaman los tiempos. 
Desde temprano debemos atajar posibles desbandadas dentro del sector democrático. No podemos permitir que crezcan parcelas personalistas. La única tierra que debe ser abonada es la de la unión, aquella en la que florezca la Venezuela de progreso. 
Seguimos pensando que estamos a tiempo de evitar fracturas y divisiones que a la postre los perjudicados nuevamente seremos los carabobeños por incomprensiones necias. La Unidad va más allá de las apetencias de dos partidos o de dos liderazgos. 
Debemos concebir la Unidad para construir la democracia y en consecuencia, para ello, es necesario incluir a todos los sectores, comenzando por los que hoy todavía no se han puesto de acuerdo porque no lo han entendido. 
La construcción de la unidad también pasa por el perdón. Tener propósito de enmienda, reconocer nuestros errores. Reflexionar sobre qué hemos hecho y qué hemos dejado de hacer. En este aspecto hay que reconocer la intachable conducta a favor de la Unidad que ha mantenido nuestro amigo Miguel Cocchiola, que entendió que la política es el arte de la paciencia, perseverancia y de la comprensión. Que si queremos avanzar es necesario pasar las páginas de los desencuentros y abrir el capítulo de la concertación. 
@pabloaure 
www.pabloaure.blogspot.com

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