lunes, 23 de julio de 2012

Hugo: ¡sepárate!


¡Hasta cuándo!
 Pablo Aure 
pabloaure@gmail.com
Inveteradamente se ha dicho que los regímenes comunistas no entregan el poder civilizadamente (y al parecer la historia parece demostrarlo), lo cual sostengo, hasta prueba en contrario. Ahora, esto no quiere decir que debamos flaquear en el rumbo electoral para romper con esa constante histórica. El 7 de octubre tendremos un evento electoral que, a pesar de todas las dudas sobre el registro electoral y la imparcialidad del órgano arbitral, tenemos el deber de confiar en que con votos a montón vamos a derrotar la dictadura. Tengan la seguridad de que si no nos fallan los testigos en todas las mesas hasta el final de los escrutinios y recibir las copias de las actas, no habrá forma ni manera de que puedan cambiar los resultados. 
No me vengan con el tema de los fallecidos y extranjeros que votan o los que lo hacen de manera repetida. Es verdad, pero también es cierto que en la IV se hacían las mismas quejas y seguramente ocurría, peor Chávez ganó, y lo dejaron cobrar. El 7 de octubre ocurrirá lo mismo: si Capriles gana y tenemos atentos testigos en las mesas, no tengan dudas de que vamos a cobrar. 
Lo que es bueno pal pavo...
Es cierto que lo que estamos combatiendo es a una peligrosísima amalgama de la más rara calaña (FARC, ETA, colectivos, narcos, chinos, iraníes, cubanos, etc...) amparados por unas Fuerzas Armadas y cuerpos policiales totalmente partidizados (se autocalifican de socialistas y chavistas) y por un staff de altos funcionarios sumamente corruptos, que mueven muchísimo dinero desde la principal empresa petrolera del Estado, los que son capaces de hacer lo que sea para aferrarse al poder. 
Cambian las leyes, o las interpretan a su manera para burlarse de quienes se oponen. Por ejemplo, decir que Chávez no debe separarse del cargo durante la campaña electoral porque ni la Constitución ni las leyes lo prohíben, es una falacia. Los alcaldes y los gobernadores, si aspiran a un cargo de elección popular, deben separarse de sus cargo, pero el Presidente no. Eso riñe con el principio de igualdad ante la Ley. Exigirle a un gobernante separarse del cargo mientras discurre una campaña en la que también participa, tiene dos motivos: primero, evitar que se puedan distraer los recursos del Estado en beneficio propio electoral, y, segundo, impedir que se descuiden las competencias propias y los cometidos públicos de que es responsable. Es decir, poder desempeñar el cargo a plenitud. Por eso debe encargarse a otra persona mientras ese candidato se dedica a su campaña. Así lo hizo Capriles. 
Que alguien me explique el artículo 229 de la Constitución: “no podrá ser elegido Presidente de la República quien esté en ejercicio del cargo de Vicepresidente Ejecutivo, Ministro, Gobernador y Alcalde en el día de su postulación o en cualquier momento entre esta fecha y la de la elección”. Pido me lo expliquen, porque no entiendo que al Vicepresidente Ejecutivo, Ministro, Gobernador y Alcalde se le pida separarse del cargo y al Presidente no. La verdad es que valdría la pena que el Supremo responsablemente diera una interpretación seria a los alcances de esa disposición y corrija el exabrupto cometido en la sentencia de fecha 28 de julio de 2006. 
La Ley Orgánica de Procesos Electorales, en su artículo 57 establece: “Salvo lo previsto en la Constitución de la República los funcionarios y las funcionarias de la Administración Pública que se postulen en un proceso electoral, deberán separarse de manera temporal de sus cargos desde el día en que se inicie la campaña electoral hasta el día de la elección, ambas fechas inclusive”. Pregunto: ¿por qué está exento de esa norma el Presidente de la República? 
Exigirles a los alcaldes o a los gobernadores que se separen del cargo y no obligar al Presidente a hacer lo mismo, es evidentemente un trato desigual, lo cual contraría el artículo 21 de la Constitución. 
Encuestas y encuestados
Avanzan los días, y el ambiente electoral se calienta. Luis Vicente León con su encuestadora Datanálisis se convierte en el centro de atracción de cara a las elecciones del 7 de octubre, debido a que la encuesta recientemente publicada indica que para el momento de tomarse la muestra, Chávez le lleva una ventaja a Capriles de 15,3 puntos en la intención de votos. 
Es necesario aclarar que la encuesta en cuestión fue elaborada antes del inicio de la campaña electoral. No debemos olvidar jamás que las encuestas no son otra cosa que una fotografía del momento. Es por ello que no tenemos razones para dudar de que aquella fotografía que se tomó hace dos meses, hoy sea totalmente diferente. Mientras a Chávez lo llevan en carroza, Capriles camina parejo y sube cerros. El pueblo nota la diferencia, y piensa en su futuro. Eso lógicamente influirá a la hora de elegir al próximo Presidente de la República. 
Cuando se publicó la citada encuesta de Datanálisis, muchos se molestaron, y otros se alegraron. El mismo Luis Vicente reaccionó y escribió un tuit diciendo: “No creer en las encuestas porque no te han encuestado es como no creer en los rayos porque no te han caído encima”, lo cual es un argumento casi irrebatible desde el punto de vista científico. Pero es bueno hacer algunas distinciones: una cosa son las encuestas, y otra, muy distinta, son los encuestadores. Tampoco es igual encuestar en un país donde se respete al disidente, o no haya persecución política, a encuestar en Venezuela donde el gobernante dice que si no eres chavista no eres venezolano; o que te puedan incluir en una lista que te condenará como un paria, a no poder encontrar trabajo, ni acceder a los servicios públicos. No es fácil que alguien le diga a una persona que ni siquiera conoce que votará por algo distinto al gobierno, sobre todo sabiendo de las represalias que pueda sufrir o de las dificultades que tendrá para acceder a los bienes públicos. El pueblo es astuto.  
@pabloaure 
www.pabloaure.blogspot.com

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