lunes, 21 de noviembre de 2011

Chávez en La Haya

El Carabobeño 21/11/2011
¡Hasta cuándo!

(Foto El Carabobeño)
PABLO AURE

pabloaure@gmail.com

"Me gustan los estudiantes porque son la levadura del pan que saldrá del horno con toda su sabrosura". Mejor imaginación imposible, la que tuvo Violeta Parra para escribir esa bella canción.

No solamente me gustan los estudiantes, sino que tengo fe en ellos y en la juventud en general: en esos jóvenes valientes que hoy se forman en nuestras universidades, y que reclaman sus derechos, exigiendo libertad y democracia.

Los estudiantes nos aleccionan con su valentía y arrojo. Es deber de cada profesor y de cada ciudadano apoyarlos en sus propósitos. Con ellos está garantizado el futuro del país. Esta es la razón por la cual este régimen arremete contra la educación plural. Porque le teme al saber, a las universidades, a las ideas verdaderamente modernas que lleva en la mente la juventud venezolana.

Por eso, es extremadamente sospechoso un estudiante "gobiernero" porque justamente los estudiantes son la antítesis de los gobiernos y sobre todo si son de corte militarista. Más sospechosos aún son aquellos estudiantes que defienden gobiernos antidemocráticos, que castigan las casas de estudios superiores, a sus profesores, empleados y obreros, condenándolos a vivir con salarios de hambre y la eterna esperanza de una limosna que nos mantienen en oferta.

Orgullosos nos sentimos por los estudiantes de ayer, de hoy y de siempre. Imposible doblegar su espíritu libertario.

Hoy estamos celebrando el día del estudiante con mucho optimismo, no tengo dudas que las cosas cambiarán. El mundo está dando demostraciones de cambio. Ayer los españoles se sacudieron al socialismo pavoso que los arruinó y llevó al paro a miles de jóvenes. El próximo año nos tocará a los venezolanos igualmente quitarnos esa maldición.

Navidades sin presos políticos

Del mismo modo que lo hice el año pasado, hoy lo volvemos a implorar: ¡libertad para los presos políticos! Hasta cuándo esa tortura de mantener tras las rejas a inocentes venezolanos sólo con objetivos políticos.

Si es necesario pedirle piedad a Chávez, lo hago desde esta trinchera. Hugo acuérdate: tú también estás enfermo, mírate en ese espejo. Y tú fuiste un preso que sí delinquiste. Tú sí cometiste un delito contra la Constitución y los venezolanos te perdonamos porque somos gente de buena fe. Causaste muchas muertes. No obstante, siempre tuviste privilegios, esos privilegios que hoy le has negado a quienes mantienes tras las rejas.

No sé cuánto tiempo durarás en el poder, pero hoy los tribunales y todos, absolutamente todos los poderes, hacen lo que tu ordenes. Pues ordena la libertad de esas decenas de hombres inocentes y muchos de ellos enfermos que mantienes privados de libertad. También ordena que cesen las persecuciones a quienes están exiliados. Hugo: ¡un poquito de clemencia!

Agonía ideal

Es un hecho público y notorio que Chávez tiene mermadas sus condiciones físicas. Los medios internacionales que se informan bien, nos han venido alertando sobre la gravedad de la enfermedad del Presidente. Si es cierto lo que dicen conocer, pues entonces cualquier cosa puede pasar: desde una suspensión de las elecciones, hasta una simulada asonada militar. De los comunistas no me sorprendería absolutamente nada. Dejar el poder no será cuestión fácil. Electoralmente sería lo ideal, pero me temo que mucho sudor y mucha lágrima quizá debamos derramar para enrumbarnos hacia la democracia y la libertad.

Algunos piensan que Chávez, sabiéndose herido de muerte, hará lo que no se atrevía a hacer. Está al tanto de que no tiene mañana. Su tiempo es hoy. El mañana no sabe si existirá para él. Quién sabe si a Globovisión lo cierre de una vez por todas, o quizás expropie a la Polar. Entiéndase bien, un hombre en ese estado es como una fiera herida y cualquier cosa se le puede ocurrir. Yo anhelaría una agonía distinta: que por ejemplo decretara la libertad de los comisarios condenados a pena máxima; y que cese el acoso de todos aquellos políticos perseguidos.

Diego en La Haya

Sin entrar a considerar si fue o no un debate lo que los 5 precandidatos presidenciales nos ofrecieron la semana pasada, sí vimos un claro contraste entre la Venezuela que tenemos y la Venezuela que queremos tener, representada por ellos.

Les digo con sinceridad, no me importa cuál de los 5 resulte el vencedor de las primarias. Cualquiera que sea, con ese nos identificaremos. Lo importante es que la gente participe y vote. Insisto, no me importa por quién, pero voten.

No se sientan en minusvalía por las preferencias reflejadas en las encuestas. Denle fuerza a través del voto a su opción. Pablo Pérez, Henrique Capriles, María Corina, Leopoldo López, Diego Arria, y ahora Pablo Medina, todos son estupendos candidatos. Voten por cualquiera de ellos.

Todos estuvieron extraordinarios, con profundidad y soltura. Pero les confieso que en mi parecer quien se la comió fue Diego Arria: dijo lo que el pueblo quería escuchar, y, además, muy sincero. No hay salida posible si luego del cambio del presidente no cambiamos también los poderes. Es decir, el próximo presidente debe ser de transición. Es necesario convocar nuevamente al poder originario que emerja del pueblo. Me identifiqué con Diego Arria, porque desde hace mucho tiempo vengo defendiendo esa tesis de la convocatoria de una Constituyente. Nada haríamos con otro presidente y el mismo Fiscal General, o el mismo Defensor del Pueblo y el mismo Contralor; o con el mismo Tribunal Supremo de Justicia. Cambiar esos poderes sólo es factible convocando una Asamblea Nacional Constituyente siguiendo lo pautado en el artículo 347 de la CRBV. Y quién mejor que el nuevo presidente para que lo haga, de acuerdo al artículo 348 del mismo texto constitucional.

Diego Arria fue franco y dijo lo que hay que hacer. No se fue por las ramas. Disparó directo al corazón. Y para finalizar le habló en su cara a Chávez, motivado no por retaliación, ni venganza, sino por justicia. Le dijo que hoy lo denunciaría en La Haya por los crímenes que ha cometido. Los aplausos no se hicieron esperar. Probablemente ese Tribunal se apiadará de él como él no ha querido hacerlo con sus adversarios. Me refiero como medida humanitaria.

@pabloaure

www.pabloaure.blogspot.com

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