La hipocresía del veto a la LEU
Pablo Aure
Hoy los universitarios amanecimos quizá con menos apremio; pues el Presidente vetó la inefable Ley de Educación Universitaria. Esa decisión presidencial tiene una sola lectura: los dictadores le temen a los universitarios cuando se deciden a luchar.
Chávez prefiere seguir midiendo los tiempos. Este es un año crucial para el régimen, probablemente subestimó al movimiento universitario; es esa la única razón del recule. Ni remotamente piensen que la causa fue su vocación democrática; ya sabemos que no la tiene.
Amigos: si no nos hemos dado cuenta aún, pues los invito a reflexionar. Los universitarios pueden lograr grandes cosas cuando se lo proponen; podemos convertirnos en el gran muro de contención de los desmanes dictatoriales; la gente, el pueblo espera mucho de las Universidades y lamentablemente en estos tiempos de Chávez hemos sido muy tímidos a la hora de enfrentar la dictadura. Podemos lograr grandes cosas, pero eso si: con perseverancia y siempre con el único interés de lograr un país mejor.
No crean que con el veto la lucha terminó. El enemigo continuará acechando la Casa que vence la sombra hasta tratar de doblegarla, minimizarla, opacarla y destruirla. Tiene herramientas salvajes: estrangulamiento presupuestario, sentencias en los tribunales que procuren la anarquía institucional, la Contraloría General de la República seguirá persiguiendo a los Rectores y demás autoridades, continuará financiando movimientos gremiales para provocar el caos; y en fin, seguirá socavando sus bases. En la fuerza moral universitaria estará la gloria. Debemos apostar a la unión de todos los sectores para ser indiscutiblemente invencibles. Apartemos los deseos egoístas y seamos lo que estamos llamados a ser: “…una comunidad de intereses espirituales que reúne a profesores y estudiantes en la tarea de buscar la verdad y afianzar los valores trascendentales del hombre.”
Para que se materialice una verdadera unión hay que ser sinceros, reconocer los errores y empeñarnos en enmendarlos.
Que este “susto”, -porque, quiero decirlo, eso es lo que sentíamos- miedo a perder la Universidad, se convierta en alarma permanente y nos de la suficiente fortaleza para no cejar en el propósito de construir una Universidad mejor.
Chávez prefiere seguir midiendo los tiempos. Este es un año crucial para el régimen, probablemente subestimó al movimiento universitario; es esa la única razón del recule. Ni remotamente piensen que la causa fue su vocación democrática; ya sabemos que no la tiene.
Amigos: si no nos hemos dado cuenta aún, pues los invito a reflexionar. Los universitarios pueden lograr grandes cosas cuando se lo proponen; podemos convertirnos en el gran muro de contención de los desmanes dictatoriales; la gente, el pueblo espera mucho de las Universidades y lamentablemente en estos tiempos de Chávez hemos sido muy tímidos a la hora de enfrentar la dictadura. Podemos lograr grandes cosas, pero eso si: con perseverancia y siempre con el único interés de lograr un país mejor.
No crean que con el veto la lucha terminó. El enemigo continuará acechando la Casa que vence la sombra hasta tratar de doblegarla, minimizarla, opacarla y destruirla. Tiene herramientas salvajes: estrangulamiento presupuestario, sentencias en los tribunales que procuren la anarquía institucional, la Contraloría General de la República seguirá persiguiendo a los Rectores y demás autoridades, continuará financiando movimientos gremiales para provocar el caos; y en fin, seguirá socavando sus bases. En la fuerza moral universitaria estará la gloria. Debemos apostar a la unión de todos los sectores para ser indiscutiblemente invencibles. Apartemos los deseos egoístas y seamos lo que estamos llamados a ser: “…una comunidad de intereses espirituales que reúne a profesores y estudiantes en la tarea de buscar la verdad y afianzar los valores trascendentales del hombre.”
Para que se materialice una verdadera unión hay que ser sinceros, reconocer los errores y empeñarnos en enmendarlos.
Que este “susto”, -porque, quiero decirlo, eso es lo que sentíamos- miedo a perder la Universidad, se convierta en alarma permanente y nos de la suficiente fortaleza para no cejar en el propósito de construir una Universidad mejor.
Excelente, un rayito de luz a las casas, es verdad no se deben descuidar, debe existir unidad las fallas que tengan las universidades se pueden enmendar con el dialogo entre los sectores universitarios no era necesario una nueva ley que atropellara a todo un cumulo académico formado desde hace ya muchos años con esfuerzo vivan las universidades un abrazo
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