lunes, 25 de octubre de 2010

No a la entrega de las toninas


El Carabobeño 25/10/2010
Hasta cuándo!
No a la entrega de las toninas

El movimiento "Los amigos de las toninas del Acuario de Valencia", encabezado por Alexis Mendoza, Guillermo Manosalva, Antonio Valera y Adelio Valente, entre otros, no han descansado ni un solo segundo desde el mismo instante en que se develaron las infelices intenciones del alcalde Edgardo Parra de negociarlas con un acuario de Corea del Sur.

Nos imaginamos que los surcoreanos no sospecharon jamás el tamaño del escándalo que ocasionaría ese eventual convenio con un burgomaestre cuya popularidad está por el subsuelo y, dicho sea de paso, a las puertas de un referéndum revocatorio. Esperemos que la representación de Corea del Sur entienda el grave daño que produciría el llevarse a las toninas, las cuales constituyen uno de los pocos atractivos para el esparcimiento y recreación de los niños valencianos.

Las toninas son patrimonio del dominio público valenciano. Son invalorables, tanto práctica como simbólicamente. Sorprende que este gobierno que se afana de patriotismo y apego a los valores y sentimientos nacionalistas, ahora de manera descarada se atreva a decir que lo que vienen a ser tesoros regionales y nacionales pueda ser objeto de negociación.

Edgardo Parra continúa satisfaciendo el hambre de la destrucción compulsiva que en mala hora ha emprendido contra la otrora bella Valencia.

Las toninas: patrimonio sentimental

Fuera de los peligros para la vida de estas criaturas, ya de por sí suficiente razón para cuestionar este intercambio, las consecuencias ecológicas que tendrá para la ciudad y el Acuario de Valencia, perder a Zeus -único espécimen varón con capacidad de reproducción hasta el momento en cautiverio-, resulta mucho más que desatinado, pues tanta negligencia no puede ser culposa. Digamos que es fácil pensar que al alcalde no comprende el daño que causa, o simplemente no le importa.

Debemos apelar al sentimiento que seguramente primará en el noble pueblo de Corea del Sur para que se impida que un patrimonio sentimental y simbólico de los valencianos forme parte de un vulgar acuerdo mercantil, uno que nos afecta notablemente. Las toninas son tesoros de la ciudad de Valencia, parte de nuestra identidad, y son de un gran afecto para nuestros niños. Son símbolos que, en nuestra humildad como nación, tienen un valor muy superior al que pueda medirse en cualquier divisa: son la sonrisa de nuestros hijos, y serán los descendientes de Artemis y Zeus la fuente de alegría y orgullo de futuras generaciones de valencianos.

Misiva al gobierno coreano

En la carta que se le entregará mañana al embajador de Corea del Sur, entre otras cosas, se le solicitará considere revisar el acuerdo que ha firmado el alcalde de nuestra ciudad, ofensivo a los valores y sentimientos de los valencianos. Protestamos enérgicamente la pérdida de nuestro patrimonio cultural, permaneciendo convencidos de la buena fe de la representación coreana, que muy probablemente ha sido engañada por las mañosas maquinaciones del alcalde.

A Su Excelencia, embajador de Corea del Sur, le ponemos de manifiesto no sólo los peligros que representa el transporte de estos raros animales a su nación sino el sentimiento de quienes son perjudicados por una acción probablemente irremediable, tomada por una autoridad sin haber consultado a sus conciudadanos.

El apoyo del gobierno regional

El miércoles pasado, desde la Villa Olímpica de Naguanagua, el gobernador del estado Carabobo, Henrique Fernando Salas Römer, advirtió que existen claras evidencias que pretenden acabar con el Acuario de Valencia, trasladando un gran número de animales hacia otros zoológicos, por lo que invitó a los carabobeños a "exigirle al alcalde que rectifique y asuma el rol de defender este sitio de recreación, y no siga despatillándolo como lo está haciendo".

Estas palabras, en lo particular las recibí con beneplácito, pues es lo que cualquier gobernante que esté identificado con el pueblo debe hacer. No estamos en tiempos de posturas blandengues, de coqueteos, de medias tintas o de alcahuetería frente a un gobierno municipal que ha dado suficientes demostraciones que lesionan el sentimiento de los valencianos.

Mil veces he criticado a Salas pero esa es la democracia: hay situaciones en que se coincide y otras en que se adversa, y no por ello, debemos considerarnos enemigos. Es la gran diferencia entre los demócratas y los rojos rojitos.

A las puertas de una explosión

La mecha está encendida y el barril está lleno de pólvora. Presiento que deliberadamente el régimen está procurando la explosión para examinar cuán grande es la onda expansiva universitaria. El gobierno mide los tiempos. Pareciera que se tratara de un ensayo para probar un estallido controlado, de lo cual no tengo dudas. El régimen analiza cómo han reaccionado los estudiantes en el tiempo. Estudia el comportamiento de los sindicatos. Por cierto, no me explico cuál es la razón lógica de que algunos sindicatos estén de acuerdo con la asfixia de las instituciones que en muchos años los han mantenido a ellos y a sus familias. Me imagino que su ceguera, provocada por la engañosa manipulación del mensaje "socialista y pro-trabajador" del gobierno les impide ver en qué han terminado todos quienes se han prestado a la destrucción de sus sitios de trabajo e impulsando la intervención de los mismos por el régimen.

Con ese discurso muchos empleados, obreros y hasta algunos profesores que no han podido lograr escalar posiciones por vía de democráticas están apostando a la intervención de las universitarias. Ven a las autoridades de turno como sus enemigos; como que si en el Consejo Universitario se establecieran los sueldos de hambre que tenemos todos los universitarios.

Es una especie de caramelo de cianuro que tiene embobados a muchos diciéndoles que las universidades han sido de las oligarquías, y que en poco tiempo eso cambiará porque todos elegirán sus autoridades. Nada más alejado de la realidad, pues Venezuela ha gozado de una educación subsidiada e incluyente, como pocos países del mundo pueden presumir, en la que cualquier ciudadano, desde el más humilde, tan sólo por mérito y con locha y media puede aspirar a una carrera que en otras naciones requiere de ahorros multimillonarios.

Es astuto Chávez al tratar de convencer a la población de tamaña mentira. Él sabe que los gobiernos anteriores jamás malgastaron sus recursos en hacerse publicidad de sus obras (¡y las hubo!), mientras que este gobierno nos colma la vista con pancartas y tapices matizados con la cara hinchada del Presidente, quien, con la mirada perdida como vislumbrando un futuro incierto, nos recuerda que "En este terreno el gobierno bolivariano, en su incansable lucha contra la planta impía del imperialismo, derrumbó un museo burgués y oligarca de las artes para sembrar cinco matas de caraota. Ahora, con más y más carteles para recordarle a la gente que estamos haciendo alguito con los obscenos ingresos petroleros: ¡Venezuela avanza!".

Los rojos rojitos le tienen miedo a quienes no reciben ninguna contraprestación crematística: los estudiantes. Ellos son impredecibles en las adversidades; y estamos muy cerca de que pongan de manifiesto su arrojo en defensa de la universidad. Chávez se burla de los sindicatos en las universidades; su propósito es debilitarlos hasta destruirlos como lo ha hecho en casi todas las empresas del Estado. Los comunistas para lo único que son buenos es para destruir.

pabloaure@hastacuando.com

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Twitter: @pabloaure

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