¡Hasta cuándo!
Estado de necesidad
@pabloaure
Ha llegado el momento de
hablar sobre el estado de necesidad que estamos presenciando y que se acentuará
en los próximos meses como una dimensión más oscura del ya sombrío panorama.
Regresamos a la ley de
la selva donde el más fuerte sobrevive. En eso han convertido a nuestra amada
Venezuela.
La doctrina nos dice que
el estado de necesidad se da cuando los intereses legítimos de un sujeto se
encuentran en un estado de peligro, y solo pueden ser salvados mediante la
lesión de los intereses legítimos de otra persona.
¿Qué significa esto para
los venezolanos en la actualidad? En primer lugar, debido a que el interés y al
mismo tiempo derecho natural y legítimo de toda la población de alimentarse, se
está viendo seriamente amenazado, llegará un terrible momento donde muchos (más
de lo que ya hemos visto) tratarán de conseguir alimentos como sea, sin
importar que lesionen los derechos de otras personas.
Y no hay ninguna
institución que ponga orden, pues los poderes públicos
desaparecieron y se transformaron en cuevas o escondites concebidos para
planificar cualquier tipo de aberración inimaginable en un mundo civilizado.
Convocar o
planificar protestas contra este régimen
salvaje no tiene ninguna acogida en este momento. La gente manifiesta su
descontento de manera espontánea, por desgracia hemos llegado a esta situación.
Cada quien actúa de acuerdo a sus necesidades. Claro que creo en las protestas,
pero también sé que lo que veremos en las próximas semanas no serán de la misma
naturaleza a las que hemos participado en el pasado.
Veremos saqueos más
intensos, algo que es incompatible con la conducta de los demócratas, pero ese
debate de lo que está bien y lo que está mal, pasa a un segundo o tercer plano
cuando el ciudadano de a pie ve en peligro su vida por hambre. Por eso es
imposible que podamos evitarlos. No debe llamarse revolución, sino canibalismo
del siglo XXI aupado por la plaga roja.
Si medianamente alguien
tiene resueltas sus necesidades básicas
estará tranquilo y evita salir a la calle para no correr un
peligro adicional al que corre sin protestar. En estos tiempos ser protagonista
en una actividad en contra del régimen
representa casi un suicidio. Es exponerse a muchas cosas: juicio, cárcel y
hasta a la muerte. Lo veo de esa manera. Venezuela está dominada por una
especie de “pranato” dividido en espacios o
regiones, en los cuales los “gobernantes”
se reparten -y respetan- el dominio, si alguien distinto a ellos se le ocurre
invadírselos o quitárselos
vienen los enfrentamientos.
Vendrán momentos más difíciles.-
Decir esto no es
sencillo, especialmente después del año 2017, donde vimos cosas inimaginables.
Hemos llegado a lo peor y si tenemos intenciones de ser solidarios con el
necesitado, pues entonces, seamos inteligentes, pensemos en ellos y en
nosotros. Es momento de hacer lo que está en nuestras manos, planificar para
hoy y para el mañana.
Unámonos a las iglesias,
a las casas de ayuda y de beneficencia. Vendrán momentos más difíciles que los que
padecemos, todo seguirá complicándose
y descomponiéndose.
Basta de continuar con
la jugarreta electoral. Quien no quiera ver la realidad que no la vea, pero la
decisión o el poder de imponer el orden no está en los civiles porque estamos
apuntados por criminales. No es fácil aceptar lo que escribo, pero es como lo
siento. Sin reacción militar -porque son ellos quienes tienen el monopolio de
las armas- es imposible sospechar en restituir el orden constitucional.
Es más, también se requeriría
la ayuda de fuerzas extranjeras que entiendan la situación. Que conste: jamás apostaría por un ejército de ocupación, aunque sí con la
humanitaria e indispensable colaboración.
El capítulo final.-
Este es el último capítulo de esta trágica y
tenebrosa película cuyo guión está basado en la doctrina del “Socialismo del Siglo XXI” y ese final
puede ser triste o muy alegre, todo dependerá de nuestra comprensión e inteligencia.
Lo primero que tenemos
que tener claro es que no podemos hacer algo para lo cual no estamos
preparados. En esos asuntos de emplear la fuerza bruta, no tenemos nada que
buscar. Absurdo y demencial seguir repitiendo lo mismo que hemos realizado
durante casi dos décadas para tratar de salir de esta tiranía. La estrategia
debe ser otra. Organización, inteligencia y coherencia.
Los que hasta ahora nos
hemos quedado en el país, sobrevivimos y nos resistimos a darnos por vencidos. Por
eso el trabajador sigue yendo a su trabajo a sabiendas que el sueldo no le
alcanza para nada, el comerciante sigue abriendo su negocio entendiendo el
peligro al que se somete. Los estudiantes con dificultades y con muchas
deserciones van a las universidades a pesar del oscuro panorama que se
vislumbra en los campus. Vivimos en una preocupación permanente, nos
preguntamos ¿hasta cuándo aguantaremos?
Estas líneas
no deben ser entendidas como un lamento sino como una fotografía de la
situación nacional.
Tampoco es un llamado a la
resignación, mi intención es transmitir una preocupación, pero a la vez, también es un grito sobre la advertencia de
que aquí debe pasar algo. Eso sí, nada pasará si no se provoca. Pongan a correr
su imaginación para que ese algo se materialice y recuerden, cada quien a lo
suyo, infórmenle a los militares cuál es el rol que deben cumplir cuando el
hilo constitucional se rompe y la delincuencia se desborda.
Pablo Aure
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