¡Hasta cuándo!
Rebelión militar
@pabloaure
Si algo ha quedado claro
en las últimas semanas es el estruendoso ruido que se escucha desde los
cuarteles, el cual, tengan la seguridad no dejará de oírse por el encierro de
más de cien militares. No han metido preso a desertores o a efectivos de baja
jerarquía sino, a los siempre temidos “comacates” (comandantes, capitanes y
tenientes) quienes tienen tropas bajo su mando y disponen de poder de fuego.
No es una especulación lo que escribo, las
noticias admitidas por el propio régimen así lo dan a entender; inclusive, José
Vicente Rangel en el último programa dominical afirmó que “en estos días el Gobierno
Nacional abortó un golpe de Estado en el que participaba un grupo de oficiales
manipulado por civiles dirigentes de la oposición, y apoyado por organismos
militares y de inteligencia de los Estados Unidos”.
Entonces, al decir esto,
reconoce que la situación dentro de las instalaciones militares no está nada a
favor del régimen pero contrario a lo que muchos creen, no se trataría de un
golpe de Estado.
Aquí es necesario aclarar que el
término que deberíamos emplear es el de la rebelión.
Lo que ocurre, o lo que
ocurriría dentro de las FAN es el desobedecimiento activo a la autoridad y no
un golpe de Estado, porque es imposible dar un golpe a un gobierno de facto. Me
explico. Los golpes de Estado se definen como la ruptura del hilo
constitucional al vulnerarse la legitimidad establecida en un Estado.
Como ya sabemos, este gobierno
perdió su legitimidad hace rato, por lo que resultaría un poco menos que
incorrecto decir que la intención de deponerlo debe considerarse como el
producto de un golpe. ¿Es que acaso se nos ha olvidado lo que establece el artículo
333 de la CRBV? “Esta Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por
acto de fuerza o porque fuere derogada por cualquier otro medio distinto al
previsto en ella. En tal eventualidad, todo ciudadano investido o ciudadana
investida o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el
restablecimiento de su efectiva vigencia” (sic)
¿Se
abortó la rebelión?
Todo indica que no. Pues si es cierto que se abortó “un
golpe”, es lógico pensar entonces que, el germen de la rebelión ya ha florecido
en sectores castrenses y jamás podría acabarse con la detención de comandantes
de batallones, por cuanto es de suponer que, quienes estaban bajo sus órdenes,
en cualquier momento demostrarán cuán comprometidos estaban con esa presunta
rebelión que denunció J.V Rangel.
Les
confieso que no creo que esos militares rebeldes estén siendo dirigidos o
manipulados por grupos opositores, porque no hace falta que a un militar lo
manipulen para darse cuenta de la terrible situación nacional. Esos militares
“alzados” tienen familia que también sufren los desmanes que ha provocado esta
plaga denominada “Socialismo del Siglo XXI”. Saben que hay hambre, miseria y
corrupción. Probablemente están cansados de que los sigan metiendo a todos en
el mismo saco pestilente en el que se encuentran los altos jerarcas.
Es muy
posible que esos militares rebeldes no estén dispuestos a seguir pasando la
dentera por la fruta que sus jefes se han comido.
Con el visto bueno de la Casa Blanca
José
Vicente Rangel puede tener razón cuando hace alusión al apoyo de organismos
militares y de inteligencia de los EEUU. Ciertamente, eso tendría mucha lógica.
Solo basta observar los movimientos tácticos del gobierno americano que en
reiteradas ocasiones ha identificado al gobierno de Maduro como un peligro para
sus intereses. De hecho, el miércoles 21 de marzo en la OEA intervendrá el
vicepresidente de EEUU y hablará nuevamente sobre esa preocupación. Esto, si
bien es cierto no significa una complicidad entre EEUU con los sediciosos,
necesariamente debemos percibirlo que en caso de materializarse con éxito lo
que JV Rangel denomina golpe, quizá esa eventual acción gozaría del visto bueno
de la Casa Blanca. Eso sí: siempre y cuando su fin inmediato sea abrirle el paso
a un gobierno de transición.
Los
rebeldes no temerían por eventuales sanciones o persecuciones de la comunidad
internacional, a la que antes pudieron temer. En efecto, las sanciones que hasta
ahora se han concretado solamente afectan a los que ejercen funciones de
gobierno que han sido expresamente señalados de tener vínculos con el
terrorismo y con el narcotráfico.
El
mensaje es claro: el que siga apoyando la dictadura “castro-madurista” correrá
la misma suerte que los sancionados. Eso evidentemente le genera confianza al
bando de los rebeldes.
Injerencia humanitaria
No se debe perder el tiempo en
estudiar escenarios electorales o hablando de candidaturas presidenciales
porque las tiranías no salen por votos. Es menester enfocarse en abrir las
puertas a la comunidad internacional para que se lleve a cabo la ayuda
humanitaria.
No es
momento de alimentar rencillas entre civiles y los militares dispuestos a
rectificar, al contrario, es indispensable el entendimiento de ambos mundos.
Así como necesitamos de la unión cívico-militar también requerimos de la ayuda de
países aliados. Sin complejos debemos aceptar que solos no podemos salir de
estas mafias que están dispuestas a todo para evitar que Venezuela se enrumbe
hacia la democracia.
Muchos
opinadores son escépticos con el asunto militar, pero desde esta trinchera yo
sigo apostando a la reserva moral que debe existir en los cuarteles, también al
propósito de enmienda de aquellos que en algún momento juraron defender la
soberanía nacional pero, sin haber cometido grandes tropelías, en el camino
desvirtuaron sus funciones obedeciendo indebidamente ordenes manifiestamente
contrarias a la Constitución.
Nunca
es tarde para recapacitar. Los violadores de DDHH tendrán que rendir cuenta
ante los tribunales mientras que, los arrepentidos por faltas menores, deberán ser
procesados en sede castrense conforme al reglamento de castigos disciplinarios.
Estamos
en tiempos decisivos, no hay espacio para el guabineo. Venezuela reclama coraje
y dignidad.
Pablo
Aure
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