¡Hasta
cuándo!
Venezuela reclama
@pabloaure
Años de lucha, de encuentros y desencuentros. El país cada
día más destruido y el sector democrático desarticulado. Se ha hecho mucho,
pero cada quien por separado. No ha habido de lo que muchos hablan y pocos
construyen. En efecto, se predica la unidad, pero no ha sido posible
construirla porque los principales promotores tienen agendas personalísimas, y
que simulan apostar a la unidad siempre y cuando el centro de atracción gire
alrededor de ellos. Me refiero a todos, juntos o separados. Imposible salir de
este atolladero mientras el interés personal prime sobre el general.
Cuán difíciles son las relaciones personales y más aún, si
esas relaciones están seducidas por las ambiciones del poder. Hay quienes constantemente
ven como enemigos a los que se supone están en el mismo equipo y por lo tanto,
deben desear lo mismo que ellos. Los señalan y tratan de anularlos. Hemos visto
ese comportamiento en esta dura batalla contra el “Socialismo del Siglo XXI”
Parece inexplicable pero es así. Analizando tal situación,
concluyo que no luchan contra el sistema, sino que quieren llegar a ser parte
de él. No existe intención de acabar con lo malo sino desplazar a quienes lo
hacen mal para ocupar su lugar y hacerlo hasta peor.
Venezuela ha sido víctima de liderazgos mediáticos. Se construye
una matriz de opinión en torno a alguien o, a algo, y por allí se preparan los
discursos de apoyo a una persona o, conductas que muchas veces entorpecen los
cambios. ¿Qué nos pasa? No hemos sido capaces de emplear el sentido común.
Cambiamos de opinión de acuerdo a las directrices del “líder” del momento. No
hemos tenido una estrategia planificada. Por eso pienso que, no ha habido
sinceridad en la lucha. No se ha luchado contra el régimen sino para satisfacer
las ideas y aspiraciones de individualidades o de determinados grupos. Los
intereses colectivos no cuentan.
Dieciocho años de combates no han sido suficientes para
darnos cuenta que el egoísmo, las mezquindades, los pactos y las traiciones son
los que nos han impedido avanzar. Entre el año pasado y este -que casi finaliza-
se han desarrollado actividades que demuestran lo antes narrado. Desde el mismo
instante de obtener la mayoría –mutilada- en la Asamblea Nacional, se abrió el
abanico de salidas, aunque nunca se promovió la Asamblea Nacional
Constituyente, si se planteó enmendar la Constitución para recortar el periodo
presidencial, después se transaron por un referéndum revocatorio que fue
abortado; también se aprobó el abandono del cargo y recientemente, el 16J, se
realizó un plebiscito que resultó incumplido, porque los cogollos lo cambiaron
por unas elecciones fraudulentas y chucutas. En menos de un año quedó en
evidencia que la agenda opositora está signada por la improvisación. Repito, no
empleamos el sentido común y nos dejamos arrastrar por intereses distintos a los
anhelos ciudadanos. Millones de venezolanos queremos desplazar este perverso
régimen, y desgraciadamente los que aparecen como líderes no desean extirparlo
sino ocupar los cargos de los perversos gobernantes. Quedaron al descubierto: persiguen
la conquista individual y no la colectiva.
Enfermedad electoral.-
En los próximos días, comenzará una nueva campaña electoral, nada
diferente a la que acabamos de vivir. Las regionales sirvieron para humillar a
candidatos, desalentar a los ciudadanos pero también sirvieron, para
desenmascarar a los farsantes. Las encuestas no se equivocaron, los equivocados
fueron los que pactaron esas elecciones con el tirano. Al final doña Tibisay
anunció que de las 23 gobernaciones supuestamente se ganaron 5. Falso porque todas
quedaron a merced del oficialismo, sometidas a la espuria constituyente. Lo
mismo ocurrirá con las alcaldías.
Los candidatos “opositores” no luchan por el país sino por la
tentación de alcanzar un cargo de elección popular. Ellos saben que no
gobernarán pero, les seduce el hecho de ser llamados ahorita candidatos y si el
régimen le da el visto bueno, después del 10/D le dirán “señor alcalde”. No les
importa la humillación a la que tendrán que someterse si resultaren favorecidos
por el boletín del CNE. Tienen cantada su juramentación ante la asamblea
nacional constituyente y sin embargo, sin el menor rubor se lanzan a hacer
campaña en ese sainete electoral con el absurdo argumento de no entregar tal o
cual municipio al PSUV. ¡Por Dios!
La tarea es otra, que no es precisamente la de darle oxígeno
al régimen sino de quitárselo. Candidato que se lance le está haciendo comparsa
a la tiranía. Recuerden: la salida será democrática y constitucional pero no
electoral. Los malandros jamás aceptarán el escrutinio popular. Para salir del
régimen tenemos que estar claros en eso. Es menester mostrar fuerzas para hacer
respetar el sentimiento nacional. Basta de sometimiento. ¡Es con ustedes
militares! Nuestros militares conocidos en la doctrina como la policía
constitucional.
Candidatos patológicos.
Ese comportamiento enfermizo de algunos individuos atraídos por
la imaginación de colocarse la banda de alcalde, obstaculiza el empuje que
debemos tener contra la tiranía. Presentar candidatos en contiendas electorales
después de todo lo que ha ocurrido deja de ser una torpeza para rayar en la
enfermedad. Probablemente algunos candidatos son estimulados por el oficialismo
para aparentar que estamos en un festín democrático y pretender desvirtuar el talante
tiránico del régimen. ¿Cómo hablar de tiranía si hay elecciones? y además, con
la presencia de varios aspirantes para el mismo cargo. Otros, no son
estimulados directamente por el régimen sino por la tentación que los seduce el
regentar una alcaldía aunque sea de rodillas.
De todas maneras, creo que todavía hace falta el purgante de
las elecciones municipales para desparasitar definitivamente ese estilo opositor
que ha atornillado a los bárbaros rojos en el poder.
¿Volver a comenzar?
En este largo transitar nos hemos tropezado con muchísimos obstáculos.
Todo esto, esperemos nos haya servido de aprendizaje. La enorme crisis en la
que está envuelto el país no permitirá más ensayos. Llegó el momento de ver
emerger esa clase política que aunque también tenga aspiraciones de llegar al
poder, entiende muy bien que primero debe estar el país antes que sus
ambiciones individuales. Quizá pueda resultar difícil entender que un político renuncie
a la posibilidad de ser el protagonista para entregar el testigo a una idea sin
importar la identidad de quien lleve la bandera, pero de eso se trata. Venezuela
reclama de un objetivo y no de una individualidad. El objetivo es la libertad y
la prosperidad. Basta de individualidades y cálculos grupales. O salimos del
régimen o el régimen seguirá saliendo de nosotros.
Es la hora del desprendimiento y de amalgamar fuerzas para
lograr ese objetivo que nos une de verdad. Los puentes hay que seguir tendiéndolos
y asimismo proponernos derribar las murallas que nos han separado.
Pablo Aure
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