¡Hasta cuándo!
El vacío de las aulas
@pabloaure
En medio de un discurso propio de los mandatarios populistas que se
apoyan en las bayonetas para sostenerse en el poder, este fin de semana, Nicolás Maduro autorizó un “ajuste sustantivo y necesario” de todas las tablas
salariales al personal de la Fuerza Armada. Él siente el malestar de los uniformados, sabe que en
los comedores de los cuarteles la comida no alcanza, y con lo poco que ganan,
los honestos, que aunque parezca mentira los hay, tampoco pueden llevar comida a sus casas.
Mientras ese aumento se produce por la inconformidad castrense, los
trabajadores universitarios siguen pasando las de Caín, porque con las tres
lochas que ganan, pueden comprar lo básico. Los militares llegan a los cuarteles,
casi todos comen en sus instalaciones, algunos duermen allí e inclusive, el
Estado los dota de uniforme, aunque cada vez en menor cantidad y calidad. Eso
no sucede con los trabajadores universitarios ni de otros organismos públicos,
que tienen que bregar contra todo para trasladarse hasta su sitio de trabajo.
Las tristemente famosas “perreras”
están de moda. Tal cual ocurrió en Cuba. Los trabajadores se desplazan de un
lugar a otro en camiones de estaca, que cuando llueve les colocan un encerado
para tratar de no mojarse o, habilitan los camiones cava. Muchos cuentos he
escuchado de esos camiones. Los pasajeros cuando se meten cierran la puerta y
ocurre un sálvese quien pueda, los roban, porque nadie ve nada.
Me contenta que a los militares les hayan aumentado, aunque si bien es
cierto en ese anuncio no se dijo el monto del incremento, de todas maneras ese
sueldo dentro de muy poco se convertirá en sal y agua. Y a todas estas, la
verdad más tormentosa del país se refleja en el vacío de las aulas, donde antes
estaba la algarabía de la juventud, donde se formaban bachilleres y
profesionales llenos de sueños, ahora solo queda el silencio de la no
presencia.
Universitarios en la indigencia.-
La inflación es incalculable, y lo que se gane en bolívares por muy
alto que parezca ese sueldo, siempre será insuficiente. Pues bien, a los
militares le aumentaron el salario pero a los trabajadores universitarios los
mantienen sumergidos en la indigencia. Dura esa palabra, pero la definición de
indigencia se corresponde con la realidad del trabajador universitario, bien
sea profesor, empleado u obrero. Wikipedia define la indigencia como: ‘el
ingreso insuficiente para cubrir una
canasta básica de alimentos, vestimenta,
etc., para un individuo o un hogar’.
Siendo esto así, veamos el siguiente estudio publicado en mayo por el
diario El Nacional “El alza de los precios
sigue sin freno. La canasta básica de abril llegó a 138.855.712,85 de bolívares. Una familia de 5 miembros
necesitó más de 138 salarios mínimos (1.000.000 bolívares) para poder pagarla. Diariamente requirió 4.628.523,76
bolívares para cubrir su costo, según el más reciente informe del Centro de
Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros”
Les pregunto entonces, los trabajadores universitarios ¿son o no,
indigentes? La respuesta a la interrogante salta a la vista de todos. Eso es
algo que se repite para todos los trabajadores del sector público y hasta en el
privado. Quien gane en bolívares siempre será indigente mientras vivamos bajo
este sistema comunista.
Humillación como política de Estado.-
La gran pregunta no es si el sueldo alcanza o no alcanza, el asunto va
mucho más allá. Quizá de vez en cuando se nota cuando se
anuncian aumentos en el sector militar, pues desde ese mismo instante comienzan
las conjeturas. “Que si Maduro está asustado,
o fue un ultimátum de tal o cual general” Yo tengo mi propia tesis. Él aumenta
a los militares para seguir desmoralizando a los trabajadores universitarios, a
los maestros o a los enfermeros. Esa es la realidad. Así funcionan estos tipos
de regímenes comunistas, humillan hasta horadar la dignidad ciudadana. Que ni
siquiera considera como ciudadanos sino como súbditos o simplemente pueblo
amorfo habitante u ocupante de algún lugar.
Luz de una tierra inmortal.-
Siendo esto así, la pregunta es ¿qué le pasa a los universitarios que en todas las épocas y en todo el mundo han sido beligerantes,
revolucionarios, irreverentes y por qué no
decirlo: “come candela”, pero hoy hemos soportado (me incluyo
porque soy trabajador universitario) tantas humillaciones y de manera descarada
el régimen nos estruja en la cara el maltrato? Como si fuera insuficiente el
castigo con la asfixia presupuestaria, ahora tolera que el hampa destruya
nuestras instalaciones, hasta convertirlas en sitios inhóspitos, sin alumbrado
ni los insumos necesarios para el ejercicio de la docencia en las distintas
áreas del conocimiento. Insisto: el saber es enemigo del tirano. El
conocimiento es sinónimo de libertad y a los regímenes despóticos no les
conviene tener ciudadanos educados sino aplastados.
Pienso que nos ha faltado sinceridad, humildad y desprendimiento en nuestros planteamientos. Las comunidades
siguen apostando a las universidades, no podemos voltear hacia otro lado cuando
es a nosotros a quienes nos reclaman.
La Universidad de Carabobo debe hacer honor a su slogan y convertirse en “la luz de una tierra inmortal”. Lo mismo la UCV, ser
de verdad verdad la casa que vence las sombras y no la casa opacada por la
voluntad de un caudillo que obedece a otras naciones.
Resteados con la UC.-
La semana pasada, nuestra rectora Jessy Divo de Romero hizo una primera
convocatoria a la que asistieron todos los gremios sin distingo de ideologías.
Esa convocatoria fue un grito a la esperanza. Nos concentramos en el emblemático
Arco de Bárbula, esa actividad esperemos sea, el comienzo de una serie de
actividades. Así lo dijo claramente nuestra rectora magnifica en medio de cientos
de estudiantes, obreros, empleados y profesores. También se hicieron presente
luchadores sociales.
Hoy les pido a mis alumnos, a mis colegas profesores a mis compañeros
trabajadores de la Universidad de Carabobo, a sus familiares, y también a los de las universidades hermanas que
convirtamos ese silencio que nos aturde cuando vemos las aulas vacías, en un
grito libertario que recorra cada rincón de Venezuela. Desde luego, hay
riesgos, pero serán cada vez menores en la medida que la comunidad vea un
camino libertario iluminado desde las universidades. Los sables de Maduro jamás
podrán derrotar la inteligencia de los universitarios. El asunto es de
estrategia. Con el monstruo nos hemos topado. Si no luchamos ahora, el
oscurantismo se apoderará de todo el país. Estamos a tiempo, solo tenemos que
actuar con organización, determinación y con coraje.
Pablo Aure
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