¡Hasta cuándo!
Rumores
@pabloaure
Desde
hace varias semanas Venezuela ha estado sumergida en una constante ola de
rumores, que no es de extrañar que en su mayoría los haya puesto a rodar el
mismo régimen.
En una suerte de huir hacia adelante.
Sabe
que está mal y se encarga de vociferarlo para crear en el ambiente una especie
de salida que difícilmente se dé de esa
manera. ¿Quién ha dicho que las asonadas militares se anuncian?
¡Se dan y punto!
En
lo particular no veo que algo de eso ocurra en Venezuela. Al menos por ahora. Y
si llegare a ocurrir no crean que es por razones ideológicas o porque hay
sectores decididos a defender el “legado” de Hugo Rafael, porque son institucionales o
por el supremo interés de restituir el hilo constitucional. Nada de eso.
Esa supuesta asonada, en caso de materializarse, sería por razones
estrictamente socioeconómicas. No busquen en los ideales de Bolívar las causas
de un eventual alzamiento.
Sufrimiento general.-
Nadie
debe dudar que haya malestar en todos los sectores. Sean civiles o
militares, laicos o religiosos,
creyentes o no creyentes.
¿O
es que acaso millones de venezolanos no sufrimos por la hipercrísis que afecta
nuestro país? Nadie, absolutamente nadie, escapa de los gravísimos problemas
que han convertido a Venezuela en una base de despegue hacia otras latitudes.
Es
impresionante la cantidad de familiares, amigos o conocidos con los que uno se
encuentra estudiando su árbol genealógico para averiguar sus orígenes y de ese
modo poder determinar si puede aplicar para otra nacionalidad y ser acreedor de
un pasaporte que le dé el plácet europeo o de otra parte del mundo donde
exista seguridad social y lo traten como ciudadano. Sorprenden los hallazgos de
nacionalidades con las que nos hemos topado. Personas que pensábamos eran
criollitas, ahora resulta que son lituanos, españoles, italianos o portugueses. He visto por montones. (Por cierto yo tengo derecho a la
nacionalidad libanesa, avisa´o)
Ricos
y pobres, profesionales o sin estudios, viejos o jóvenes y, ahora, “chavistas” u opositores, esperan con ansiedad el día de la
cita para que alguna embajada les dé la visa o, en otros casos, reúnan los churupitos
para comprar el pasaje.
¿Irse
o quedarse?
La decisión
de emigrar ya la tomaron, no solo los millones que se fueron sino otros
millones de los que están aquí: ¡nos vamos de este infierno! Muchos han tenido
la buenaventura de ser exitosos y se han dedicado a sus carreras profesionales
o los mismos quehaceres u ocupaciones comerciales que realizaban acá. Pero
otros, prefieren emigrar para lavar pocetas con dignidad en el imperio, o
vender chucherías en las calles de cualquier país suramericano, antes que
seguir calándose las colas para encontrar efectivo o comprar una harina pan,
pasta o un litro de aceite “a precio justo”.
Saben que de continuar las cosas como van, cada día nos empobreceremos más,
hasta llegar, sin exageración, a la más extrema de las indigencias. Esto es,
comer lo que el régimen nos lance desde un camión y curarnos de las
enfermedades, con “jornadas de curación”
cuando así lo disponga la sala situacional “epidemiológica” que quién sabe por cuál camarada esté dirigida.
De
todas maneras, debo decir, que quedarse o emigrar son decisiones sumamente
difíciles. Quedarse significa estar resuelto a dos cosas: a luchar para salir
del régimen
y construir un país de oportunidades asumiendo los riesgos que sean necesarios
o, resignarse a vivir en el oprobio.
Emigrar
es viajar hacia lo desconocido que les aseguro es un viaje tan turbulento y
riesgoso como quedarse para luchar. En todo caso, respeto al que se queda para
luchar como el que emigra en búsqueda de un futuro mejor, porque ese que se
queda luchará para que el que se fue regrese pronto y, el que se va, soñará con
regresar algún día. ¡Venezuela, qué te han hecho, por Dios!
Conspiraciones
y liberaciones.
Por
varias vías me han hecho llegar que me quieren involucrar en un supuesto
alzamiento militar. ¡Vaya ocurrencia! Miren que a mí me han involucrado en
diversos asuntos, pero de allí a participar en insurrecciones militares, habría que ser demasiado ocurrente
para generar esa matriz de opinión. Pero sabiendo la forma como actúa el régimen, no
me extrañaría que ese invento puedan exhibirlo. Así como exhibieron como trofeo
a Joshua Holt,
el enigmático espía de la CIA a quien mantuvieron en El Helicoide desde el 2016,
y hace apenas una semana lo vimos por las redes a propósito de los acontecimientos
en la sede central del SEBIN implorando libertad porque temía por su vida
advirtiendo que había intenciones desde adentro que con su sangre llenaran las
paredes de la cárcel; pero en contraste a esas dramáticas denuncias del mormón
detenido y por razones poco menos que incomprensibles, este fin de semana
aparece posando muy sonriente junto a uno de los gobernadores más cercanos a
Nicolás Maduro. ¡Vaya acertijo!
Lo
cierto es que, ya hemos visto como el régimen no solo es capaz de asesinar a
través de una represión desmedida y operaciones similares a la que terminó con
la vida de Oscar Pérez y sus acompañantes, sino que al parecer, también les
encanta jugar con los presos políticos como fichas de carne y hueso para
intercambiar a conveniencia. ¿Qué paso? ¿Dónde quedó aquello de que en
Venezuela no hay presos políticos sino políticos presos? Lo cierto es que cada
día se comportan de forma más desvergonzada y sin guardar las apariencias, lo
que me hace presumir, que parte de su objetivo actual es mostrarse tal como
son, sin importar el repudio que eso les genere -que ya es bastante- porque su
mayor fin es infundir terror en la población, lo que sin duda es un penoso
espectáculo, pero sobre todas las cosas, una gran advertencia: estas son las
horas donde el régimen es más peligroso que nunca y son capaces de cualquier
tropelía -especialmente después de la cantidad de países desconociendo el
evento del pasado 20M- Prudencia ante todo, mis queridos lectores.
Pablo
Aure
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