Con la mano en
el pecho: Entre criminales, indiferentes y negligentes
@DimitryBelov
«Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera
piedra» (Juan 8: 7). Al día de hoy, todo el gentilicio venezolano entra en
alguna de tres grandes categorías:
Los criminales: aquellos que por acción u omisión forman parte y
participan del Estado fallido, del defalco del presupuesto público o de las
organizaciones criminales que hoy desgobiernan a Venezuela. En este grupo, por
supuesto está la cúpula de la alianza corrupta mal llamada “Polo Patriótico”,
están todos los funcionarios civiles y militares que viven de comisiones y
contrabandos. Contamos también a aquellos funcionarios que viven de la
extorsión a empresarios y ciudadanos. No pueden faltar los políticos que se han
hecho con la posición de “oposición oficialista” – ¡Sí! ¡Hay que
nombrarlos!- Esos que viven de ser
candidatos eternos, quienes se jactan de ser cabezas de partidos “democráticos”,
pero ellos son nombrados a dedo, en procesos nada democráticos donde se valen
de artimañas y ollas podridas para anular a sus contrincantes dentro de sus
fórmulas. Criminales son también los hampones comunes, los narcotraficantes,
ladrones, violadores, capos, asesinos, estafadores, violadores. Así como -y
para completar esta clasificación- se encuentran los criminales que son
aquellos que con pleno conocimiento del comportamiento de todos estos grupos,
se quedan callados o son cómplices porque reciben algún regalo, subsidio o
participan de determinados cargo.
El segundo grupo, que no causa menos repugnancia, son los indiferentes.
Estos se pueden explicar en menos líneas que el grupo anterior. Aquellos, a
quienes no les importa nada y no creen en nada. A veces coquetean o hacen
negocios con los criminales. Ese tipo de individuo que hace fiesta porque en
medio de un incendio donde se quemaron 10 casas de su cuadra, la de ellos no
sufrió, y aunque escucharon los gritos, no salieron a ayudar a nadie. Dentro de
los indiferentes están los incrédulos, aquellos que no creen, no les importan las cifras de fallecidos por
armas de fuego en los últimos 18 años, no les afecta los niveles de corrupción
del país, ni la mala calidad de vida. Esos, que no creen que existan en
Venezuela un grupo de ciudadanos que hoy son torturados en las cárceles por el
solo hecho de aspirar un estado libre, con separación de poderes y oportunidad
de bienestar individual y colectivo. Los indiferentes son los “venezolanos” que jamás han ayudado, y dudo
que lo hagan, ni intelectual, ni con recursos, ni tiempo, ni esfuerzo, a que
Venezuela sea un país libre y próspero .
El tercer grupo, -y
donde lamentablemente se sitúa quien escribe estas líneas-, son los
negligentes. No tenemos menos culpa que los otros grupos, pero paradójicamente
nos enaltecemos nosotros mismos como moral y éticamente puros. Aceptémoslo,
hemos sido negligentes en concretar la consolidación de la senda libertaria.
Hemos sido negligentes en la planificación, en la estrategia y en la acción. Y
donde más hemos fallado es en nuestra capacidad de unirnos. De identificarnos
entre todos aquellos que anhelamos la república de estado del derecho y
separación de poderes. Sí, hemos fracasado hasta ahora en mostrarnos al mundo
como una fuerza con un objetivo y plan de rescate claro. Pedimos intervención
internacional como un cheque en blanco sin sustentar como vamos a hacer viable
y valedera esa ayuda en el tiempo. Fallaron los valientes del Junquito, falló
Caguaripano, fallamos quienes creímos en la vía de la resistencia y la salida. Falló
la gente del petróleo y los militares de abril del 2002 y los de ahora. Han
fallado los estudiantes, los políticos, los gremios, los religiosos y demás
grupos civiles. Como reza la cita al inicio, quien esté libre de pecados, que
tire la primera piedra
En vez de perder el
tiempo señalándonos, dediquemos el tiempo a poner la mano en el pecho, a ser
sinceros al asumir errores. Aprovechemos cada segundo en consolidar la unión de
los movimientos, en despertar de nuevo esa fuerza en los activistas, a reactivar
los planes libertarios y mostrarnos como una fuerza coordinada. Cuando el mundo
escuche el rugir de éste ejército de soldados libertarios, ningún ejército de
la tierra o el cielo dudará en acompañarnos.
*Dimitry Belov
*Coordinador internacional de Compromiso Ciudadano
No hay comentarios:
Publicar un comentario