¡Hasta Cuándo!
Coherencia y desobediencia.-
@pabloaure
El tiempo siempre
ha sido el sabio y justo juez, con las elecciones regionales no será la
excepción. En efecto. En una suerte de desviar la atención del origen del
problema: Nicolás Maduro a
contrapelo de la Constitución impuso una asamblea
nacional constituyente comunal, la cual desconocimos el 16J más de siete
millones y medio de venezolanos y hoy, no la reconocen más de cincuenta países.
La imposición de
esa constituyente representó la materialización inequívoca de otro capítulo de
los golpes de Estados continuados que vienen ocurriendo en Venezuela. La
asamblea nacional constituyente comunal se erigió como el súper poder al cual
deben subordinarse los demás, incluido el Consejo Nacional Electoral. Si el
mundo entero no lo duda, mal podríamos dudarlo nosotros ¡aquí hay dictadura!
Ante este incómodo panorama
no sé por qué se ha originado la disyuntiva entre participar o no, en un proceso
electoral convocado, organizado y supervisado por un ente desconocido por
quienes acudimos al plebiscito del 16 de julio.
Se ha generado
demasiada polémica. Nos han dicho inclusive que estamos en comparsa con el régimen. Ya que
al decir de quienes nos atacan por nuestra coherente posición de no participar
en ese chantaje regional, es dejarle el camino abierto a los rojos para que
obtengan todas las gobernaciones sin necesidad de cometer fraude. Amigos míos,
cuán equivocados están. Es precisamente lo contrario. El solo hecho de
inscribirse es convalidar el fraude. Elecciones con esas condiciones son una
verdadera burla. Me explico. No son regionales porque no habrá elección de los
consejos legislativos regionales, pero lo más absurdo es que habiendo
desconocido a la asamblea nacional constituyente comunal, ahora nos presentemos
con candidatos bajo las normas que ella indique, que incluirá hasta la expedición
por parte de ese ente espurio de cartas de buena conducta para cada uno de los
aspirantes.
Nos han llevado
al extremo de discutir la conveniencia o no, de participar en las elecciones
cuando eso ni siquiera lo deberíamos estar discutiendo, porque muy claramente
desde abril exigíamos la conformación de un gobierno de unidad y la renovación
de todos los poderes, para luego realizar elecciones generales.
La agenda política de ¿la oposición?
Hoy en día la
agenda política de la “oposicion-MUD” son las mal llamadas elecciones
regionales, y es un inmenso error que la política del sector democrático sea
definida o impuesta por el régimen. No podemos perder el foco de nuestras luchas. Maduro está desesperado
por lavarse la cara de dictador y qué mejor oportunidad para hacerlo que con las
regionales, donde todos sabemos que aún “ganando” todas las gobernaciones no podremos
hacer absolutamente nada a favor de quienes queremos salir del régimen. Al contrario, daríamos un gran salto hacia
atrás por las siguientes razones: Poco a poco iríamos perdiendo el apoyo
internacional porque a lo interno reconoceríamos lo que ellos han desconocido
(la ANC) y perderíamos apoyo popular que lo tenemos, en el peor de los casos con un
porcentaje cercano al ochenta y cinco
por ciento (85%).
Cuando digo que,
de ganar la mayoría de las gobernaciones, igual no se puede solucionar nada, los
“electos” no tendrán la capacidad de resolver los problemas de las regiones que se
supone son de las competencias de los gobernadores. Es decir, elegiremos cargos
pero no gobernantes que puedan ejercer el poder, pues le desmontarán el
presupuesto y las atribuciones ¿O es que no han escuchado hacia dónde van los
tiros de la espuria asamblea nacional constituyente? Para ella, la
implementación del plan de la patria es prioridad, esto es, la consagración del
Estado comunal, donde las gobernaciones quedarán como un jarrón chino, si es
que las dejan.
Quizá a ciertas
organizaciones políticas las regionales las utilizarán para engordar su cartera
clientelar a través de una nómina pública, pero nunca para satisfacer las
aspiraciones de los electores que desesperadamente apuestan por un cambio de
gobierno. Esto incluye a Nicolás Maduro y todo lo que él puede
representar.
La propuesta.-
La pregunta ante
este planteamiento siempre es, entonces ¿cuál es la propuesta?, pues, seguir
por el camino planteado antes del 30J, desconocimiento del régimen
dictatorial, que incluye la asamblea nacional constituyente comunal, insistir
en la solicitud de la aplicación de la Carta Democrática Interamericana, volver
a las calles de manera pacífica sin confrontar a los esbirros del régimen. Pedirle
a la Asamblea Nacional que cumpla con el mandato del 16J, que terminen de
nombrar los poderes, tal cual se le exigió en el plebiscito; para luego
convocar las elecciones generales. No éstas, que oxigenan al tirano.
Debemos
ratificarle a la Fuerza Armada Nacional que deben cumplir con sus obligaciones
constitucionales, para ello es necesario hablarles con sinceridad, esto pasa por
presentarles un plan de reinstitucionalización para los cuatro (4) componentes.
Garantizarles estabilidad dentro de la institución a todos aquellos efectivos
que asuman el compromiso para con el país y se desmarquen de posiciones ideológicas
partidistas. Ya tenemos adelantado un instrumento que debe aprobar la Asamblea
Nacional que consagre una especie de amnistía para aquellas faltas en las que
se hayan visto involucrados los oficiales. Siempre tenemos que tener presente
que sin acercamiento a la institución militar difícilmente saldríamos de
los bandidos atornillados en el poder. Necesitamos de ese brazo que en nombre
de la república poseen las armas, para poder ejecutar las decisiones del
soberano, en caso de que los que hoy detentan el poder se nieguen a acatarlas.
La sagrada institución del
voto.-
Los demócratas
creemos en la institución del voto cuando se ejerce de manera legítima y para
procurar cambios verdaderos. Lo que no podemos es utilizarlo para burlas o
fraudes constitucionales.
Al invitar a
votar en estas elecciones regionales la institución del voto se debilitará.
Esto lo digo por lo siguiente: los ciudadanos que acudan a votar, lo harán con
la esperanza de lograr un cambio y, al darse cuenta que ese cándido sueño no se
hará realidad porque la persona que eligieron no podrá hacer absolutamente nada,
llegará la desilusión y la frustración. Hasta cuándo lo debemos repetir: el
gran problema está centralizado y asegurado por los factores que en este
momento ejercen el poder, no es asunto de cambiar un gobernador o un alcalde, la
putrefacción es de todo este andamiaje populista y peor aún, comunista que nos
ha desangrado y empobrecido.
Ya verán en
aquellas gobernaciones que logren los candidatos opositores aglomeraciones de
gente reclamando respuestas concretas a la grave crisis. No se extrañen cuando
vean protestas con los enfermos en camillas, ciudadanos pidiendo comida y
medicamentos. Sin contar las cotidianas exigencias a los gobernantes, tales
como: alumbrado, seguridad, cloacas, dotación para las escuelas, discusión de
contrataciones colectivas y pare usted de contar.
Elegir a
personeros de la oposición para que no resuelvan nada, insisto, es un retroceso
de nuestras luchas. Se acentuarán las diferencias dentro del bando opositor. No
lo duden. Porque comenzarán las exigencias al gobernante y, en las protestas
contra ellos se confundirán oficialistas y opositores. Claro, no faltará alguien
por allí que lo defienda con el siguiente argumento: “no protesten contra el
gobernador, lo que pasa es que no le bajan los recursos”
Termino diciéndoles que la credibilidad se gana con la coherencia entre lo que
dice y lo que se hace. Presentarse en las elecciones regionales es una
incoherencia garrafal. Aquellos que resulten “vencedores”, en muy poco tiempo serán rechazados
por quienes lo eligieron. Si les quedó alguna duda del por qué no debemos
votar, solamente les recordaré como comencé: el tiempo se encargará
de sentenciar.
Pablo Aure
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