¡Hasta cuándo!
Horas finales
@pabloaure
Nunca antes me había sentido tan
optimista como en estos últimos días. Desde luego han sido momentos trágicos,
difíciles, sumamente dolorosos para quienes creemos en el derecho a la protesta
y en el respeto de los derechos humanos. He visto la represión muy de cerca. He
olido “gas del bueno”, escuchado el
accionar de las armas de los organismos represores –léase, de los contemplados en la ley- y de los
paramilitares, que involucran a los colectivos y milicianos. No me lo han
contado, lo he vivido. Me solidarizo y me uno al duelo que aflige a la familia
de los caídos por esas manos criminales patrocinadas por el régimen del
oprobio. Esas muertes no quedarán impunes. Ningún ser humano con principios y
valores puede ser indiferente ante lo que ocurre. Me siento orgullosísimo de
los estudiantes. De esa juventud valiente que con arrojo defiende sus derechos.
Que no le tienen miedo ni a “animal ni policía”, que desgraciadamente, con
contadas excepciones -los represores del régimen-, se confunden o dejan mal
parado al reino animal, que nunca atacan
sin motivo. No puedo dejar de comentar la actuación encomiable de nuestros
alumnos de medicina de la Universidad de Carabobo, que sin estar en las
protestas de manera activa, han conformado un equipo de socorro situados muy
cerca de donde se desarrollan las protestas, para atender a los que son
víctimas de la brutal represión. Para ellos nuestro eterno agradecimiento.
Inmensamente optimista
A pesar de la brutal represión (bueno,
no esperemos algo distinto de la naturaleza de los represores), nadie
retrocede, al contrario, cada día son miles los ciudadanos que se unen a las
manifestaciones y movilizaciones. Ya no hay diferencias odiosas entre clases
sociales. Somos un solo país, los del norte y los del sur, los del este y los
del oeste. Ricos y menesterosos gritan ¡libertad!
Somos optimistas. Quizá por
primera vez en estos largos 18 años vemos el sentimiento venezolano que le hace
honor al himno nacional, Gloria al bravo
pueblo. Quienes hoy protestan lo hacen convencidos de que si no es ahora no
será nunca. Los laboratorios del régimen pretenden confundir con falsos audios
y bolas de rumores, los cuales son opacados o desmentidos –a pesar del cerco
mediático- por lo que vemos a diario con nuestros propios ojos. Todos los
rincones del país están alzados. Así como lo leen: alzados contra la tiranía, y
están dispuestos a no abandonar las calles hasta verla caer. Muchos pensaban
que los ciudadanos no aguantarían tantos días en la calle, pero se equivocaron
esos pronósticos, pues en una suerte de inspiración natural se multiplican y
están dispuestos a todo. Luchar hasta vencer, con las únicas armas que son la
fortaleza espiritual y la inspiración de miles de jóvenes literalmente en el
campo de batalla. Por cierto, una batalla espiritual la que motiva a nuestra
gente: la batalla del bien contra el mal.
Y los militares qué.-
La gran pregunta es esa. Siempre
he dicho y lo mantengo que sin el apoyo de la Fuerza Armada Nacional, es imposible
desalojar a estos vagabundos del poder. Muchos me han respondido que no
contemos con ellos, porque todos están muy bien. Les contesto: ¡falso de toda
falsedad! No son todos, apenas es un mínimo porcentaje de los cuatro componentes.
Sobre todo de la Guardia Nacional. Pero ya las cosas están cambiando. Porque al
igual que lo decían cuando Pérez Jiménez, también recuerdan, como lo dijeron la
víspera del 23 de enero del 58, que: “el pescuezo no retoña”.
Transición sin
elección.-
Aquí no es el momento de estar
pidiendo elecciones, ni mucho menos de pretender apagar las calles ante un
eventual anuncio de doña Tibisay de un
cronograma electoral. Amigos el tema ya dejó de ser electoral para convertirse
en una estrategia de cambio, distinta a esa modalidad. Con responsabilidad de
lo que veo en las calles y de mi convencimiento, que algún sector opositor
intente aceptar esa sugerencia de quienes siempre han estado a espaldas de los
ciudadanos, será tildado de entreguista. Por eso mucho cuidado. Cierto,
Venezuela reclama unidad, pero nuevamente recurro a lo que he dicho siempre,
esa unidad es de propósito y no de alcanzar parcelitas de poder. Es la hora de
los ciudadanos y los ciudadanos gritan ensordecedoramente ABAJO LA DICTADURA.
Les digo a los que se pudieran ver tentados a aceptar ir a elecciones, los
ciudadanos están ganando la batalla, y no me refiero a la batalla de haber
vencido el miedo, sino la más importante: haber vencido la indiferencia, no se
equivoquen con burlarse del sentimiento popular, pues éste también los arrollará.
Presencia en la calle
es indispensable
Tengan la plena seguridad de que
de esto vamos a salir, y muy pero muy pronto. Los muñecos se mueven más rápido
de lo que se imaginan. Maduro está rodeado porque no cuenta con pueblo que lo
proteja. Solo le queda una caterva de mercenarios, un grupete muy reducido de
Guardias Nacionales, y uno que otro infante de marina. Sabe que en los
cuarteles hay un ambiente de insubordinación general, que únicamente están
esperando el momento adecuado para hacerlo. Créanme que estamos en las horas
finales, habrá transición, y si somos sensatos debemos actuar con sentido de la
oportunidad manejando escenarios difíciles para los radicales (me cuento en ese
lote, con el entendido que ser radical no es ser irracional). No es cuestión de
pactos irresponsables, sino para la tranquilidad del país. No nos sorprendamos
de una eventual huida de Maduro y de sus principales colaboradores y luego de
un breve gobierno de transición donde la Asamblea Nacional, no como la que quería
Maduro, con él en Miraflores sino una que, sustituya los poderes constituidos
(incluido Nicolás Maduro) se convoque un proceso constituyente como vía
jurídica y ciudadana de reinstitucionalizar el país. Uno de los acuerdos deberá
ser, luego del fin de la tiranía, nombrar una Comisión de la Verdad para
atender el resarcimiento a las víctimas de esta cruenta dictadura y desde luego
para hacer justicia, porque la justicia siempre comienza con conocer la verdad
de los hechos sin disfraces mediáticos. Esa Comisión de la Verdad debe estar
conformada por personas creíbles y de elevada condición moral.
Finalmente hay que tener claro
algo: NO PODEMOS ABANDONAR LAS CALLES. Hoy más que nunca es muy importante que
estemos activos. La calle ha sido factor determinante para lograr que el régimen
esté en sus estertores. Solo falta darle la estocada final.
Pablo Aure
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