¡Hasta
cuándo!
Traición en Oslo
@pabloaure
Voy a ser muy severo con lo que voy a decir, si bien nada
podemos hacer para evitar ese “acercamiento” que se realiza bajo la tutela de
Noruega, entre la organización criminal que reresenta Maduro, y el gobierno
legítimo del presidente Juan Guaidó, debemos entender lo siguiente: no lo
podemos evitar precisamente porque es decisión de Juan Guaidó, y al mismo
tiempo eso no va a afectar ni para bien ni para mal a la oposición, solo afecta
a quienes lo aceptaron. Y para muy mal.
Y digo que no afecta ni para bien ni para mal a la oposición,
porque la verdadera oposición no está en ese encuentro. Lo que si representa
para mal, es la traición a la confianza y a la palabra empeñada de quienes
aseguraron que no eran viables más diálogos con el régimen. Allí, señor
presidente Juan Guaidó, usted hizo lo que prometió no hacer y la historia lo
juzgará por eso.
La incoherencia por
delante.-
Lo que ocurre en Noruega es un torpedo a la línea de
flotación de la credibilidad de Guaidó, que dijo insistentemente que diálogo
con el régimen no habría, pero, lamentablemente incumplió con su palabra.
Cierto, somos humanos, es común equivocarnos. Pero tantas
veces, sobre un mismo punto y en tan poco tiempo es como mucho y ya no parece
equivocación, sino premeditación.
Demasiado frescas aquellas sentencia presidencial: “la ayuda
humanitaria entra el 23 F “sí o sí”, el
30 de abril era la operación libertad y los militares se quebrarían. Ahora nos sale con esto del encuentro en
Noruega, pero, según él, allá no nos van a ver la cara de gafos.
Lo lamentamos por Guaidó. Que conste, no por la oposición. La
verdadera oposición, esa que está muy clara en salir de la tiranía y no de cohabitar
con ella.
Solemos ver que a las personas que entran en pánico y se
paralizan, se les da un leve golpe para que reaccionen. Pues creo que es
necesario hacerlo con quienes se empeñan en vanagloriar cualquier anuncio de
Guaidó y/o de su equipo. Ellos también se equivocan.
Nuestras esperanzas deben concentrarse en nuestro deseo y
compromiso de lucha. Nunca depositemos las esperanzas en una sola persona.
Pongámosla en nosotros mismos. Hoy te pido que reacciones de acuerdo a lo que a
flor de piel te aconseja el sentido común.
Esto no es un ataque insensato a Juan Guaidó. Por Dios, nada
que ver. Es solo una reflexión con argumentos que nacen de una preocupación
real por el destino de Venezuela.
El voto de confianza se
agotó.-
Antes me decían que él sabía lo que hacía, que me quedara
tranquilo porque los EEUU dirigían sus
movimientos. Ya quedó demostrado que eso no era verdad. EEUU está en contra de
dialogar con criminales, lo han dicho importantes voceros de la administración
Trump y representantes del partido Republicano. Lo de Luis Almagro, secretario
general de la OEA resulta más elocuente: Noruega es un despropósito.
Repito, no nos aflijamos por la ruta Noruega. Que esa no
llegará a ningún lado. Ya sabemos que lo que pretenderá es atornillar a Maduro
o a otro representante de la narcotiranía en el poder, exactamente igual a lo
que pasó en Colombia con la farsa denominada “acuerdo de paz con la FARC”.
La FARC continúa haciendo de las suyas y con más poder que
antes, porque le entregaron dinero y
representaciones en el parlamento y en la administración de justicia.
Sigo insistiendo: la salida dependerá solo de nuestro empeño,
de nuestra decidida determinación de salir de los tiranos. Créanlo: nadie lo
frenará porque también debemos estar claros que la ayuda internacional será
nuestra verdadera fuerza. No la “ayuda” de Noruega, país que reconoce a Maduro
como presidente y cuyo gobierno está en manos de uno de los partidos fundadores
de la Internacional Socialista. De Oslo saldrá una propuesta electoral, con la
participación criminal.
De la aflicción a la acción.-
Recordemos nada de afligirnos; al contrario, sigamos
organizando la lucha. Aunque estemos convencidos de que solos no podremos,
también debemos convencernos que tenemos que hacer todavía algo más para
provocar el desenlace. Por ejemplo, somos muy dóciles en las colas para echar
gasolina, nos estamos comportando mansamente porque tememos al castigo. A la
cárcel o la muerte si protestamos. Pregunto: ¿es que acaso la mansedumbre no es sinónimo de esclavitud en
este caso? A los esclavos los castigaban cuando protestaban por lo que más
tarde se entendió eran sus derechos. Qué
quiero significar, que esas colas que hoy vemos en todo el país, debemos
transformarlas en grandes protestas simultáneas. Imposible para el régimen
poder controlarlas en todos los estados de Venezuela y al mismo momento.
A estos canallas que están en el poder, poco o nada le
importa la popularidad (que no la tienen) de lo que no pueden darse el lujo, es
de perder la gobernabilidad. Por eso, dicen que candelita que se prenda
candelita debe apagarse. Pensemos en esas colas y démosle forma de protestas
generalizadas, allí veremos al régimen un poco más preocupado.
El régimen no abandonará el poder por las buenas, siempre
intentará oxigenarse, pero llegará el momento de que ese oxigeno se le acabará.
Los diálogos se dan cuando se tiene la fuerza y las armas
para presionar y hacer cumplir lo que se acuerde (me imagino que es el
"cese de la usurpación"); todos sabemos que los enviados por la
fracción Guaidó no tienen la fuerza para hacer cumplir nada frente a esa
potente organización criminal con la que supuestamente están
"negociando" su salida.
Para finalizar, solo me resta decir que no nos dejemos vencer
por el desánimo. Analicen esta frase: “las cosas que de verdad valen la pena
siempre se logran en el último intento”. No dejemos que el desánimo nos impida
hacer ese último intento. Lo lamento por el joven y carismático presidente Juan
Guaidó que no supo valorar la confianza y el poder que Venezuela le colocó en
las manos.
Pablo Aure
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