¿Así, o más claro?
@pabloaure
“Para lo último que se debe utilizar informática es para unas elecciones”
Bill Gates
No sé qué hace falta ver para que todos los venezolanos
entendamos dónde estamos parados. No nos llamemos a engaños, la solución frente
a un régimen que está dispuesto a todo para evitar salir del poder, no está en
las urnas electorales. Lo de urnas es un decir, porque lo que se ha
implementado en los últimos años es algo más macabro que la expresión “urna”,
me refiero a las “maquinitas” envenenadas con el software que siempre
adulterará los resultados de acuerdo a las instrucciones del régimen. Para eso
dispone de una data con electores fantasmas quizá encriptada en el registro
electoral que solo la conocen ellos.
Los boletines siempre estarán inflados a su favor dependiendo
del número real de votantes. Les da igual que la gente vote o no, ellos manejan
el sistema, y créanlo, lo disimulan mucho más cuando hay un mayor número de
electores. A mayor participación más fácil manipularán los resultados. Esto no
es especulación; expertos en la materia lo han venido explicando desde el año
2004. De hecho, en el 2005 no se participó porque se había denunciado el fraude
y una de las condiciones que desde aquella época se exigía para volver a
participar fue cambiar los rectores del ente comicial y la depuración del
Registro Electoral.
En efecto, las agrupaciones políticas opositoras solicitaban
la data para poder verificarla. Esto es, conocer sus direcciones y dejar claro
que no se trataba de electores fantasmas. Es indispensable conocerlo, es la
única manera que tienen las agrupaciones políticas de hacerle un seguimiento a
los inscritos. Recordemos que el registro civil también lo maneja el CNE, y
denuncias de múltiples cédulas hay a montón.
Historia triste y ¿sin
final?
Pues bien, no ha sido posible el cambio de rectores y ni
siquiera examinar el Registro Electoral, sin embargo seguimos participando.
Algunos dirán: “con ese mismo CNE y ese mismo RE hemos
participado y ganado algunas gobernaciones, alcaldías y el 6D/2015 ganamos la
mayoría en la Asamblea Nacional”. Cierto, pero nada se ha logrado con esos
espacios porque en la práctica sigue haciéndose la voluntad del dictador.
Con las gobernaciones y alcaldías se adjudican selectivamente
ciertos espacios para aparentar un sistema democrático que no lo hay, y para
contrarrestar el efecto de la Asamblea Nacional el régimen se valió del Tribunal
Supremo de Justicia. Recordemos que aquel diciembre del 2015 se nombraron los
magistrados que se encargarían de anular cualquier decisión de la AN. Y como si
eso fuera poco, el 30J manus militare nombraron una supuesta asamblea nacional
constituyente y la erigieron como el súper poder. Sin rubor alguno los demás
poderes, con la excepción de la AN se subordinaron a esa espuria institución.
Si bien es cierto que la Asamblea Nacional no se subordinó, también es verdad
que sus facultades ya habían sido castradas por el TSJ de la tiranía.
Maniobra electoral.-
En esta última campaña electoral vimos extrañas actuaciones
de algunos candidatos, siendo el más vistoso Rafael Lacava, quien desde la
semana pasada ya se encuentra despachando en el Capitolio carabobeño.
Nada fue improvisado, todo obedeció a una campaña
propagandística de alto impacto, con claros objetivos motivadores. Motivó al
elector opositor para expresar su rechazo pero, también caló en el oficialista.
Llegar en un burro a Globovisión le dio el empuje mediático que le faltaba para
hacer presencia en aquellos sitios donde todavía no lo conocían. La misma
oposición se los presentó.
La verdad sobre los resultados finales será imposible
determinar. Lo único que recordaremos fue la estrafalaria campaña del candidato
oficialista que lo catapultó a la gobernación.
Es inoficioso seguir insistiendo en el tema de las actas
porque las actas reflejarán exactamente lo mismo que imprimió la macabra
“maquinita”. Las migraciones 48 horas antes de las votaciones, solo sirvieron
para asegurar la estocada. Amigos, repito: el fraude se viene cometiendo desde
mucho antes del 2004. Esto quiere decir que salida electoral no habrá mientras
no se modifiquen las condiciones. O sea, cambiar el CNE, depurar el RE y la
presencia de garantes internacionales confiables en los eventos electorales, de
lo contrario, en cada elección estaríamos asistiendo al sacrificio de las
esperanzas de cambio.
Elecciones con las mismas condiciones significan un suicidio
colectivo.
Mientras del lado opositor democrático representado por la
sociedad civil, esa que no milita en partidos políticos y que además es la
mayoría, aferrados a la esperanza, digan que una y otra vez asistirían a los
procesos electorales que les indiquen sus dirigentes, el régimen seguirá
frotándose las manos y haciéndosele agua la boca, porque en ese terreno nadie
les ganará. ¿Cómo ganarle al dueño de un casino o a quien apuesta con los dados
cargados? Olvídense de elecciones, la agenda tiene que ser otra.
¿Cuál es la agenda?
Preguntarme cuál es la salida ha sido reiterativo en las
últimas semanas. ¿Y tú que propones? En honor a la verdad, la respuesta es
quizá muy difícil de explicar mientras no entendamos la magnitud de lo que
hemos hecho.
Por eso, lo primero que les respondo es manifestándoles cuál
sin lugar a dudas no es la ruta: votando no será la salida. De seguidas, apelo
a la coherencia que debe existir en las luchas. La estrategia no podemos
cambiarla a cada momento. Si el 16J ya habíamos decidido lo que haríamos, nunca
pude entender el cambio desacertado. Desde la AN y en las calles se gritaba a
todo pulmón: ¡desobediencia, desconocimiento 333 y 350!, pero solo fue
necesario la convocatoria a un circo electoral, para que inmediatamente se
aceptara ir al matadero de las elecciones de gobernadores. Por eso no
participé.
Entiendo la preocupación de quienes preguntan mi propuesta,
pero no hay otra que la resistencia y la perseverancia. Los puentes
indispensables con sectores civiles y militares, organizaciones nacionales y
extranjeras.
No pretendo desalentarlos sino advertirles que todavía faltan
otros escenarios por venir.
No será la ruta electoral la que le entregará la carta de
despedida al tirano, a Maduro y todo lo que él representa, lo despedirán,
aquellos que en su momento hicieron posible que se instaurara en el país esta
plaga roja que hoy lo carcome.
Asonada popular
Sonaban a lo lejos cañones de inconformidad popular, hoy
retumban en nuestros oídos. La hambruna, la terrible situación inflacionaria
que impide no solo a los sectores más vulnerables económicamente sino también a
la clase media, acceder a cualquier producto alimenticio o médico, aunado a la
aparición de enfermedades que ya habían sido erradicadas mucho tiempo atrás y
la frustración colectiva que percibimos en todas partes, desencadenará en la inevitable
defunción del Socialismo del Siglo XXI. Siendo esto así, es indispensable orientar
ese malestar para que produzca el menor daño posible.
El régimen sabe muy bien que esa asonada o rebelión popular
está muy cerca. Aquí el llamado es a la verdadera unidad, no para escoger quién
asumirá el poder cuando los ciudadanos enardecidos sacudan las puertas de
Miraflores, sino para definir la estrategia de participación en esos convulsivos
acontecimientos. ¿Así o más claro?
Pablo Aure
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