¡Hasta cuándo!
Maduro, el kamikaze
A pesar de la oscuridad que se ha
apoderado del país, no podemos perder las esperanzas de salir de esta locura.
Cierto, no se vislumbran salidas electorales, aunque nos empeñemos en
promoverlas. Creo que ese ha sido el gran problema de la clase política
tradicional: tratar de hacer ver lo inalcanzable como posible, utilizando
métodos que -estamos seguros- no darán resultado. Para encontrar la salida de
cualquier lugar es menester conocer el espacio donde se está ubicado y tener
sentido de la orientación, de lo contrario, estaremos caminando en círculos,
dando vueltas, para luego llegar al mismo sitio desde donde partimos.
Aquí, desde hace rato, muchos
voceros opositores o han perdido la brújula o no le han hablado claro a los
ciudadanos, porque no le han señalado con franqueza el rumbo a seguir. Sus
cálculos son distintos a lo que anhelan millones de venezolanos.
Régimen genocida.-
Los planes de la dirigencia
tradicional son muy diferentes al de los ciudadanos que se sienten atrapados en
una telaraña. Léase bien: ciudadanos en sentido amplio. No estoy
diferenciándolos por preferencias ideológicas. El 6D se determinó que la gente
apuesta a los cambios. No obstante el bloqueo del régimen hacia las acciones de
la Asamblea Nacional, la opinión de gente sigue siendo la misma: ¡quiere
cambio! No solo de Maduro, sino del sistema. Está cansada del agobio
inflacionario y de la escasez; se siente amenazada por la incertidumbre porque
está consciente de que vamos por muy mal camino. Muchos vaticinan un apagón,
otros anuncian la hambruna, el aumento de la desnutrición por falta de
alimentos, muertes por padecimientos de enfermedades que pudieran ser
controladas si en Venezuela las farmacias tuvieran los medicamentos requeridos.
Es común escuchar el lamento. El sábado me encontré a un amigo que sufre de
diabetes –insulinodependiente-, que con razón me decía que el régimen es
genocida, porque su comportamiento así lo demuestra. Al no conseguirse la
insulina, y otros medicamentos es lógico pensar que se está condenando al
exterminio de muchas personas.
Desenlace del pranato.-
Volviendo al tema de la
brújula, el sentido común nos lleva a conocer
cuál será el desenlace. Lo que es imposible predecir es el tiempo que duraremos
bajo este yugo indecoroso. Todo
dependerá de los indignados, porque ya hemos visto que muchos disfraces le hacen el juego a la dictadura.
Dibujando espejismos como salidas.
Quienes están en puesto de mando
dentro del régimen no tienen valores democráticos ni principios dignos en el
ejercicio del poder. Su comportamiento es exactamente igual que el de los
“pranes”. Y por esa razón necesitan del poder para garantizar su seguridad,
porque saben que los delincuentes hacen de la traición su regla y nunca la excepción.
Aquí hay “pranes” civiles y militares.
Durante el mandato del presidente difunto se respetaban entre sí. No se invadían
sus zonas de operaciones. Hoy, en cambio, en ambos sectores hay malestar porque
los que están fuera de las roscas y que se sienten con liderazgo quieren sustituir
a los que son sus jefes. El desenlace será por problemas de botín.
Los gobiernos delincuentes no se
preocupan ni mucho menos se ocupan con seriedad de la oposición democrática.
Con ella suelen jugar al gato y al ratón. Deja que corra de un lado al otro y
cuando le provoca le enseña y les lanza las garras.
Este régimen está más débil de lo
que pretende hacerse ver. Su misma gente quiere salir de él. ¡Claro está, no
´para instaurar una democracia, sino para sustituir a Maduro por otro del mismo
pelotón! Es un secreto a gritos que hay malestar en los cuarteles. Lo que
lamento es que ese malestar, al parecer, no está liderado por militares
honestos preocupados por la descomposición castrense o por la entrega de la
soberanía nacional, sino por corruptos preocupados porque pueden perder el
chivo y el mecate, y por eso preferirían salir del chivo para quedarse con el
mecate. Aunque por lo pronto defenderán “como sea” la “estabilidad” del
presidente hasta el 10 de enero para evitar un desenlace electoral en los próximos
dos años y medio (tiempo suficiente para preparar y negociar la salida), me
late que hay otro sector más silencioso y que es mayoritario, que les aguarán
la fiesta.
Se oyen apuestas: cómo será el
desenlace. Qué ocurrirá primero: el revocatorio, la enmienda, la convocatoria
por iniciativa popular a una Constituyente, la revuelta militar, la renuncia,
la insurrección de los indignados, o el kamikaze presidencial (esto es, Maduro
al verse solo convoque una Asamblea
Nacional Constituyente y enfile la fuerza popular hacia el buque del proceso).
@pabloaure
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