Triste, pensar en la justicia
venezolana cuando sabemos que los jueces ni son autónomos ni mucho menos tienen
estabilidad en el ejercicio del cargo; su permanencia dependerá del compromiso
político a la hora de decidir.
Como abogado, profesor de
derecho, exdirector de la escuela de
derecho y exdecano de la primigenia facultad de Derecho de la Universidad de
Carabobo no puedo sentirme satisfecho por la actual situación. Y menos aún, si
hoy padezco las inclemencias de una justicia parcializada que estigmatiza la
protesta. Vemos decisiones arbitrarias e injustas porque precisamente no está
conformada por hombres y mujeres al servicio de la Constitución, del Derecho y
de la justicia, sino de una parcialidad política. Confieso: lo digo con dolor.
Iván simonovis, Leopoldo Lopez,
Enzo Scarano, Daniel Ceballos son ejemplos palpables de lo que denuncio. Es
incomprensible como esos funcionarios (jueces y fiscales) cuya finalidad
primordial es garantizar los derechos humanos jueguen con la libertad personal
de los disidentes. A mí me ocurre exactamente igual, quizá menos agresivo el
sistema parcializado de justicia, pero al fin y al cabo tengo limitada mi
libertad que debería ser plena porque no he cometido delito alguno; y eso tanto el juez de mi causa como la fiscal
que me imputó lo saben muy bien. Su conciencia estoy seguro no deben estar
tranquila, pues en sus tiempos de soledad deben reconocer que lo que han hecho
conmigo es injusto y cruel. Olvidan que la política partidista no debe influir
en las decisiones judiciales y menos para limitar derechos democráticos,
silenciando a quienes consideran adversarios o según ellos: “enemigos” del
régimen.
Esto pasará, ojalá que quienes
vengan y ocupen cargos gubernamentales no tengan el mismo talante antidemocrático
que los que hoy se desempeñan como capitostes del gobierno, pues estoy seguro, que
esos jueces y fiscales que hoy se congracian con los gobernantes de turno,
mañana probablemente padecerán las mismas injusticias que ellos cometieron.
Desde Galileo la tierra se mueve.
Por lo que a mí respecta, quiero
que sepan, soy cristiano y por lo tanto a esos funcionarios que se han prestado
para utilizar el cargo en una suerte de intentar silenciarme, jamás les guardaré
rencor ni mucho menos los odiaré, como docente seguiré procurando su
comprensión en un tema tan delicado como lo es la administración de justicia,
tienen que comprender cuál es el verdadero rol que deben cumplir los jueces y los
fiscales, que desde luego, no es el que ellos están desempeñando.
Mi defensa la estamos ejerciendo
desde el aspecto jurídico con la doctrina y la jurisprudencia, pero como todos
sabemos, lamentablemente hoy poco importan los argumentos jurídicos por mucha
relevancia y peso que estos puedan tener, si la orden del ejecutivo es otra.
Sin rubor jueces y fiscales
tuercen el derecho, castigan y encarcelan, disponiendo de las libertades sin
medir las consecuencias que estás provocan en el seno familiar; han destruido
cientos de hogares desde el poder judicial en comparsa con la fiscalía del
ministerio público. Esas personas que obedecen ciegamente las ordenes inconstitucionales
no pueden ser cristianos porque no aman al prójimo y peor aún, se atreven a utilizar
el cargo para mentir y congraciarse con los que ellos consideran son sus jefes políticos,
incumpliendo su papel de magistrados y representantes de lo que antes conocíamos
como la vindicta pública (fiscales). Nada de diferente con los jueces del horror
de la sangrienta y criminal Alemania de Hitler.
Desde nuestras universidades seguiremos
con nuestra sagrada misión de formar abogados, y que muchos de ellos algún día también serán jueces y fiscales.
Ellos serán los encargados de corregir los entuertos de lo que hoy padecemos en
Venezuela. Serán ellos quienes recompongan el Estado de derecho pisoteado.
Pronto me corresponderá dar la
última clase en una de las promociones de este año de abogados de la
Universidad de Carabobo y a esos nóveles
abogados invocaré a Pierro Calamendrei les
diré: sigan teniendo fe en la justicia, que como todas las divinidades solo se
les presenta a quienes creen en ella. Luchen por la justicia. No se guíen por lo
equivocado que han estado quienes hoy sentencian animados o influenciados por
órdenes políticas, porque simple y
llanamente esos que hoy se comportan de esa manera ¡NO SON VERDADEROS JUECES!
@PabloAure
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