A los venezolanos nos tocó/ Dimitry Belov
“Pero
si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos” Romanos 8:25
-Esto es lo que nos tocó. Le dice una madre al niño que lanzó una queja
porque su menú lleva meses siendo yuca y sardinas.
-Hija, no llores, esto es lo que nos tocó. Decía a través de video
llamada un padre, quien recibe solo su cumpleaños pues todos sus hijos se
encuentran ya fuera de Venezuela.
-Ayer nos tocó acostarnos sin comer. Le dice el padre de familia a un
vecino para que lo auxilie con algo de comida mientras el resuelve como
pagarle.
-Nos tocó vivirlo de
esta forma y lo asumiremos con mucha fuerza y fe. Así calma la madre
desahuciada a sus hijos quienes desesperados buscan la forma de regresar al
país a estar las últimas horas de vida con su progenitora.
-No llores, esto es lo que nos tocó, el año que viene será mejor y lo
pasaremos juntas. Dice la abuela a su nieta quien la llama antes de que las
líneas colapsen en víspera de año nuevo.
-Mamá esto es lo que nos tocó. Así calma el preso político a su madre
quien lo presiona para que acepte la extorsión de un régimen que le ofrece la
“libertad” a cambio de que se declare culpable de un crimen que no cometió.
-Nos tocó así. Se
dicen entre ellos una pareja de novios, quienes aún sin terminar la
universidad, uno de ellos se encuentra trabajando en el exterior reuniendo el
dinero suficiente para poder aspirar una vida donde vea crecimiento personal y
económico.
A los venezolanos nos
tocó, es tal vez la frase más repetida por los venezolanos de hoy en día. Pero
la verdad es que es esta frase es una gran falsedad. Nos la decimos a nosotros
mismos con el fin de aceptar aquello que hicimos mal. Nada de lo que los
venezolanos vivimos es producto de una especie de energía oscura que puede más
que nosotros y que nos tiene en este estado de depresión nacional. Todo lo que
nos pasa es el conjunto de una serie de malas decisiones, de la inacción de la
ciudadanía ante una arremetida de fuerzas criminales nacionales e
internacionales. Estamos en este punto por la falta de planificación,
coordinación y ejecución de un plan por parte de la sociedad civil, siendo
incapaces, al menos momentáneamente, de detener el secuestro entero de una
nación. Somos capaces, con ayuda internacional, claro está, de sentar las bases
de nuestra propia liberación.
El 85% de los
venezolanos está claro que la catástrofe humanitaria que hoy vive Venezuela es
culpa y responsabilidad de la aplicación un sistema de gobierno nefasto que ha destruido
toda sociedad donde se ha implementado. Que cuenta también con la intervención
de regímenes extranjeros y organizaciones criminales. Donde el PSUV, varias
instituciones prostituidas y grupos comprados dentro de las clases políticas de
“oposición” colaboran activamente para mantener al sistema. Si, la culpa es de
ellos que Venezuela esté así. Pero el éxodo es culpa nuestra, es culpa de la
gente común y corriente que tiene aspiraciones a una vida mejor. El que nos
hayamos ido es nuestra responsabilidad, fue nuestra decisión. Sencillamente era
la decisión más práctica para evitar hambre, cárcel o muerte.
Irnos nos pareció más
coherente que insistir en desalojar al grupo de criminales para conseguir la
liberación. Era más difícil pensar en reorganizar todo el aparato del Estado
para poder reconstruir la república, castigar severamente a los responsables de
tanto desmadre y sus cómplices. Fue impensable en que alguien prestaría
atención a los planes para reestablecer una economía sólida de cero y volver a
gozar de una sociedad de justicia. No nos cuadró volvernos cada uno líderes de
nuestro presente y entender que la sociedad exitosa requiere un alto nivel de
compromiso de cada uno de nosotros. Nos es difícil pensar en ello porque nos
pareció una utopía, sencillamente un sueño.
Y no nos cuadra porque
nos educaron para obtener buenas calificaciones, buenos resultados, un buen
ingreso, una buena vivienda, una vida tranquila. Lamentablemente no hemos sido educados
para perseguir nuestros sueños, para proyectar la vida que queremos, esto es
algo que estamos obligados a cambiar. Pues la Venezuela que queremos hoy no
existe, es tan solo eso, un proyecto, un sueño. Hoy nos toca reestructurar
nuestra forma de pensar a aquellos que queremos lograrlo. Estamos obligados a
proyectar y soñar con esa Venezuela. Con la vida que queremos en ella. Aquella
donde queremos pasar el resto de nuestra madurez, nuestra vejez y volvernos a
reunir en familia.
Organización,
preparación, ejecución, liberación, transición, justicia, democracia, paz y
bienestar. Es este y no otro el camino
que nos toca…
@DimitryBelov
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